Diario de Valladolid

DIRTY DANCING

Bailando con la nostalgia

«Mi mayor preocupación es transmitir sobre el escenario las mismas sensaciones que la película sin losprimeros planos», dice Christian Sánchez, que encarna al personaje que Patrick Swayze «convirtió en mito»

Christian Sánchez y Eva Conde en una escena del musical ‘Dirty dancing’.-EL MUNDO

Christian Sánchez y Eva Conde en una escena del musical ‘Dirty dancing’.-EL MUNDO

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Ana de la Fuente

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La imagen de Patrick Swayze sosteniendo en el aire a Jennifer Grey mientras suena la canción The time of my live es uno de los grandes iconos del cine de los años ochenta. Ahora esta imagen volverá a revivirse en forma de musical. Dirty dancing, basado en la mítica película, llega al teatro Calderón desde el 13 y hasta el 17 de septiembre. Sus protagonistas son Christian Sánchez y Eva Conde. O Johnny Castle y Baby.

Christian Sánchez aún no había nacido cuando se estrenó la película, pero reconoce que cuando la vio por primera vez «me impactó». No solo por la música y los bailes, sino también por la historia que escondía detrás. «La película fue muy arriesgada para su tiempo y marcó un antes y un después. Además de mostrar una historia de amor indestructible, aborda sin tapujos temas como la diferencia de clases, el racismo o el aborto, temas que siguen estando muy vigentes y que hasta ese momento, el cine solo había tratado de puntillas».

Para Sánchez protagonizar Dirty dancing es un «sueño» y un «reto». Es consciente de la dificultad que entraña interpretar un personaje como el de Johnny Castle que Patrick Swayze «convirtió en un mito imposible de mejorar».

«La gente que viene a ver el musical, lo primero que hace es comparar, tanto para bien como para mal (risas). Pero tenemos la gran suerte de que la adaptación del musical es muy fiel a la película y la reacción del público siempre es estupenda, algo que da mucha tranquilidad».

Reconoce que cuando le ofrecieron el papel no quiso ver la película «Como superar a Swayze era algo imposible, mi intención era aportar algo propio al personaje, no imitarle».

No hay duda de que el baile es uno de los principales ingredientes de este musical, una disciplina a la que Christian Sánchez lleva dedicando muchos años. Como le ocurrió también a Patrick Swayze en sus comienzos, muchos compañeros de profesión «no me tomaban en serio por provenir del mundo de la danza y se cerraron muchas puertas. Decidí abandonar el baile durante varios años para dedicarme a la interpretación, a pesar de que era y es mi gran pasión. Afortunadamente, poco a poco, todo va cambiando, aunque aún queda mucho camino por recorrer».

El montaje sigue fielmente el argumento de la película. «Es una historia que no envejece nunca y con la que cualquiera puede sentirse identificado. Habla de metas, de sueños...», dice Christian/Johnny, para quien la mayor dificultad estriba en transmitir sobre el escenario las mismas sensaciones que la película sin la ayuda de los primeros planos. «A simple vista, Johnny parece un personaje un tanto chulesco, pero es una coraza que él se pone. Es sensible, con muchas inseguridades y grandes expectativas en su vida que no ha podido alcanzar. Y el poder transmitir esa dimensión a una persona que está en la fila cinco o en la fila diez de un teatro y hacerlo sin primeros planos como ocurre en el cine, es complicado ya que hay veces que una mirada dice más que mil palabras. Pero esa es mi labor: hacer lo imposible para que todo el mundo pueda captar esa energía».

Un musical en el que no faltará el mítico salto y al que han dedicado «todas las horas del mundo» para que nada falle. «Notamos que en esta escena el público contiene la respiración y luego, estalla».

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