Cerrar

EXPOSICIÓN HASTA EL 17 DE ABRIL EN SAN BENITO

El fotógrafo de nómadas de trenes

Mike Brodie radiografió la vida de los jóvenes vagabundos que cruzaban EEUU como polizones conviviendo con ellos entre los 17 y los 22 años

Las imágenes captadas con su cámara Polaroid se proyectan emulando un vagón de tren.-J. M. LOSTAU

Publicado por
Ana de la Fuente

Creado:

Actualizado:

Con apenas 30 años, Mike Brodie(Arizona 1985) se ha convertido en un fotógrafo de culto. Consciente de la popularidad que sus fotografías estaban alcanzando tras colgarlas en las redes sociales, algo que no encajaba con su espíritu, decidió huir de las presiones y ataduras del mercado del arte. Borró su perfil de Facebook, abandonó la fotografía y abrió un taller de reparación de coches.

Ahora, por primera vez en España, la sala de exposiciones de San Benito reúne una pequeña muestra de las fotografías que realizó desde los 17 y hasta los 22 años. En ellas retrata la vida nómada de los vagabundos juveniles estadounidenses que cruzaron el país como polizones de trenes de carga.

Su hostil entorno familiar con una madre alcohólica, un padre preso y un abuelo que abusaba de él desde pequeño, le empujó a emular la vida nómada y ‘engancharse’ durante cinco años a estos trenes. 50.000 millas, 170 viajes y 46 estados sirvieron para alejarse de una «especie de familia» y descubrir «una especie de tribu». Una tribu especialmente fotogénica que desde ayer y hasta el próximo 17 de abril se asoma desde la sala de San Benito bajo el título Trenes y libertad.

Son cerca de un centenar de fotografías realizadas en un primer momento con una cámara Polaroid que encontró en la parte trasera de un coche y después con una Nikon «con la rapidez de un reportero y con la calidad de un pintor», destacó ayer la comisaria de la muestra, Enrica Viganó.

El carácter único de las instantáneas captadas con la Polaroid hace que éstas se proyecten en el espacio más angosto de la sala de exposiciones emulando uno de tantos vagones de los trenes en los que Brodie viajó.

Captó la esencia de la libertad reflejada a través de rostros anónimos de jóvenes que, como él, ansiaban liberarse de ataduras. Jóvenes increíblemente fotogénicos con un look rebelde, ataviados con ropas de colores oxidados que se desdibujan entre el hierro de los vagones.

Brodie fue un cazador de imágenes y de instantáneas. «Durante estos años no leí muchos libros ni estudié, pero miré a mi alrededor y aprendí muchísimo», decía.

Sus fotografías retratan escenas cotidianas que reflejan una forma de vida, a menudo envuelta en condiciones insalubres. Su espíritu aventurero y libre permite mostrar la vida tal y como la ve, una vida de la que él participa activamente.

Algunos de sus compañeros de viaje huyen de algo o de alguien, otros, se dejan llevar sobre los raíles de un tren. Muchas de las fotografías de esta sala reflejan este ardiente deseo de movimiento, de velocidad. Otras, tejen una narración. «Me gustaría que la gente mirase las fotografías de la misma manera que se escucha una buena historia», decía Brodie sobre ellas.

Rincones y paisajes, manos sucias, aseos insalubres, sueños a priori inocentes, miradas que atreviesan como dardos, historias al límite, vidas temerarias o noches sin cobijo que Brodie capta con el objetivo su cámara. Sin retoque ni maquillaje. «Todo en él es autenticidad», destacó ayer Viganó.

Cargando contenidos...