Un Otelo actual en el juego de traiciones sirve el drama

Tras alzar Molière el telón del XIII Olmedo Clásico con una comedia, irrumpe Shakespeare en la Corrala del Palacio del Caballero con el drama universal e imperecedero de Otelo (23.00 horas). Todas las miserias del ser humano convocadas para contar la caída y destrucción de un hombre presumiblemente virtuoso y respetado, devorado por los celos, la traición, el racismo, el peso de su propio ego... Clásicos Contemporáneos firma esta adaptación, recortada en cuanto al número de personajes y estrenada en 2017, con Julio Fraga dirigiendo un elenco al que se acaba de sumar Chete Lera dando vida al moro de Venecia, en sustitución de Antonio Dechent. Josu Eguskiza encarna a Yago, el mayor villano que el teatro haya alumbrado jamás.

Con su papel de general, el veterano actor vuelve a Olmedo después de que interpretará en 2009 al rey Basilio de La vida es sueño, junto al Segismundo de Fernando Cayo. Aquel fue, quién lo diría con su trayectoria, su debut con los clásicos. «Yo estaba haciendo contemporáneo; era lo que me tocaba más, pero Pérez de la Fuente me lió para vivir una experiencia que fue bellísima y difícil», reconoce Lera a este diario, que en Olmedo encarnará por tercera vez al asesino de Desdémona.

«Tanto Julio como Sergio Rodríguez, el autor de esta versión, han puesto el foco en conseguir en que el texto llegue bien y con naturalidad a todos los espectadores, que su tragedia cale, para que se entienda bien cómo su enfermedad le lleva a acabar con su mujer y con su propia vida, qué pasa por su cabeza», subraya el actor, recordado por su trabajo en películas como Smoking room o Plenilunio.

¿Es el Otelo de Clásicos Contemporáneos una víctima de las íntrigas; del peso de sus propias expectativas, acaso? «Creo que es un buen hombre metido en un mundo violento», reflexiona Lera. «Se ve de pronto enamorado de una joven criatura, a su edad, cuando el amor, que es algo que desconoce, ya no es algo fugaz. Las dudas le vuelven loco», abunda el actor, que ha tratado de dar vida al personaje tratando de que no le «salpique», «separando los sentimientos» del actor y del personaje, y «queriéndole mucho». «Al personaje que sufre estas patologías hay que quererle y tratarle de entender, ir de la mano con él, como si fuera casi un amigo», sentencia.

Chete Lera reconoce que es imposible no hacer paralelismos entre la caída de Otelo y el de algunos políticos caídos. «Es muy actual. Los seres humanos, con lo estúpidos que somos, caemos en los mismos errores: envidias, traiciones... No me quiero meter con nadie, pero solo hay que ver la que se ha liado con el congreso del PP», advierte el actor.