Diario de Valladolid

Museo de Arte Moderno incorpora a sus fondos ‘Kathleen’, de José Luis Castillejo

El gato gris se instala en el Weserburg de Bremen

Noriega reúne a Gradolí, Lucas y Parreño en la nueva entrega de ‘Zapato de niebla para la poesía’

José Noriega, en el LAVA, en la presentación del segundo número de la revista, y portada de ‘Kathleen’.-J. A. MENÉNDEZ

José Noriega, en el LAVA, en la presentación del segundo número de la revista, y portada de ‘Kathleen’.-J. A. MENÉNDEZ

Publicado por
Julio Tovar
Valladolid

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El Gato Gris vuelve a pisar suelo alemán, aunque esta vez lo hace para quedarse. Si hace diez años el sello de José Noriega participaba en la 59 Feria Internacional del Libro de Frankfurt, invitado por el Institut Ramón Llull para formar parte de la exposición BuchArt. Libros de artista: textos y originales, celebrada en el Museum für Angewandte Kunst, ahora se instala para siempre en el Neues Museum Weserburg de Bremen.

Si en Frankfurt Noriega exhibió dos obras de su catálogo –Amb música de Bach, de Miquel Martí i Pol y de Hernández Pijuan, y Cinc esbossos de possibles variacions melangioses, de Martí y Pol, Enric Miralles y Benedetta Tagliabue–, ahora el editor de Velliza ve cómo llega a los anaqueles del museo de Bremen Kathleen, el volumen 31 de los ‘Manuscritos de Poesía’ de la editorial, obra del escritor, poeta y pintor José Luis Castillejo.

El Weserburg, que presume de guardar en sus fondos obras de Andy Warhol, Sol LeWitt, Richard Serra, Joseph Beuys, Rebecca Horn o Christian Boltanski, custodia «la mayor colección de Europa de publicaciones artísticas», según informa la página web de la Central de Turismo de Bremen.

Pero no es la única huella que deja impresa estos días El Gato Gris al otro lado de los Pirineos. La editorial parisina Classiques Garnier, fundada en 1833, ha incluido en el ensayo Marques, corps, langues. Les figures dans la poésie érotique contemporaine el poema de Eduardo Moga Púa de miel, del poemario Seis sextinas soeces editado por Noriega en 2008.

Precisamente el editor y el poeta han vuelto a encontrarse recientemente. La semana pasada, José Noriega volvió a sacar lustre a una de sus últimas creaciones editoriales, la delicada revista Zapato de niebla para la poesía, cuyo primer número vio la luz hace ya dos años. En esta segunda entrega, presentada en el Laboratorio de las Artes de Valladolid, ha convocado las voces del citado Moga, Rodolfo Häsler, José María Parreño, Antonio Lucas, Luis Ángel Lobato, Tomás Sánchez Santiago, Carlos Aganzo, Tugrul Tanyol y Alfonso López Gradolí.

Poetas que entregaron su palabra a Noriega, para que éste recogiera su luz en el mejor lienzo posible. El azar puso al concienzudo editor frente al utillaje de un «impresor de raza». «Con mucho dolor, tenía que vender el material de composición de todos sus chibaletes», evocó Noriega en el LAVA. Decidido a rescatarlo de la fundición, Noriega descubrió que la tipografía que había adquirido era aquella que Enric Satué definió como ‘Súper Veloz’, desarrollada por Joan Trochut en 1942. Una «herramienta para dibujar con sombras» en manos del responsable de El Gato Gris, que decidió acompañar los versos de los citados poetas con los dibujos que compuso con la «deslumbrante y libertaria tipografía en seco». Quería que «fuera el relieve de la composición el generador de las muchas, delicadas y siempre diferentes sombras», explicó.

No habrá un tercer número de Zapato de niebla para la poesía, pese a que estaba previsto. La culpa la tiene otro proyecto que, desde hace dos años, es «lugar y refugio» de Noriega, una Poética de palo que el editor, poeta y artista construirá tallando 1095 tacos xilográficos que den forma a una «tipografía de ideogramas». En unos tiempos en los que la palabra circula «empobrecida», «desollada por la mediocridad», compondrá poemas sin recurrir a ella.

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