Mozart, al fin, llega al Calderón con la comedia y miserias de ‘Così fan tutte’
Con un enfoque historicista, el teatro vallisoletano recupera una ópera que tuvo que cancelar en 2021 y que retrata las vergüenzas de una sociedad «patriarcal y capitalista» que juzga a la mujer
Si ya de por sí la ópera –dada la complejidad y coste de los montajes– llega como el acontecimiento más esperado cada temporada al coliseo vallisoletano, la inminente representación de Così fan tutte ( Ossia la scuola degli amante ) acentúa su carácter único. El Teatro Calderón, obligado a cancelar su puesta en escena a lo largo de 2021, salda una de sus últimas deudas pendientes a cuenta del estallido de la pandemia.
«Por fin hemos podido reunir a todo el elenco para abordar a uno de los grandes del repertorio como Mozart», subrayó esta mañana el director artístico del espacio, José María Viteri, de esta producción del Teatro de la Maestranza, del 31 de enero al 4 de febrero en Valladolid. La concejala de Cultura, Irene Carvajal, celebró que se haya podido recuperar un espectáculo –«Una fábula que nos advierte de la importancia de no juzgar, de perdonar», resumió– que contribuirá a seguir posicionando Valladolid en un lugar destacado por su programación cultural.
Vuelve al Calderón, en la dirección musical, un Carlos Aragón que se pone al frente de la Orquesta Vespres D’Arnadi para ofrecer un enfoque «historicista» –de ahí, advirtió Viteri, que en esta ocasión la OSCyL no comparezca en el foso del teatro–. «Utilizan instrumentos originales de la época de Mozart y Lorenzo da Ponte, con cuerdas hechas de tripa, con un sonido más aterciopelado e incisivo», explicó el primero.
Con el respaldo del Coro Lírico del Teatro Calderón –a las órdenes de Sergio Domínguez– y con Jaquelina Livieri, como Fiordiligi; Carmen Artaza, como Dorabella; Josep-Ramón Olivé, como Guglielmo; Joel Prieto, como Ferrando; Enric Martínez-Castignani, como Don Alfonso; y la vallisoletana Paula Mendoza, como Despina, ofrecerán una «propuesta atrevida, fresca y dinámica». «En el trasfondo de la partitura hay un anhelo de modernidad. Es una ópera casi naturalista, con conflictos cotidianos de sus contemporáneos. Eso le hizo a Mozart componer música programática para subrayar el estado anímico de los personajes», concluyó Carlos Aragón.
Así hacen todas o La escuela de los amantes, ya se sabe, comienza cuando dos hombres, Ferrando y Gugliermo, aceptan el desafío del crápula Don Alfonso de poner a prueba la fidelidad de sus prometidas, Fiordiligi y Dorabella.
«Es una obra absolutamente machista», reconoció el director de escena Rafael R. Villalobos después de remarcar que esta obra es un buen ejemplo «de cómo se resignifica todo con el paso del tiempo». El director de escena, dramaturgo y escenógrafo sevillano, sin «renunciar» a los tintes cómicos del libreto, subrayó los aspectos filosóficos encerrados en esta historia, tercera colaboración entre Mozart y Da Ponte, tras Las bodas de Fígaro y Don Giovanni .
«Lejos de querer hacer un alegato feminista, es importante mostrar cómo aquellos hombres privilegiados de 1790 juzgaban a estas mujeres», reflexionó Villalobos para recordar el interés de Lorenzo da Ponte en «un teatro social y político» mal visto por las autoridades de su época, en los albores de la revolución.
«Encontró la forma de hablar de todo aquello, de la explotación de los trabajadores y de la explotación sexual de las mujeres», celebró el responsable de la puesta en escena, para quien Così fan tutte nos interpela, en pleno siglo XXI, entroncando con cuestiones como «el patriarcado y el capitalismo, que se dan la mano para perpetuar los privilegios de los hombres blancos».