Diario de Valladolid

Un autor a vueltas con la identidad

Speckenbach presenta un trabajo lastrado por el ritmo y la producción

Los productores Jamila Wenske y Sol Brondy, ayer, frente al Teatro Calderón.-LETICIA PÉREZ / ICAL

Los productores Jamila Wenske y Sol Brondy, ayer, frente al Teatro Calderón.-LETICIA PÉREZ / ICAL

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BENITO CARRACEDO / VALLADOLID
Valladolid

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¿Qué pueden decir los productores sobre el trabajo de los directores cuyas películas producen?. En ausencia del director Jan Speckenbach, a concurso en la Sección Oficial con su película Freiheit (Libertad), hicieron acto de presencia ayer en la Seminci Jamila Wenske y Sol Brondy.

Productores no sólo de esta película alemano-eslovaca, sino también copartícipes en la de Isabel Coixet (La librería) y otra por proyectar en la Sección Oficial, la islandesa Bajo el árbol.

Wenske y Brondy dirigen la productora One Two Films, radicada en Berlín, y Freiheit fue su estreno en este territorio de conseguir financiación para llevar películas al cine, o la televisión.

De eso hace seis años. Al igual que la película es, en opinión de los productores, «la lenta búsqueda de una identidad» por parte de una mujer, la realización fue un lento proceso hasta su culminación.

«Necesitamos cuatro años para conseguir financiación, siendo el plan prioritario estrenarla en el Festival de Berlín, pero parece que no satisfizo las expectativas de los medios», explicó Wenske.

La película se rodó a medida que se iba consiguiendo financiación. «Lo más agotador fue mantener a los mismos actores, los mismos pisos, a lo largo de este tiempo», recordaron.

¿Se resiente la película de estos avatares? Es posible. Hay una cierta indefinición de género. A veces parece una forma actualizada de culebrón; otras, cine realista, con toques sociales y algún aporte experimental en lo visual, derivado del trabajo que como videoartista desarrolla el director Speckenbach.

Freiheit cuenta el abandono sin explicaciones de una mujer de su marido e hijos y el inicio de un deambular por otras ciudades. En palabras de los productores: «La búsqueda de la libertad personal, aunque haya que pagar un precio propio o a costa de los demás; no es tan común que una mujer esté dispuesta a sacrificar su vida familiar, su vida en general, en busca de libertad».

Una lenta búsqueda, en cuanto a ritmo, que añadido a esa indefinición de género provoca desinterés; se acerca a ese tipo de películas que odiaba Andy Warhol, las de ‘parece que quiere decir algo’.

Aunque en este caso parezca clara la intención, el ‘algo’: su forma de presentarlo, de enunciarlo, resulta tan abierto que termina por traicionarse a sí misma. Y queda como una especie de carta de presentación de la disponibilidad del director para hacer lo que sea le propongan.

Total, siempre habrá algún festival de cine que le encuentre utilidad.

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