Nuria Ruiz de Viñaspre busca luz en la fragilidad con ‘Todo este espacio’
La poeta vallisoletana regresa a las librerías con una obra premiada que, ante las incertidumbres, invita a repensar realidades ilusorias
‘En la tela de araña donde araña y mosca se conocen / en la anegada hormiga que se reencarnó / en un robusto pino y tras ser página fue bosque / respiramos ignorando la muerte / creíamos tenerlo pero todo nada transcurre’, escribe la poeta vallisoletana Nuria Ruiz de Viñaspre (1969) en Todo este espacio, su regreso a las librerías de la mano de Algaida Editores. Un poemario galardonado con el XX Premio de Poesía ‘José de Espronceda’ que la autora presentará este jueves, 7 de noviembre (19.00 horas), en la librería El Rincón de Morla.
La autora de El mar de los suicidas y otros poemas (Huerga & Fierro, 1999) y El temblor y la ráfaga (Editorial Varasek, 2018) vuelve a los anaqueles con un libro que palpita con la fragilidad: una fragilidad que nace de la falta de certezas cuando hasta ignoramos la única –nuestra fecha de caducidad– posible, de una realidad cada vez más difícil de aprehender; una fragilidad que la escritora abraza.
‘Tras romper el cielo sobre la tierra / el agua reclamó su reino / altas torres de lodo dinamitaron el planeta / sobre mi cabeza salpicada / un pulpo de cristal / metal y clavos / ¿esta sucesión de ruinas / fue de verdad una ciudad?’
«Hay un momento concreto en el que despertó en mí ese interés por la fragilidad: la de nosotros y la del planeta. Fue después de escribir Las abuelas ciegas (XII Premio de Poesía ‘Nicolás del Hierro’; Ediciones Arlequín, 2023), donde abordaba la descomposición del lenguaje a partir del encuentro con una mujer con Alzheimer, y donde intentaba también construir un lenguaje nuevo desde lo deconstruido y lo desmoronado. A la par, yo pierdo el trabajo», evoca la escritora en declaraciones a este diario. Las descomposiciones, íntimas y colectivas, confluían. «En ese lugar fue desde donde se erigió ante mis ojos la necesidad de cambiar los puntos de vista, porque este libro trata de la fragilidad, pero también sobre los conceptos erróneos, sobre esas percepciones que nos hacen pensar que el suelo que pisamos es sólido, que nada se tambalea...», abunda la autora de Tablas de carnicero (Luces de Gálibo, 2010).
‘Tras romper el cielo sobre la tierra / el agua reclamó su reino / altas torres de lodo dinamitaron el planeta / sobre mi cabeza salpicada / un pulpo de cristal / metal y clavos / ¿esta sucesión de ruinas / fue de verdad una ciudad?’, escribe visionaria Nuria Ruiz de Viñaspre en Todo este espacio. La naturaleza, subraya, tan protagonista en este poemario, «es el termómetro que nos dice cómo está todo».
‘¿Quién nos dijo que para crear un bosque / bastaba con salpicar de sol el lienzo? / arriesguémonos a desaparecer / en esa forma fugaz que somos’, defiende en otro poema la vallisoletana, que busca y encuentra también esperanza en esa fragilidad del que no pisa suelo firme, del que deja de ser útil a los ojos de los otros.
«Las realidades son múltiples, ilusorias. Percibimos las cosas como si existiesen de forma separada y de manera independiente, cuando la naturaleza nos muestra que todo está conectado. Viene una nueva realidad que es asimétrica como la naturaleza, con sus desequilibrios. Nada dura. Nada está determinado y la imperfección está por todos los lados», defiende la autora, que en un libro que busca «renombrar el espacio» y reconectar con lo natural, cambiando el yo por el nosotros, escribe: ‘Solo el ser humano con todos sus atributos / tiene la capacidad de ser profundamente pájaro / profundamente bosque / aún así la paradoja está servida / el hombre no sabe que lo sabe / sus grises ojos son humanos / tendría que huir el ojo del soplo de lo humano / pasar entre las formas / y entrar en el bosque en busca del pájaro’.
En Todo este espacio resuenan también los ecos de otras voces, que iluminan la palabra poética de la vallisoletana. Son las de Anne Sexton, Paul Celan, Leopoldo María Panero o Hilde Domin. «Para mí la intertextualidad sí que es importante, porque es como esa gota que colma el vaso. Esas citas vienen a mí con una luminosidad impresionante, hablando de lo mismo, dejando que cuelgue en ellas mis poemas», celebra Nuria Ruiz de Viñaspre.