Editorial Páramo rescata ‘Guirnalda civil’, versos en el exilio de Jorge Guillén
El libro, una «rareza editorial» que fue publicada en 1970 en Massachusetts, es un «ajuste de cuentas» del poeta vallisoletano con el Franquismo
Es, a decir de los responsables de la reedición, «un libro que ha pasado casi desapercibido» entre los lectores, quizá más atentos a otros de los títulos esenciales que conforman como un todo su Aire Nuestro, como Cántico, Homenaje y Clamor. Es, subraya el poeta Javier Dámaso y encargado del prólogo y aparato crítico del volumen, «una rareza editorial y una sorpresa literaria en uno de los poetas referentes de la llamada Generación del 27», en tanto que rompe con la línea de «poesía pura» que caracterizaba hasta ese momento su obra.
‘Va extendiéndose un magma. / Huelgas, disturbios, choques. / Turbas, heridos, muertos. / ¿Adónde va este caos? / Dirigido atropello. / La Providencia al quite. / Dios y una tiranía’, proclama en los primeros versos del libro que ahora se relanza para «perpetuar su eco, realzarlo».
La editorial vallisoletana Páramo reedita Guirnalda civil, breve poemario que Jorge Guillén (1893-1984) publicó cuando todavía se hallaba en el exilio; «una crítica brutal al Franquismo», advierten desde el sello que dirige Javier Campelo, que vio la luz por primera vez en 1970, en Massachusetts (EEUU).
‘¿Crímenes en cada bando? / De diferente sentido: / Hacia un pasado bramando, / Al porvenir dirigido. / ¿Dos Españas? En efecto. / Una asesinó a la otra. / Y el país quedó perfecto. / ¿Un poeta asesinado? / Mucha gente asesinada. / Sobre el crimen un Estado. / Aquí no ha ocurrido nada’, escribió Guillén en las páginas de Guirnalda civil, cuyos versos acabaron formando parte del volumen Y otros poemas (1973). El vallisoletano, por cierto, dedicó el libro a la memoria del hijo de Leopoldo Alas ‘Clarín’, rector de la Universidad de Oviedo, diputado por Izquierda Republicana, y asesinado en 1937 por los sublevados.
'¿Dos Españas? En efecto. / Una asesinó a la otra. / Y el país quedó perfecto'
«Guirnalda civil aparece como un claro ajuste de cuentas con la terrible experiencia de Guillén en la España franquista», subraya Dámaso en el prólogo, donde evoca su encuentro con el poeta en 1982, en su casa en Málaga, seis años después de ganar el Premio Cervantes. «En un momento se produjo un silencio y fue el propio Guillén quien preguntó cómo era posible que en una joven democracia se siguiera celebrando en el Teatro Calderón de Valladolid, con desfiles paramilitares, la efeméride del 4 de marzo. Había visto en la televisión cómo, con motivo del aniversario de la fusión entre Falange y las JONS en 1934, se llevaban a cabo ostentaciones paramilitares por el centro de la ciudad, y le parecían fuera de lugar en una democracia», recuerda el profesor en el volumen de la editorial Páramo.
La anécdota, el recuerdo del asombro de un anciano pero lúcido y activo poeta, que aún escribía, le brinda a Javier Dámaso la oportunidad de recordar cómo Guillén se salvó de ser fusilado –«los jerarcas del bando rebelde militar no querían otro poeta mártir», explica–, o cómo Juan Ramón Jiménez no le perdonó que impartiera el discurso del Día de la Raza, el 12 de octubre del 36, en la Universidad de Sevilla, dos años antes de partir al exilio después de que hubiera sido inhabilitado para cualquier cargo académico y privado de sueldo.