Diario de Valladolid

CLUB DE PRENSA

Los expertos ensalzan el biometano como energía «clave» y piden potenciar su uso en Castilla y León

Los participantes en un foro de debate consideran que España está por detrás de otros países y solicitan el impulso de plantas de producción de este gas renovable en zonas con gran presencia del sector primario, como la Comunidad

Los ponentes del Club de Prensa de izquierda a derecha: el presidente de la Asociación Española de Biogás, Luis Puchades, el CEO de Kerbest, Alberto Pascual, el director de Proyectos Singulares e Innovación de Veolia España, Camille Degardin, y el presidente de la Asociación Española de Biomasa, Javier Díaz .

Los ponentes del Club de Prensa de izquierda a derecha: el presidente de la Asociación Española de Biogás, Luis Puchades, el CEO de Kerbest, Alberto Pascual, el director de Proyectos Singulares e Innovación de Veolia España, Camille Degardin, y el presidente de la Asociación Española de Biomasa, Javier Díaz .PHOTOGENIC

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Los desechos biológicos, los cultivos energéticos, los lodos de aguas residuales o los residuos orgánicos domésticos o industriales son algunos de los componentes que se utilizan en la generación de biometano, un gas que se considera que contribuye al desarrollo de la economía circular porque supone una alternativa sostenible al tratamiento de los residuos. El avance de este sector en España está, sin embargo, muy alejado de la situación en otros países, a pesar de que supone una importante oportunidad de desarrollo en zonas con gran presencia del sector primario, como es el caso de Castilla y León.

Conscientes de la oportunidad que supone aprovechar, por ejemplo, los residuos de las explotaciones ganaderas para generar un combustible que se pueda inyectar en la red de gas natural en las ciudades y que además permita obtener fertilizantes en el campo más baratos que los actuales, varios expertos analizaron ayer el panorama a nivel autonómico, nacional e internacional con una idea clara: No es una moda y, por tanto, no se puede desaprovechar su potencial en una autonomía como Castilla y León en ese camino hacia la descarbonización.

En el Club de Prensa organizado por El Mundo-Diario de Castilla y León, bajo el título ‘Claves de futuro: biometano, ganadería y territorio’, cuatro ponentes de diferentes ámbitos coincidieron al señalar que España está entre quince y veinte años por detrás de otros países, como Francia, Holanda o Italia, pero no pueden dejar marchar este tren, puesto que existen estudios que sitúan a España en el podio de países con mayor potencial de la Unión Europea.

A su juicio de los participantes en el foro de debate, aquí han faltado inversiones y recursos. «España no ha sido históricamente amable para llegada del biogás», valoró el presidente de la Asociación Española de Biogás, Luis Puchades, en una de las intervenciones en las que recordó que cuando comenzaron a impulsarse las energías renovables, los incentivos que se pusieron en España al biogás fueron «mínimos», «de los peores de Europa».

Mientras, otros países vecinos tienen claro que se trata de un mercado al que apoyar, hasta tal punto que son los propios agricultores y ganaderos los que están impulsando la construcción de plantas de tratamiento, según evidenció el presidente de la Asociación Española de la Biomasa, Javier Díaz. «En Francia es la asociación de agricultores y ganaderos biometanizadores los que se están movilizando; se ha involucrado la parte agrícola y ganadera y la energética, y el tándem funciona de maravilla», destacó.

La «prueba» de la buena acogida de estas industrias en otros territorios es que en Francia «se inauguran tres plantas de biometano a la semana». Aquí «hemos llegado más tarde que el resto», añadió sobre esta situación el CEO de la empresa Kerbest, Alberto Pascual.

Uno de los problemas que pueden retrasar el desarrollo de esta energía es la «contestación social», pues se ha generado una imagen de plantas productoras asociadas a la existencia de macrogranjas, y por eso consideran que se necesita una «labor de explicación» para que la sociedad conozca realmente sus beneficios. «Nos hemos movido lentamente y los que están en contra han llegado antes, pero las empresas serias no van poner dinero en proyectos que no estén bien planteados y por eso hay que explicar claramente lo que es una planta de biogás», alegó Javier Díaz.

En este sentido, coincidieron también al señalar que el sector cuenta con «promotores serios» con un elevado nivel de responsabilidad social, por lo que consideraron que se están «atacando injustamente proyectos», ya que sólo se escucha el argumentario de la parte contraria, mientras que se obvian los beneficios. «Hay agentes que están muy cómodos con la bandera ‘anti’, es un ecologismo de inacción y eso es malo», sostuvo Puchades.

