Diario de Valladolid

SEMINCI 2023

Méndez Esparza bucea en el universo de Millás con una fábula de autorrealización, vampirismo y venganza

El director del largometraje que compite en la Sección Oficial del Festival presenta la película junto a Malena Alterio y Aitana Sánchez Gijón

Equipo de la película 'Que nadie duerma'. PHOTOGENIC

Equipo de la película 'Que nadie duerma'. ICAL

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Diario de Valladolid | El Mundo
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El cineasta madrileño afincado en Estados Unidos Antonio Méndez Esparza dio el pistoletazo de salida hoy a la segunda jornada de la 68 Semana Internacional de Cine de Valladolid con el estreno mundial de ‘Que nadie duerma’, la adaptación a la gran pantalla de la novela homónima de Juan José Millás. La película supone el primer gran papel protagonista de Malena Alterio, que encarna a Lucía, una mujer cuya vida da un vuelco al quedarse sin empleo y que se verá obligada a reinventarse en una historia donde lo cotidiano y lo extraordinario, fábula y realidad, amor y terror, se entretejen.

Después de filmar largometrajes como ‘Aquí y allá’ (2012), ‘La vida y nada más’ (2017) o el documental ‘Courtroom 3H’ (2020), Méndez Esparza ha rodado por primera vez en España un relato sobre la autorrealización, la soledad y el vampirismo, c uyo peso descansa casi por completo sobre las anchas espaldas de Malena Alterio, auténtica responsable de que el film se sostenga.

Con una combinación de tonos y géneros que bascula entre la comedia, el thriller o incluso el terror, ‘Que nadie duerma’ retrata a través de su protagonista una sociedad quebrada, a punto del colapso y huérfana de esperanzas, que se aferra como a un clavo ardiendo a lo único que puede salvarla: la ficción. 

“Es una película que reflexiona sobre las ficciones y por qué las construimos. Lucía, para intentar escapar de la injusticia que ha vivido, construye un mundo de ficción que la protege y empodera”, señaló en declaraciones recogidas por Ical la coguionista, Clara Roquet, que inauguró Seminci hace dos años con su ópera prima, ‘Libertad’. Ella citó referencias como ‘Taxi Driver’ o ‘Joker’ para apuntar el camino al que se ve abocada la protagonista, inmersa en un contexto de precariedad laboral, sentimental y mental que acaba por detonar. 

‘Que nadie duerma’, en palabras del director, es en cierta forma una “venganza” contra sí mismo, ya que en todas sus películas anteriores él siempre ha “vampirizado la realidad” de otras personas y se la ha apropiado para dar forma a sus obras. Según detalló, la novela de Millás “tenía una parte casi imposible de adaptar”, lo cual les obligó a emprender “un proceso de reescritura muy hermoso” en el cual se vieron obligados a “eliminar una parte de la novela y a crear otra bien diferente”. 

El proyecto, que comenzó a cobrar sentido en diciembre de 2018, hace cinco años, llegó entonces a manos de Malena Alterio, que lo primero que pensó al leer el guion fue: “¡Dios mío, ¿esto cómo se hace?”. “Para mí misma pensé: ‘Esto no se va a hacer’. No tenía ninguna confianza, y en realidad lo veía demasiado grande para mí, pero después poco a poco el proyecto fue saliendo adelante y ahora estoy súper orgullosa y muy agradecida”, comentó.

Alérgico a lo predeterminado

La actriz se refirió al director como “un auténtico personaje”, y afirmó que “tiene una manera de trabajar muy especial” que, a ella, personalmente, la “descolocaba”. “Es alérgico a cualquier cosa predeterminada. Es amante de lo verdadero, y para conseguir eso se pone a rodar y ancha es Castilla... Hasta que te quedas sin recursos. Yo cada día me iba a casa cada día pensando que no sabía lo que estaba haciendo, pero confiando en que estaba en buenas manos”, aclaró.

Así, para intentar meterse en la piel de Lucía, se convirtió en “una especie de Glòria Serra que iba entrevistando a taxistas, profesoras de canto u otros tantos personajes maravillosos que van apareciendo en la historia”. Sobre la libertad de que gozó para interpretar el papel, Alterio apuntó que, “a la hora de la creación”, los actores suelen estar “demasiado acotados y conducidos”. “De repente, estar en un proyecto donde estás cocinando sin saber adónde vas y qué vas a contar, es oro. Ha sido un regalo, una aventura. Me ha dado mucho vértigo y miedo, pero creo que ha valido la pena”, resumió.

Méndez Esparza, por su parte, señaló que la película es “muy azarosa”, ya que, por su forma de trabajar, siempre “abraza” lo que se encuentra en la realidad, “a veces con demasiada efusividad”. “Ahí está la riqueza de la película, que tenía que chocarse contra la realidad, y el taxi era el dispositivo ideal para que eso sucediera”, abundó.

También intervino en la presentación a los medios Aitana Sánchez-Gijón, que interpreta a Roberta, una productora teatral clave en el desarrollo de la historia. “Me presté al juego muy feliz, porque como no tenía la responsabilidad de Malena. En mi caso el rodaje era como entrar en un laboratorio, que me permitía trabajar desde un lugar especial. A veces nos mirábamos con los ojos como platos, pensando en qué iba a quedar tras el montaje de lo que estábamos haciendo, pero disfruté de una sensación de tranquilidad y libertad”, resumió.

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