El hospital de campaña da el alta a los Gregorio Fernández de la Vera Cruz
Los técnicos de Las Edades del Hombre certifican en su taller improvisado en la seo que las tallas de la iglesia penitencial, que sigue sin cubrir sus retablos, no han sufrido daños
No hay luz sin su sombra. Cumplidos ocho días desde el desplome de la cúpula de la iglesia penitencial de la Santa Vera Cruz y cinco desde que diera comienzo el traslado a la catedral de Valladolid de algunas de las tallas que se albergaban en el templo siniestrado, la Fundación Las Edades del Hombre mostró esta mañana el estado en el que se encuentran las tallas de Gregorio Fernández El Señor atado a la columna (1619), Nuestra Señora de la Vera Cruz (1623), el Ecce Homo (1620) o El descendimiento (1623), que ha sido desmontado para poder ser estudiado e intervenido en la seo, reconvertida en una suerte de hospital de campaña del patrimonio.
Los primeros cuidados, iniciados este lunes, han revelado que aparentemente ninguna de las obras ha sufrido daño de consideración, al no presentar perdidas en su policromía, ni fisuras. He aquí la luz. Las sombras, en forma de incertidumbre, bañan sin embargo los retablos del templo, incluido el mayor, allí donde fuera entronizado en 1681 el Cristo del Humilladero –con el tiempo, la Dolorosa ocuparía su lugar–, que una semana después del colapso de la estructura siguen sin cubrirse, exponiéndose, por lo tanto, a los efectos del polvo y de la humedad.
«El polvo es un agente de deterioro brutal, absorbe mucha humedad y acaba por solidificarse. Penetra por las grietas de cualquier obra de arte, hasta por los orificios que pueden dejar los insectos xilófagos en la madera», advertía a este diario Isidoro Moreno López, quien fuera restaurador de Las Edades del Hombre entre 2002 y 2018, y buen conocedor del rico patrimonio de la iglesia penitencial de la Santa Vera Cruz a cuyo cuidado ha dedicado, en el pasado, muchos desvelos como restaurador. «He limpiado muchos retablos. Solo quitar el polvo de los arquitrabes es ya una operación muy delicada, porque con la humedad se pega a la superficie. No hace falta ni que haya llovido, basta con la humedad ambiental, que hace que se adhiera al oro, que es muy delicado, por ejemplo. Hay que ir casi milímetro a milímetro», explicaba.
Consuelo Valverde, directora del Centro de Conservación y Restauración de Las Edades del Hombre, fue la responsable de coordinar el traslado de las obras y los trabajos de conservación, en los que se afanan ocho técnicos de Las Edades del Hombre. Haciendo un alto en su tarea, dejando a un lado pinceles, brochas y aspiradores, evocaba este miércoles ante los medios de comunicación el «impacto» que supuso entrar en la iglesia tras la caída de la cúpula. «Todo lo que se pueda decir con palabras es poco... Nuestro interés era acercarnos a cada unas de las obras y de los retablos para hacer una valoración del estado en que se encontraban, si se había producido algún tipo de impacto. Una vez vimos que las tallas se encontraban en un estado muy positivo, montamos el operativo para trasladar de la mejor manera posible las obras con ayuda de las cofradías, que saben muy bien cómo manejar estas obras», recordó la conservadora de la Fundación.
La situación del retablo mayor, reconoció Valverde, sigue pendiente de valoración a la espera de que la empresa constructora termine de despejar la cubierta.
La «rápida actuación» sobre las tallas de Gregorio Fernández ha facilitado su limpieza, celebró Valverde, que descartó que el fuerte impacto de la bóveda sobre el suelo –llegó a producir un ligero hundimiento, como reveló la responsable de restauración de Las Edades del Hombre– haya afectado a los pernos metálicos que fijan, por ejemplo, al Cristo atado a la columna. En «dos semanas» de trabajo, las esculturas podrían estar en estado óptimo, listas incluso para procesionar, si bien se realizará «un seguimiento alargado en el tiempo». Cuando finalicen los trabajos en la seo, los técnicos de Las Edades trabajarán sobre los conjuntos que aún permanecen –en espacios seguros– en la iglesia penitencial.
Jesús García Gallo, delegado de patrimonio del Arzobispado de Valladolid, expresó ayer su compromiso de colaborar de una u otra forma con la cofradía, si bien no quiso aventurar ni los plazos de obra ni el coste de los trabajos.