Borondo, entre el delirio y el sueño con ‘Ubiquitas’ en Rímini
El vallisoletano ha sido premiado en Venecia por su instalación en la capilla de un cementerio
Gonzalo Borondo (Valladolid, 1989) participa hasta el 15 de julio en una exposición colectiva, enmarcada en la tercera edición de la Bienal del Diseño de Rímini, Italia. Comisariada por Eleonora Frattarolo, El diseño del polvo se levanta en el Palacio Gambalunga como «una exposición sobre lo que hemos sido y seremos, sobre lo que nos vuelve intangibles, el resultado de la desintegración y el generador de una nueva vida», advierten los responsables de la cita a través de su página web.
«Es una exposición sobre el polvo y sus diversas formas: residuo estéril de materia descompuesta o matriz molecular generadora de cuerpos y sustancias, un continuo entre la memoria y el olvido», advierten. «El polvo, ‘cubierta del Tiempo’ que recubre los cuerpos de las cosas y los fuerza con una fuerza débil, que forma parte de la visión y nubla los contornos de la forma como un sueño o un recuerdo», matizan.
Borondo, que presenta la instalación Ubiquitas, comparte espacio junto a otros creadores como el veterano Vanni Spazzoli (1940), Maria Elisabetta Novello (1974), Federico Murgia (1989), Raffaello Bassotto (1946) o Paolo Migliazza (1988).
Los responsables de la Bienal definen Ubiquitas como una instalación «sobre la multiplicación óptica y la confusión» a partir de la percepción de una figura femenina, dibujada sobre 12 grandes láminas de vidrio rayado. «Un escenario de memoria entre el delirio, la ilusión y el sueño».
Borondo expuso por primera vez esta obra hace dos años, en Roma, dentro de la colectiva Paradiso inclinato. Y, precisamente, en Italia recibía recientemente Borondo su último reconocimiento, gracias a Cenere, instalación realizada en la capilla del cementerio de la localidad de Selci.
El vallisoletano –el creador figura en The 50 most influential streets artists today (Björn Van Poucke y Elise Luong; Editorial Lanoo, 2016)– se alzaba con el máximo galardón del XII Arte Laguna Prize, en la categoría de Land-Art y Arte Urbano. El jurado reconocía su capacidad para hallar un «equilibrio entre la investigación formal y el profundo respeto al contexto», con una obra que trabajaba con un plano emocional, uno arquitectónico y otro pictórico. «Es un ejemplo excelente de arte público con un marcado carácter contemporáneo», admitían los responsables del galardón –impulsado en Venecia con el objetivo de promover y dar realce al arte más actual–, que quisieron reconocer a Borondo por el «alto valor poético y formal del proyecto, y por abordar un tema crucial como la muerte con una gran madurez».