«En la actualidad la ganadería industrial es injustamente atacada, cuando tenemos un nivel de tecnificación y respeto al medio ambiente es sobresaliente», prosiguió el presidente de la Asociación Española de Biogás en otra de sus intervenciones, antes de recordar que las deyecciones ganaderas ya se están aplicando al campo y sólo se generan problemas de contaminación o de olores cuando se hacen de forma «indebida».

El impulso de las plantas de biometano, según incidieron los participantes en el club de prensa celebrado en el hotel Ciudad de Valladolid, pretende aprovechar los residuos orgánicos para conseguir un compost más barato que los fertilizantes que hay a día de hoy en el mercado y, además de tener ese estocaje para que esté disponible cuando lo requieran los cultivos, conseguir inyectar el gas a la red para aprovecharlo como energía.

Siempre teniendo en cuenta que «el primer criterio» cuando se desarrolle un proyecto de estas característica debe ser el «equilibrio entre hectáreas y nutrientes», valoró el director de proyectos singulares e innovación de Veolia España, Camille Dégardin, cuando el público presente en el acto se interesó por las consignas para saber diferenciar una propuesta sólida de otra sin el suficiente sustento.

«En el salón del gas renovable son muchas las empresa de gestión de residuos las que participan, con experiencia en gestión de biomasa y vinculados al medio rural, a plantas de compostaje y a depurador de residuos. Casi todos los grandes promotores de Castilla y León son empresas muy serias que lideran proyectos con socios agro como partners», añadió en esta misma línea Puchades.

Respecto al debate sobre si las plantas que se impulsen deben ser para el autoconsumo de explotaciones o deben generar energía para inyectar a la red general, los participantes en el foro también coincidieron en señalar que debe haber un «mix», bajo criterios de sostenibilidad ambiental y sostenibilidad económica, teniendo en cuenta que supone un avance hacia la reducción de emisiones y que la repercusión va más allá de las ‘fronteras’ propias, pues el biometano producido en una granja de Castilla y León puede ayudar a descarbonizar una industria cerámica ubicada en levante.

«El potencial de Castilla y León en el biogás es enorme»

«El biogás no es una moda y no está vinculado exclusivamente a Europa», subrayó el presidente de la Asociación Española de Biogás, Luis Puchades, para enmarcar la importancia de un sector que suma proyectos de desarrollo y construcción en «todo el mundo», con Estados Unidos a la cabeza, pero que en España no se está aprovechando todavía en todo su potencial, a pesar de sus posibilidades.

Dentro de esa tarea pendiente en el país, el portavoz de la asociación destacó que el potenciar particular de Castilla y León es «enorme» y consideró que la comunidad autónoma es una «gran potencia» en la que se pueden impulsar proyectos de «interacción» entre la agricultura, la ganadería y el sector energético.

El problema de que España vaya un paso por detrás respecto a otros países, reside en buena medida en la ausencia de apoyos y, mientras en Francia «se están inaugurando varias plantas de biometano por semana porque tienen un programa de apoyos clarísimo a los ganaderos para que hagan sus plantas», aquí no ha habido una política que incentive su impulso.

«España no ha sido históricamente amable para la llegada del biogás. El decreto de 2006 fue uno de los primeros en impulsar las energías renovables pero cuando se enfocaba al biogás como una fuente de generación eléctrica, los incentivos eran los peores de Europa; eran mínimos. ¿Qué inversor en su sano juicio invierte al biogás si te están dando más al gas natural y encima no tienes riesgos operativos ni de suministro?», razonó en una de sus intervenciones, tras poner sobre la mesa algunas cifras.

Entre ellas, destacó que en nuestro país únicamente hay 250 plantas de biogás, «fundamentalmente ligadas al tratamiento de aguas» (como depuradoras o vertederos) y sólo doce de ellas están inyectando a la red, mientras que en Europa «hay miles». Esto supone que el aporte de este tipo de gases al mix energético apenas llega al 1%.

«Hay que agilizar los trámites porque si no pierden viabilidad»

El aprovechamiento del biogás y el biometano es una «línea» en la que «Castilla y León está trabajando con intensidad» porque supone «avanzar en la descarbonización por un camino que hasta ahora no se había explorado y que tiene muchísimo recorrido», destacó el presidente de la Asociación Española de la Biomasa, Javier Díaz.

Las «oportunidades» para la Comunidad son «importantes», a juicio de este experto, no sólo por la posibilidad de inyectar biometano en la red de gas natural aprovechando el despliegue de redes que existen en las grandes ciudades, sino también por la posibilidad de incorporar el «digestato» a las tierras de cultivo como alternativa a los fertilizantes que se están empleando hoy en día.

