SEMINCI 2023
Kiti Mánver, Espiga de Honor en Seminci, «La presencia de la mujer en el cine está subiendo»
La Semana de cine reconoce la trayectoria de la actriz malagueña, que en la presentación de la comedia 'Mamacruz' reconoce entre risas tener casi los mismos años que el Festival
Seminci premia la trayectoria de Kiti Mànver, la actriz malagueña a sus 70 años vuelve a protagonizar un papel protagonista en ‘Mamacruz’, una comedia sobre las relaciones sexuales en la tercera edad, dirigida por la venezolana Patricia Ortega. Un largometraje desde un punto de vista femenino, algo que la malagueña cree que está empezando a aflorar en el cine desde una perspectiva diferente
Pregunta.– Regresa a la gran pantalla con Mamacruz, una comedia que habla de un tema que es prácticamente tabú, las relaciones sexuales en edades avanzadas. ¿Por qué cree que es un tema que en muchas ocasiones está guardado en un cajón? Usted ha dicho que el sexo es inherente al ser humano.
Respuesta.– Se lleva hablando tiempo, pero Patricia Ortega -la directora- lo que está haciendo es visibilizar esto desde el punto de vista feminista, pero también les pasa a los hombres, quizás es porque la sociedad que hemos creado y está previsto hacer es una vida que es la que tienes que hacer y eso va siempre en detrimento de los deseos, del gozo y de pensar más en ti mismo. La mujer ya con el tema de los cuidados ni te cuento, primero en casa ayudas, luego el novio, marido, hijo, luego tu casa, tu economía, tu nieto, y así. Cumplir algo que se supone que es lo que está bien, la religión también ha ayudado bastante sobre todo hay más carga en la mujer porque tiene que parir. Eso yo creo que se está rompiendo porque es antinatural, lo natural es que la gente tenga sexo, es una parte lúdica, existencial.
P.– Pero la sociedad va avanzando hacia esa conciliación, aunque poco a poco, y la mujer va cediendo cierto espacio en esos aspectos a los que se refería y tiene más tiempo para ella misma.
R.– En Mamacruz lo que pasa es que ese deseo, que explota, que surge, es como el detonante para que todo un montón de cosas que se han quedado olvidadas, empiecen a aflorar. Empieza el sexo en el autobús, en más sitios… no es una película en contra de la iglesia porque ella es creyente y no deja de serlo, lo que sí existe es el conflicto y las dudas de ellas al respecto. No es una película de que hay un marido y no lo quiere, o un amante, ella quiere satisfacer esos deseos con su marido que es lo que quiere. Yo vengo de una generación, cuando yo era una cría de 13 o 14 años se vivía el movimiento hippie, aunque todavía vivía Franco, y se perseguía muchísimo. Yo soy una mujer espiritual, pero no religiosa, aunque tengo varios años en colegios de monjas, y Patricia hace una película muy respetuosa con ese sentimiento espiritual del ser humano, son las iglesias las que nos fastidian y nos quieren imponer esto sí o no. La película me parece muy valiente, es hermosa, es una forma de contar muy elegante, muy intimista, pero está llena de distintas narraciones que van surgiendo y todas tienen su conclusión y la evolución de mi personaje Mamacruz como al principio está haciendo con su hija lo mismo que hicieron con su madre, de coartarla, pero como ese deseo le va ayudando a abrir un poco de aire y a ver más cosas de la vida, y todo va evolucionando al respecto y le dice a su hija que no quiere que le pasa, que sea feliz y haga lo que quiera hacer.
P.– Habla de iconografía, de religión, en la película hay una escena con mucho componente, en el que su personaje se acerca a un cristo. Esto ayuda también a romper ciertos prejuicios con ese acercamiento.
R.– Sí, es el realismo mágico. Es una ensoñación porque ella es creyente y está viendo el deseo y tiene esa ensoñación, es un momento de una belleza porque Patricia considera que la religión está llena de sensualidad. Se ve muchas veces en los cristos que son musculosos, estupendos, con el torso desnudo y ella está en esa evolución del deseo y empieza a escuchar los textos desde otra perspectiva, con todo el erotismo que lleva por ejemplo el Cantar de los Cantares.
