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Ángel Marcos compone para PHotoEspaña ‘Paisajes de resistencia’

El fotógrafo vallisoletano presenta su trabajo más reciente en una exposición en el Centro de Fotografía f/DKV de Zaragoza

Ángel Marcos durante la inauguración de la muestra. | f/DKV

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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Hay relatos de subsistencia que nacen de la intimidad del individuo, de una historia personal y casi fundacional; otros, sin embargo, apelan al colectivo por su marco histórico, por su discurso social o político. El fotógrafo vallisoletano Ángel Marcos (Medina del Campo, 1955) hila unos y otros en su más reciente propuesta, Paisajes de resistencia , inaugurada el pasado miércoles en el Centro de Fotografía f/DKV de Zaragoza , dentro de la programación de PHotoEspaña 2021

Paisajes como naturalezas intervenidas por el hombre; paisajes que se reconstruyen y se releen desde la memoria.

Para hilar esas historias, el responsable de series como Rabo de lagartija o La subversión íntima , fija su encuadre en lugares de fuertes resonancias, como las ruinas de Belchite , por ejemplo, o el ‘abandonado’ convento de las Catalinas de Valladolid. Y los transforma, convocando la memoria de quienes huían de la guerra o avivando las llamas de quienes provocaron su destrucción por una bandera.

También lo fija en rincones desconocidos, desprovistos de épica, como una vieja construcción de barro y madera que, en la mirada de Ángel Marcos, parece a punto de ser conquistada en su interior por la naturaleza, o un anodino enclave medinense que responde al nombre de ‘Charco Lavaculos’, lugar de recreo del joven que fue. "El campo siempre ha sido lugar de subsistencia: en el campo cogíamos liebres, jugábamos, amábamos... Cuando llovía, y en los regatos se acumulaba agua, echábamos palos, a veces con una vela de cartón, con los que jugábamos", evocaba ayer el fotógrafo a este diario.

Aquellos barcos rudimentarios se extienden ahora –son casi medio centenar– en la sala del Centro de Fotografía f/DKV, protagonizando también una videocreación que cuenta con música de Diego Fernández Magdaleno . El barco como algo más que un juego juvenil.  "El barco que no va a ningún sitio es como nuestra propia tierra. De chicos competíamos a ver cuál corría más, pero había una especie de fantasía, de liberación, de vencer a las inclemencias del tiempo", rememora el artista vallisoletano, que remarca la intención de este trabajo. "Hablo de la resistencia individual, silenciosa, desde los afectos; hablo del deseo que se fundamenta en un anhelo de pervivencia, no de consumo".

Paisajes de resistencia permanecerá en el Centro de Fotografía f/DKV hasta el próximo 29 de agosto.