Cita en el Museo de Escultura con Mozart, Kentridge y Berruguete

El Museo Nacional de Escultura reunirá el próximo jueves, día 31, a Mozart, Kentridge y Berruguete. El Museo proyectará la ópera La Flauta Mágica en la versión que el artista William Kentridge, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2017, produjo para La Scala de Milán en 2011.

Una ópera que, según destacan desde el espacio museístico, conecta con la exposición Hijo del Laocoonte. Alonso Berruguete y la Antigüedad pagana, «al poner de relieve la dignidad del dibujo, arte ensalzado por los artistas del Renacimiento cuya tradición Kentridge ha enriquecido magistralmente».

La proyección, que ya ha agotado sus entradas hace días, será a las 21,00 horas, en el patio del Palacio de Villena, dentro del ciclo de actividades programadas como acompañamiento de la exposición temporal Hijo del Laocoonte. Alonso Berruguete y la Antigüedad pagana, que sigue batiendo récords de visitantes a dos meses de su clausura.

Con esta proyección, el Museo Nacional de Escultura hace un guiño al Berruguete «operístico», al artista total, también representado en la escenografía de Kentridge, quien, como los artistas del Renacimiento, «ha dotado al dibujo de una dignidad poco reconocida».

Así, el Museo recupera el encanto de su patio renacentista para presentar la versión de esta ópera en La Scala de Milán en 2011, que contó con la puesta en escena del polifacético artista sudafricano William Kentridge, conocido por sus dibujos «animados», pero también por sus incursiones en el teatro, la ópera y la música. Su técnica consiste en la filmación de dibujos a lápiz que modifica una y otra vez, borrando y añadiendo trazos de inspiración expresionista, por medio de una paleta monocroma.

Kentridge, que ha recibido el reconocimiento de grandes museos como el Louvre y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, ha merecido el Premio Princesa de Asturias en 2017 por representar «la contribución más destacada del continente africano a la creación artística contemporánea».

En sus propias palabras, La flauta mágica «contiene cosas maravillosamente extrañas». Las imágenes en blanco y negro de sus dibujos animados, tales como un rinoceronte acrobático o un espectacular paisaje de estrellas, crean la ilusión -tanto para los actores como para el público- de ser atrapados en el interior de la caja negra de una antigua cámara fotográfica, mientras que el juego entre el brillo y la oscuridad explora las posibilidades y las limitaciones del llamado Siglo de las Luces, trasfondo filosófico de la ópera mozartiana.

La duración de la velada es de 180 minutos.