Diario de Valladolid

Un pincel de Valladolid para retratar la avaricia del protegido del Duque de Lerma

El Museo Nacional de Escultura recibe del Ministerio de Cultura el 'Retrato de Pedro Franqueza y Esteve, I conde de Villalonga', de Juan Pantoja de la Cruz, adquirido por 45.000 euros

Detalle del lienzo de Juan Pantoja de la Cruz

Detalle del lienzo de Juan Pantoja de la Cruz

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Valladolid

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El Museo Nacional de Escultura abre sus puertas a un ilustre vecino de la ciudad, pintor de cámara de Felipe III, maestro del renacimiento. Se trata de Juan Pantoja de la Cruz (Valladolid, 1553 - Madrid, 1608), de quien el Colegio de San Gregorio ya custodia dos óleos sobre lienzo, Virgen Inmaculada con donante y Retrato de clérigo. Con la adquisición en subasta por parte del Ministerio de Cultura del Retrato de Pedro Franqueza y Esteve, I Conde de Villalonga, tras abonar el pasado mes de abril 45.000 euros, el centro estatal consigue ofrecer una visión más completa de quien fuera discípulo de Alonso Sánchez Coello que, pese a practicar la pintura religiosa, se especializó en el retrato cortesano.

El lienzo, de una dimensión de 90 x 75 centímetros, formó parte de la Colección de los Marqueses de Casa Torres hasta pasar a manos de un coleccionista particular. Subastada por la sala Abalarte, tuvo un precio de salida de 30.000 euros.

¿Y quién era Pedro de Franqueza? Protegido del Duque de Lerma, valido del citado Austria, ya en tiempos de Felipe II había ocupado el cargo de secretario del Consejo de Aragón. Bajo el ‘manto’ de Francisco de Sandoval y Rojas tejió una espesa red clientelar que le sirvió para lucrarse. Una coplilla de la época cuestionaba el origen de su patrimonio –‘Más quiero mi pobreza, que la hacienda de la Franqueza’–. Fue nombrado consejero de Hacienda y secretario de Estado y formó parte de la Junta del Desempeño que debía sanear la Hacienda Real. Acabó sus días preso en León, desposeído de sus riquezas.

Una imagen completa del lienzo

Una imagen completa del lienzo

«Este retrato nos presenta a un satisfecho hidalgo en el cénit de su éxito, ricamente vestido, con un collar de oro con la cruz de Montesa cuajada de rubíes. Se pintó después de 1602, año en el que Franqueza ingresó en esta orden militar, para serle otorgado en Valladolid en 1603 el título de conde de Villalonga, fecha y lugar probables del retrato», se advertía en 2005 con motivo de la exposición El mundo que vivió Cervantes, organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. «Se trata de un ejemplo típico de la retratística española, seguidora de un modelo gestado en el siglo XVI, en el que priman la economía de medias y la efectividad representativa. Sin accesorios, la atención se centra en los rasgos del personaje, tanto en los fisonómicos como en los de clase, al detenerse en la calidad de las ropas que viste o de las joyas que porta. Franqueza, comparado por sus enemigos al avaricioso rey Midas, aparece cargado de oro, mostrando su encomienda de caballero recargada de piedras preciosas», añadían en la citada muestra, en la que se exhibió el óleo sobre lienzo de Juan Pantoja de la Cruz que ahora regresa a Valladolid.

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