José Noriega compone en el MPH el relato infinito de su poética abstracta
Reúne en 'Es múltiple la imagen siempre, aunque sea una sola' el fruto de ocho años de trabajo, mostrando un millar de tacos xilográficos donde desarrolla su personal lenguaje simbólico
Poeta, artista plástico y responsable de uno de los proyectos editoriales más singulares que hayan existido hasta la fecha, como es El Gato Gris, José Noriega emprendió hace ocho años en su refugio de Velliza la titánica tarea de desarrollar un lenguaje propio, inagotable, sugerente, tan propio como ajeno. Una poética de palo , le llama. Un universo sígnico infinito. Desde esta mañana lo exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano con la exposición Es múltiple la imagen siempre, aunque sea una sola .
«En la prehistoria, el ser humano arañaba las paredes de las cavernas: aquellas rayas no contaban nada, pero eran poesía; luego llegaron los dibujos de los animales, y aquello sí contaba algo, pero ya era menos poesía. Estas son las piezas de mis relatos interiores. Hay piezas que son dulces y otras que son más oscuras, quizá como el día en que fueron hechas. Esos poemas son míos, pero cualquiera los puede hacer suyos. No necesitan explicación», advirtió Noriega junto al millar de tacos xilográficos que visten una de las paredes de la Sala 0 del MPH, el cuerpo central de Es múltiple la imagen siempre . Es como observar las nubes, casa persona encuentra en ellas su propia forma. Este es el momento del espectador , sugirió el artista.
En esa poética sobre madera, en ese juego de vaciados, de positivos y negativos, el creador logra el milagro de componer un relato diferente en cada momento. Y lo hace con esa voz tan esencial como el paisaje de Torozos o de Tierra de Campos, sutil y limitada en su naturaleza, pero siempre diferente.
En la muestra, que se extiende por el claustro –donde despliega 380 estampas xilográficas en Un camino – y el vestíbulo, Noriega se muestra laberíntico en sus formas; delicado en las frágiles figuras que flotan en unos tacos vaciados, maderas que lucen sus vetas; o tenso en la confluencia de grandes masas y de estilizados volúmenes.
A veces, en esos tacos –como con las nubes–, uno cree ver paisajes o bodegones. Y hasta una figura humana parece dibujarse en una estampa, en una vitrina que recoge parte de su carpeta de xilografías En la oscuridad de la pandemia (2020).
Se diría que en Es múltiple la imagen siempre, aunque sea una sola está presente el artista, el poeta y el Noriega editor que publicó a Moga, Jiménez Lozano, Colinas, Valente, García Montero, Mestre o Panero. En el citado vestíbulo del MPH, a unos metros donde descansa su vieja Minerva -máquina para imprimir-, se levanta la Casa para la poesía que en 1988 diseñaran Enric Miralles y Benedetta Tagliabue para una edición de El Gato Gris, con poemas de Miquel Martí i Pol. Hoy, esta ‘casa’ atrapa en sus paredes la poética de palo de José Noriega.