TAC VALLADOLID 2024
Un canto a las calles de Valladolid «como escuela de vida»
El Teatro de Calle de Valladolid celebra la primera jornada con un tributo a Claire Ducreux, buscando la ternura, la emoción y el humor con ‘Claudette’, ‘H’ y la ‘Extraña Sinfonía’
«La calle es la más bonita escuela de vida», dijo, y su sentencia sonó como el mejor resumen para estos cinco días de teatro por los más variados rincones de Valladolid. El Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle puso en marcha este miércoles su vigesimoquinta edición entregando su galardón, El Comediante de Eduardo Cuadrado, a una Claire Ducreux que tiene en el TAC «parte de su ADN como artista», que encuentra en su público «una complicidad especial».
Valladolid
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Leticia Fernández
«En la calle hay que aprender a coger lo que pasa de verdad, el momento, como un rayo de sol... La vida tiene más fuerza que cualquier cosa que se pueda escribir. En el teatro, como en la vida, hay que dar espacio para acoger lo que sucede, para compartir. La calle es una preciosa escuela de humildad y generosidad», celebró Ducreux –una «clown de corazón y una bailarina de emoción», como la definió la concejala de Cultura Irene Carvajal– en declaraciones a los medios unas horas antes de recoger en el Museo Patio Herreriano el reconocimiento a su trayectoria del Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle.
Una trayectoria con cruces constantes con el TAC. En Valladolid la francesa presentó su primer espectáculo, Fragile, en la edición inicial del festival, y aquí presentará el que esta llamado a ser el que cierre su carrera como bailarina, 25 años después, con Fleurir les abîmes, de jueves a sábado en las ruinas de la Colegiata Santa María La Mayor. «Pasa el tiempo y me empieza a limitar demasiado el cuerpo. Quiero irme con buen gusto», expresó antes de reconocer que, quizá, vuelva con «otro lenguaje, no corporal», para «no dejar el contacto con el público».
Cuando Ducreux recogía su galardón, hacía ya un rato que la Mimo’s Dixie Band había comenzado a animar el entorno de Poniente. El TAC comenzaba ya a palpitar. Eran los primeros compases del festival, que tuvo este miércoles su primera jornada, reducida a una docena de propuestas.
Combinando los malabares con las marionetas, Sara Martínez y Alex Allison, de la compañía Balancetoi, desplegaban en Portugalete –ahí seguirán este jueves y viernes– su particular y tierno homenaje a las abuelas, siempre atentas, siempre cuidadoras, siempre pacientes para arreglar cualquier desastre. Que se lo digan a Claudette, ya sola, ya con tiempo para cumplir los sueños postergados, ‘reconvertida’ en artista mientras ‘colabora’ con el joven intercambiado pelotas en una medida coreografía. Han llegado a Valladolid después de triunfar hace unas pocas fechas en la Feria de Arte Callejero Umore Azoka de Leioa, Vizcaya.
También en esa cita obtuvo premio otra de las compañías que ayer dejaron su huella en el estreno del 25 TAC, la catalana La Corcoles que puso en escena, en San Pablo –también hasta el viernes–, el espectáculo de circo, danza y funambulismo H. Mariona Moya sobre el alambre ejecutando su delicada coreografía, desafiando la lógica para avanzar, retroceder, recostarse y hasta colgarse del cable haciendo contener la respiración al público.
Y de la contención al desenfado de los estrafalarios Albert Moncunil y Sara Ortiz, miembros de la compañía andaluza Vol’e Temps, que ofrecieron otra forma de entender el circo, arrancando sonidos con pelotas de ping-pong que él atrapaba y lanzaba con la boca sobre sartenes y cazuelas, mientras ella, sobre patines, bailaba y tocaba el clarinete interpretando una Extraña sinfonía, jugando –o simulando– a bordear el desastre en sus acrobacias y piruetas, buscando la complicidad y risa del público.
Este jueves, con el TAC desplegando ya toda la variedad de propuestas de la que es capaz, acogerá estrenos como los de Alberto Velasco y el grupo coral vallisoletano Tag Time. «En el TAC recibí hace 16 años el Premio ‘Valladolid Propone’. Y esta ciudad siempre me ha propuesto una forma de estar ante el mundo, ante el arte», adelantó ayer el bailarín, actor y coreógrafo, «nervioso» por el estreno en el Campo Grande de Mover montañas. Velasco, premiado en su día por Vaca! y Mademoiselle Monarquía, agradeció el apoyo del festival, indispensable para levantar un espectáculo con el que quiere revisar el folclore «desde el mestizaje».Por su parte, Tag Time llenará las calles de truhanes, tahures, limpiabotas y repartidores de periódicos con La increíble barbería ambulante. «Somos una formación vinculada al barrio. Invertir en cultura es fortalecer el entramado social desde la participación», celebró ayer uno de sus intérpretes, Justiniano García.