El leonés «embrujado» por el mar

Un año después de alzarse con el Premio ‘Felipe Trigo’ en su 37 edición, la novela de Juan Carlos Vázquez (Quirós, 1967), Los nombres de los barcos llega mañana a las librerías. Es la primera incursión literaria de este asturiano afincado en León desde hace muchos años y periodista de profesión que conquistó al jurado con una novela con el mar como escenario.Obtuvo un premio de 20.000 euros y ahora su primer hijo de papel y tinta llega a las librerías con el sello de la Editorial Planeta a través de la Fundación José Manuel Lara y con el aval de un galardón convocado por el Ayuntamiento de Villanueva de la Serena (Badajoz) con fama de ser un excelente trampolín para autores noveles.

«Ver editada mi novela es una sensación muy gratificante, aunque también me da mucho vértigo pensar que algo que hasta ahora era sólo mío pueda leerlo todo el mundo. Es una gran responsabilidad pero estoy encantado».

Los nombres de los barcos tiene el mar como principal escenario de la vida y también de la literatura. «El mar me embrujó desde que era un niño. Todos los libros que hablaban del mar eran mi obsesión». Leía todo lo que caía en sus manos «con tal de que oliera a sal», confiesa. Por eso su novela, «huele a sal, a puerto, a barcos». Un trabajo que se ha cocido a fuego muy lento durante prácticamente una década. Pero todo este esfuerzo y dedicación han tenido su recompensa.

La novela arranca en la madrileña Plaza de Neptuno la tarde de celebración del último título de Liga que ganó el Atlético de Madrid, momento que coincide con el robo de dos marinas del Museo Thyssen. Aventuras con trasfondo policiaco, intriga y suspense con la atmósfera de los diarios de navegantes.

Juan Carlos Vázquez estudió periodismo y trabajó en diversos medios de comunicación hasta que en 2007 pasó a formar parte de la Dirección de Comunicación y Relaciones Institucionales de El Corte Inglés de Castilla y León. Y aunque señala que escribir reportajes o entrevistas no es lo mismo que hacer una novela «ya que la ficción te obliga a inventarte una historia que en el periodismo te viene dada», reconoce que su profesión le ha dado tablas y «el hábito de sentarte a diario frente al teclado».

Si el mar es el protagonista de su primera novela, en su segundo libro lo será el carbón. «Trabajo en una novela ambientada en las cuencas mineras en una comarca que conozco muy bien» con unos hombres que «trabajan sometidos a unas condiciones laborales durísimas con el riesgo de morir en cualquier momento atrapados por un derrumbe o por una explosión de gas». Es su particular homenaje a esas gentes, a esos pequeños héroes anónimos de su tierra. «Lo que ocurre es que ahora hay que estar a la altura de lo que esperan de ti», bromea.