P.– Volviendo a hablar del sexo, sin ser un tema tabú, al estar más generalizado en la sociedad. ¿Cómo valora el acercamiento de Internet que permite a muchas franjas de edad satisfacer ciertos deseos?
R.– Sin duda que hay una parte de Internet que es magnífico que es aprender ciencia, historia, cocina, a llevar un huerto… pero hay porno por supuesto. Hay una inmensa mayoría que no nos está haciendo demasiado favor en la educación sexual de la juventud, los jóvenes utilizan viagra para hacer el amor a esas edades, un porno tan absolutamente fácil, tan de patriarcado que luego no saben hacer el amor con su novia. Piensan que van a algo muy de sopetón, Internet como todo lo que se necesita es educación para poder elegir, si solo tienes eso y no hay otra opción, el resultado es el que se está viendo, pero benditas tablets y bendito Internet, pero por eso el poder lo utiliza para llevarse el gato al agua.
P.– Actualmente está en el teatro con 'El inconveniente', se le ha visto también en series, pero hacía casi dos años en los que no participaba en grandes proyecciones. ¿Qué le ha llevado a estar alejada de la gran pantalla? ¿O no veía ningún papel que le encajase en este momento de su trayectoria?
R.– Yo estaba bastante agotada antes de la pandemia, estaba llegando a un límite de cansancio y venía planteándome que tenía que parar, marcar distancia y retomar lo que venga, pero vino la pandemia que me favoreció porque estaba exhausta, y una de las cosas para lo que me sirvió, no en mi caso porque la profesión nuestra fue súper golpeada, es para tener ese tiempo para meditar mucho y decirme: ‘a dónde vas tú, has hecho muchas cosas, no me quiero retirar pero no quiero esa vorágine de hacer las cosas tan rápidas. Sigo trabajando, pero más comedidamente, con un tempo más acorde a mi edad, digo la edad en positivo porque me merezco desarrollar una parte personal que a mí me hace bien.
P.– El cine español atraviesa un buen momento se está viendo en esta Seminci, con muchas proyecciones y muy variadas. ¿Qué radiografía hace desde dentro del momento actual?
R.– Una de las cosas que me gusta es que hay muchísimos géneros, antes había comedia que nos gusta de muchas risas y evidente, o ese cine más hermético para sortear la censura se buscaba unas narraciones de otra manera y la preparación es mucho mejor. La gente joven viaja muchísimo más, maneja más idiomas, tienen un sentir más universal. Hay una cosa muy favorable para el trabajo de un actor es que se ha roto eso que había que era o de cine o de teatro. Ahora estos jóvenes te hacen una escena de acción trepidante como en ‘La casa de papel’, y luego tienen que hacer una ‘escenita’ con unos matices finísimos y tienen una preparación muy buena. He visto evolucionar más, pero siempre hay mayoría de cosas de adolescencia, pero el poderío del dinero es lo que favorece más. La presencia de la mujer en el cine está subiendo y hay películas impresionantes, por lógica el hecho de que se cuenten desde la perspectiva de la mujer cambia completamente la narración y hay muchas sorpresas y muy bien recibidas. Lo único es lo de siempre, la penuria económica que la cultura tradicionalmente en este país en comparación con otros países es una birria, las subvenciones se las llevan las grandes empresas y los bancos.
P.– Blanca Portillo decía en una entrevista a este diario que esperaba que la Espiga no pesase , lo tomaba como un acto de cariño. ¿Qué supone el reconocimiento de un festival con tanta solera?
R.– Muerta de miedo. Es lo que nos pasa a los actores. Lo recibo con muchísimo cariño, es una evidencia que premia los años que has estado trabajando y con la mayor humildad posible, te da muchísimo gusto, pero con los premios hay que tener muchísimo cuidado, hay que comprender que es un momento, un empuje para lo que estás haciendo en ese momento y los medios van a hablar más de ello te echan una mano, pero la realidad es el día a día, y si te quedas pensando, que soy la del premio… pero siempre es para bien.
P.– ¿Se ve en tres meses recogiendo otro premio cerca de aquí, en la gala de los Goya?
R.– (ríe) Para, para… el frenesí es lo que he abandonado desde la pandemia. Estoy muy tranquila, y gozando los momentos.