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A subasta un lienzo del más importante pintor vallisoletano del siglo XVII

Con un precio de salida de 40.000 euros, La Suite ofrece un ‘Cristo vestido de sacerdote jesuita’ de Diego Valentín Díaz, amigo de Gregorio Fernández o Diego Velázquez

Detalle de la obras subastada. | LA SUITE SUBASTAS

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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El próximo 7 de marzo, la sala barcelonesa La Suite sacará a subasta cerca de ochenta obras de arte medieval, renacentista, barroco y virreinal: son tallas en madera policromada, cruces procesionales, trípticos de viaje así como óleos sobre tela, cobre o madera. En el catálogo, sobresale como una de las obras con mayor precio de salida –40.000 euros– el óleo sobre tela Cristo vestido de sacerdote jesuita adorado por ángeles , realizado en sus años de madurez por el vallisoletano Diego Valentín Díaz (1586-1660), considerado «el pintor más importante de la escuela vallisoletana en la primera mitad del siglo XVII» por el historiador Enrique Valdivieso González, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y autor de La pintura en Valladolid en el siglo XVII (1971).

Una imagen de la pintura subastada. | LA SUITE SUBASTAS

La obra subastada es una pintura de 245 x 205 centímetros que remite, por su semejanza, a otro similar suyo que cuelga de la sacristía de la iglesia de San Miguel y San Julián, en Valladolid, de 1615. Hasta 2020, el lienzo había permanecido en manos de un coleccionista catalán –se desconoce desde cuándo–, para pasar entonces a formar parte de la colección de un particular madrileño.

«Las características técnicas de este pintor se reconocen con claridad en la configuración de la anatomía de Cristo y también en la de los dos ángeles que le flanquean, quienes muestran rasgos dulces, amables, profundamente intimistas. Los detalles de los prolijos bordados que llevan los ángeles en su túnica evidencian también la técnica de Diego Valentín Díaz, quien además de pintor fue también un excelente policromador de imágenes escultóricas», advierte Valdivieso González en un informe facilitado por la casa de subastas.

'Presentación de Jesús en el templo'. | MNE

El Museo Nacional de Escultura, por cierto, atesora varios lienzos del vallisoletano, como una Sagrada Familia con San Joaquín y Santa Ana o una Presentación de Jesús en el templo que custodia desde 1851, cuando no se había cumplido ni una década de la fundación del Museo Provincial de Bellas Artes, germen del actual MNE. También un retrato de Gregorio Fernández, de 1630, realizado por Diego Valentín Díaz.

Retrato de Gregorio Fernández. | MNE

En el óleo a subasta, Diego Valentín Díaz hace rodear a Cristo por ángeles en vuelo y de rodillas en adoración y oración. Los de la izquierda sostienen flores y un mensaje en filacteria: ‘Mira la faz de Cristo tu protector’. Este Cristo vestido de sacerdote jesuita, de 1653, responde a un modelo iconográfico que tuvo mucho predicamento en Valladolid, para extenderse después hasta llegar, incluso, a territorio americano, donde la compañía realizaba su labor evangelizadora. 

Un modelo que tuvo su origen en la mística vallisoletana Marina de Escobar (1554-1633) –la citada pintura de Diego Valentín Díaz en la iglesia de San Miguel y San Julián es una Visión de Cristo vestido de sacerdote por Marina de Escobar ; en otras ocasiones, el maestro vallisoletano también retrataría a la religiosa en otra composición similar junto a su confesor Luis de la Puente–.

'Visión de Cristo vestido de sacerdote por Marina de Escobar'. | L. F. G.

Autor tremendamente reputado en su tiempo, la correspondencia de la época revela la estima y amistad que le tenían coetáneos como el escultor Gregorio Fernández, o los pintores Francisco Pacheco, Felipe Gil de Mena –discípulo de Díaz– y Diego Velázquez.  

Gozó, según informa la investigadora Macarena Moralejo Ortega en la web de la Real Academia de la Historia, del «reconocimiento de la crítica como el pintor más completo de la escuela manierista de pintura castellana, puesto que se distinguió por el cultivo de casi todos los géneros: pintura religiosa, retratos, bodegones, paisajes, vanitas, arquitecturas fingidas, decoraciones murales e incluso la policromía de esculturas». El mismísimo Gregorio Fernández acudió a él para policromar el conjunto de la Sagrada Familia que realizó para la Cofradía de San José de Niños Expósitos, hermandad benéfica que estuvo radicada en la primitiva iglesia de San Lorenzo de Valladolid.

Hijo del maestro policromador Pedro Díaz Minaya, Diego Valentín Díaz firmó en 1608 el contrato para realizar el retablo mayor del Convento de Santa Catalina en Valladolid. También intervino en los Conventos de San Francisco, San Benito y Porta Coeli. El Ayuntamiento de su ciudad natal, consciente de la repercusión de sus proyectos, le encargó un lienzo de gran tamaño para el techo del salón principal del edificio municipal, recuerda Moralejo Ortega. Su fama le permitió extender su ámbito de trabajo por Galicia, Asturias, País Vasco, Madrid o La Rioja.

Hombre culto, en su casa familiar –en el entorno de la plazuela del Almirante, hoy ocupado por el Teatro Calderón– guardaba medio millar de libros –tal y como hizo constar en su testamento–, así como  estampas, grabados y dibujos de artistas como Federico Barocci, Antonio Tempesta, Rubens o Durero. Perteneció a la mayor parte de las cofradías penitenciales de Valladolid y fue patrono del Colegio de Niñas Huérfanas, fundado en 1546 en el actual Paseo de Zorrilla, cuya iglesia decoró con sus pinturas.