Alfredo Noval vuelve a Valladolid como el gran Segismundo de Calderón
El actor medinense protagoniza este fin de semana en el Teatro Calderón, a las órdenes de Declan Donnellan, ‘La vida es sueño’, una coproducción de la CNTC y la inglesa Cheek by Jowl con apoyo del Barbican
Cumplido casi un mes desde su estreno en Sevilla, la Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta este fin de semana en el Calderón su último montaje, coproducido junto a la inglesa Cheek by Jowl y LaZona Teatro y que cuenta con la colaboración del Barbican inglés y del Scène Nationale d’Albi francés. Todo un Calderón, dirigido y adaptado por Declan Donnellan y Nick Ormerod . Un La vida es sueño protagonizado por el vallisoletano Alfredo Noval , con un elenco que incluye a Ernesto Arias (Segismundo), Rebeca Matellán (Rosaura), David Luque (Clotaldo) y a Manuel Moya (Astolfo).
Y, dando vida al ‘mísero’, al ‘infelice’ Segismundo , el actor de Medina del Campo, en el que reconoce que es, «hasta la fecha», «el personaje» de su carrera. En mayúsculas. «Es así. Te enfrentas a Segismundo y parece que se te abre delante una cueva enorme, y no sabes muy bien cómo vas a salir de ahí», admite un Noval que califica de «sorprendente» el proceso de trabajo con Donnellan y Ormerod. «Tenían las ideas muy claras, querían humanizar a los personajes y ha sido muy placentero entrar ahí. Te hacen sentir lo suficientemente cómodo como para que ese sentido de responsabilidad se transforme en creatividad. Ha sido un aprendizaje », celebra el actor medinense.
No es la primera vez que los responsables de Cheek by Jowl abordan un clásico del Siglo de Oro español -ya hicieron un Fuenteovejuna , allá por los noventa, con el Royal National Theatre-, aunque sí es la primera ocasión que lo levantan con un elenco completamente español. «Declan es un gran conocedor de nuestros textos, de Lope, de Calderón... De Lorca, también. Y se ha empapado del teatro que hacemos aquí. Tiene un gran sentido de la escucha y, como nos decía, aunque no sepa español sí entiende lo que se ‘dice’ en los ensayos. Y es que es el cuerpo el que tiene que hablar . En seguida es capaz de detectar si no estás comprometido con una mínima sílaba. En ese sentido, en ese deseo de humanizar a los personajes, nos hemos visto obligados a traspasar el significado de cada palabra para comunicar, respetando el verso, fiándonos de su poesía y de su musicalidad», detalla el actor.
¿Cómo resuenan en estos tiempos de engaños e imposturas los versos de Calderón? ¿Cómo se percibe este viaje hacia la luz, esta travesía desde las supersticiones y las apariencias al conocimiento? «No es baladí que hayan elegido (Declan Donnellan y Nick Ormerod) el texto ahora. Les gustaba mucho, claro, pero es que son muy conscientes del momento actual. Esas preguntas que se hacía Calderón, ese querer saber qué es la vida, que ni él mismo sabía si era un frenesí, una ilusión o una sombra... Esas preguntas son las que quieren que nosotros nos planteemos, que el público también se las pregunte. No damos respuesta. ¿Puede ser un sueño, cuando hay guerras y pandemias y la gente muere? Si es un sueño también hemos de ser responsables y ser conscientes de lo que hay », apunta Noval. ‘Mas, sea verdad o sueño, obrar bien es lo que importa’, dirá certero su Segismundo en su transformación.
Han pasado ya 11 años desde que saliese de las aulas de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León . No tardó en fundar, junto a varios compañeros de promoción, la compañía Malalengua; tampoco en ir mostrando su talento en montajes de otras formaciones como la desaparecida Teatro Dran. Y llegó el salto, en 2014, de la mano de Blanca Portillo y Juan Mayorga , como el Rafael de Avellaneda del Don Juan Tenorio . Y luego llegaron nuevos desafíos, con el Centro Dramático Nacional o con el Teatro Español, por ejemplo; tragedias de ayer y de hoy, de Séneca o Buñuel , o comedias de Lope. Y las llamadas de directoras como Helena Pimenta, Adriana Ozores o Magüi Mira .
Una década, año arriba, año abajo, en la que Noval ha ido subiendo peldaños incluso en la propia Compañía Nacional de Teatro Clásico. Aquel Don Juan Tenorio era una producción suya, como también lo fueron La Villana de Getafe de la Joven Compañía (2015), El perro del hortelano (2016) o Las Troyanas (2020). Con la distancia del tiempo, Noval reconoce que nunca había imaginado alcanzar lo logrado en estos dos lustros, y recuerda una anécdota reciente con Lluís Homar , el actual director de la CNTC, que al asumir las riendas de la formación expresó su deseo de contar con los intérpretes que habían pasado por la ‘filial’: «Vino al estreno en Sevilla y al acabar entró en el camerino, nos abrazó a todos y me dijo sentirse muy orgulloso de ver ahí a actores como Manuel (Moya) y como yo, que habíamos estado en la Joven y que habíamos superado el casting para hacer La vida es sueño. Y tenía razón, porque fueron unas pruebas abiertas a gente de fuera de la CNTC, con muchos candidatos. Nos animó a sentirnos orgullosos. Me di cuenta entonces de que nos lo habíamos currado. Es algo que te da mucha confianza. Es una recompensa en estos tiempos tan precarios, con tanta competencia, cuando hasta te tienes que buscar otros trabajos para sobrevivir », celebra un Alfredo Noval que el próximo mes de marzo interpretará a Segismundo en el Scène Nationale d’Albi y, en abril, en el prestigioso Barbican londinense.