Malalengua vuelve a escena con una obra sobre épica y masculinidad
La compañía vallisoletana estrena este fin de semana en el Calderón ‘Eres un trozo de mierda que no quiere impresionar’, en coproducción con el teatro
El Teatro Calderón acoge este fin de semana el estreno del último espectáculo de la joven compañía vallisoletana Malalengua, tras algo más de un lustro alejada de los focos. Se trata de Eres un trozo de mierda que no quiere impresionar, montaje coproducido junto al coliseo en colaboración con Anden 47, y que parte de Calderón de la Barca, de las cuestiones existenciales que desprende El príncipe Constante, y Chrétiene de Troyes y El cuento del Grial.
¿Qué importancia tiene la épica en nuestra generación? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para cumplir unas expectativas que a menudo no nos pertenecen», se preguntan Alfredo Noval, Nacho Laseca, Ángél Martín y Luis Heras, cuatro hijos de la década de los ochenta y responsables de este ejercicio íntimo de creación colectiva a partir de sus vivencias. Voces condensadas por Heras, responsable último del texto final. Cuentan con la asesoría de Carlos Martín Sañudo.
«Este espectáculo habla de esa mística en torno a la masculinidad, de esa épica que nos han metido como un referente obligado», explica Noval a este diario antes de uno de los ensayos. «Es una reflexión sobre cómo hemos filtrado todos nosotros, desde que éramos pequeños, un mundo de hombres», abunda Heras.
Los de Malalengua, como apunta Noval, inciden en esa épica, en una militancia impuesta. «No solo están los referentes familiares. Hay detrás toda una cultura popular forjando e imponiendo un ideal de masculinidad. Hemos querido conocer en profundidad esa épica, sin banalizar. Al rascar, uno encuentra esa ideología de la caballeresca, un camino interior que tiene que ver con la mesura. No es la fuerza. No es querer sobresalir. Es algo que se graba a fuego cuando eres pequeño y que uno no puede sacudirse cuando madura. Esa masculinidad se percibe de una manera diferente cuando eres niño, casi de una forma distorsionada, que cuando eres adolescente y vas forjando la personalidad, o cuando eres un adulto», apunta Luis Heras, que recuerda el descubrimiento del Perceval de Chrétiene de Troyes: se necesita un viaje interior para ser un caballero, no la fuerza de las armas.
Malalengua se da el gusto de experimentar por primera vez con el mundo del audiovisual, para evocar los escenarios habitados en un viaje vital que transcurre en el entorno de una piscina, una suerte de sitio de juego donde sentirse libre, donde soñar... «Al regresar a nuestra infancia para descubrir cuáles eran nuestros referentes, vimos que no los podíamos separar de la televisión. Nos marcó culturalmente, como ahora puede ocurrir con las redes sociales. Ese tipo del anuncio que se quita la camiseta y al que todas las chicas quieren ver. Todos hemos soñado con esos pectorales. Por eso somos esos trozos de mierda, porque hemos sido incapaces de tenerlos pero nos sentimos muy agusto con nuestro físico. En las distancias cortas es donde un hombre se la juega, decía aquel anuncio de colonia y, a lo mejor nosotros, en esa tesitura, nos hemos puesto más nerviosos que otra cosa», advierte Noval.
Aunque el montaje es el fruto de las vivencias de cuatro hombres, la mirada que proyectan no entiende de géneros, como subraya el actor medinense. «El monstruo es el mismo, tanto para las mujeres como para los hombres. Como se dice en la obra, las aspas de la trituradora del capitalismo están siempre sobre nosotros. Es algo generacional. Pensar en cómo nuestra generación se ha ido construyendo, cómo ha sido ese camino, es algo que también les afecta a ellas. Esas armaduras con las que nos hemos protegido durante años al final también nos han lastrado en nuestras relaciones», desliza Noval.
"Esas armaduras con las que nos hemos protegido durante años al final también nos han lastrado en nuestras relaciones"
Eres un trozo de mierda que no quiere impresionar supone el regreso a las tablas de Malalengua tras unos años de silencio. La última función de Woyzeck!!! fue hace ya seis años, celebrando en la Escuela de Arte Dramático de Castilla y León –en cuyas aulas se formaron los miembros de la compañía–, en 2018, el Día Mundial del Teatro. Más de un lustro, pues, desde que no se subían juntos a las tablas. Sí lo habían hecho Alfredo Noval, Luis Heras y Nacho Laseca en Atocha, el revés de la luz, un montaje de Javier Durán de 2021.
Aunque las agendas de cada uno no lo han puesto fácil, en estos cinco últimos años no han faltado los intentos de la compañía –su «refugio particular», la «casa» donde construyen su «identidad artística», explican– de volver a levantar un espectáculo. «Nos hemos visto incapaces de sacar nada adelante, no solo un montaje de teatro, sino hasta un cortometraje. En el momento en que empezábamos a preparar algo nos iban saliendo trabajos a cada uno de nosotros», explica Noval, que desde ese 2018 ha actuado para Blanca Portillo (El ángel exterminador) o Magüi Mira (Penélope), así como en producciones del Centro Dramático Nacional (Firmado Lejarraga) o de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (Troyanas y La vida es sueño, con la que estuvo nominado a un Premio Max y con la que ganó, por su Segismundo, el Premio de la Unión de Actores).
El Teatro Calderón de Valladolid ha sido el artífice del reencuentro, con una residencia artística de un año que les ha permitido desarrollar este Eres un trozo de mierda que no quiere impresionar.