«Ya se están haciendo pruebas para el campo, lo que evita utilizar fertilizantes mucho más caros», destacó Díaz para después explicar que en la producción del biogás se produce una materia orgánica que, después de ‘depurarla’, tiene unos componentes que «sustituyen perfectamente» a los fertilizantes actuales. En definitiva, se trata de aprovechar para el campo esa «materia sólida» que queda después de tratar la materia orgánica.

Por eso, incidió en que se trata de un sector que «genera una oportunidad estupenda para nuestra comunidad autónoma» e instó a las administraciones públicas, y a la población en general, a no «dejarla pasar», puesto que «tiene muchas ventajas y pocos inconvenientes».

Así, con el objetivo de agilizar la tramitación de proyectos de energías renovables, ahora «saturados» por las peticiones eólicas o fotovoltaicas, pidió ampliar el número de técnicos que trabajan en estos departamentos con el objetivo de «mejorar el ritmo de tramitación». «Estamos en un maremagnum de proyectos gigantescos y los técnicos que tienen trabajando son los que son. Eso es un problema, porque si pasa mucho en la tramitación y se hacen eternos, pierden su viabilidad», expuso.

«Faltan buenos ejemplos que funcionen bien para tener una mejor acogida»

Uno de los principales problemas que impiden el despegue de la industria del biogás y el biometano en países como España es, a juicio del director de proyectos singulares e innovación de Veolia España, Camille Dégardin, la ausencia de referentes. «Faltan buenos ejemplos que funcionen bien, para que se vea que estas plantas no tienen impacto y tengan mejor acogida», sostuvo durante el club de prensa titulado ‘Claves de futuro: biometano, ganadería y territorio’.

Tanto Francia como Alemania, países que mejor conoce, según reconoció, llevan veinte años de ventaja respecto a España, y son incluso los agricultores quienes promueven la construcción de plantas de tratamientos, «en general, chiquititas», porque son conscientes que se trata de proyectos «muy ligados al ganadero» en los que no hace falta disponer de suelo industrial, sino que basta el agrícola. Además, la autorización para impulsarlas es «muy sencilla».

A pesar de que España esté varios escalones por debajo de otros países que han apostado hace años por esta industria y de que, por tanto, se necesitará «más tiempo» para su asentamiento, Dégardin consideró que después podrán avanzar a un mejor ritmo puesto que tendrán más claro «lo que aporta y lo que no aporta» una planta de biogás.

También la experiencia ayuda a agilizar las tramitaciones, según el director de proyectos singulares e innovación de Veolia España, e ironizó con el hecho de que la administración francesa «no es que sea muy veloz», pero el rodaje en la tramitación de expedientes ayuda resulta clave.

«Al asentar un proyecto nuevo es normal que se necesite más tiempo, pero dentro de tres, cuatro, diez proyectos, irá más rápido; a la hora de preparar informes para su autorización, se hará de forma más efectiva», razonó para argumentar que trabajar de una forma más efectiva es una cuestión de práctica.

«Nos falta dar la seguridad de que hemos venido para quedarnos»

«Nos hace falta tiempo y presencia en los territorios, nos falta transmitir y dar la seguridad de que hemos venido para quedarnos, que no estamos de paso», reflexionó el CEO de Kerbest, una empresa ganadera del sector porcino que desarrolla soluciones bajo el compromiso de la sostenibilidad ambiental, Alberto Pascual. A su juicio, falta «interactuar socialmente» con el municipio donde se quiera instalar una planta de biogás o biometano y explicar cuáles son los beneficios para la zona.

«No tenemos que sentarnos en lados contrarios de la mesa, sino al lado, pero se necesita tiempo para madurar la relación», sostuvo en referencia a las conversaciones que han de impulsarse con ayuntamientos o vecinos de una comarca cuando se quiere impulsar un proyecto de estas características, para que no se topen con su publicación en boletines oficiales y desconozcan cuáles son los beneficios de su actividad.

De hecho, reconoció que han pedido a la Junta de Castilla y León la formación específica a través del servicio público de Empleo, Ecyl, de «dinamizadores sociales» que se especialicen en la materia y sean capaces de explicar a las entidades locales menores en qué consisten los proyectos, para lograr la firma de acuerdos.

En paralelo, reconoció a «labor ardua» que ya están desarrollando desde la Consejería de Medio Ambiente, con medidas de «sensibilización y de educación ambiental» para facilitar el asentamiento de este tipo de actividades que, a su juicio, «tienen que salir del territorio y ser para el territorio».

«El biogás no puede ser una moda y no podemos permitirnos el lujo de no tenerla entre nosotros ni valorarla como lo que es. Es una oportunidad de inversión en el sector primario, de actualización, de ordenación de los recursos orgánicos que tenemos. Hay que acogerla con los brazos abiertos porque nos va a permitir evolucionar y ponernos al día en nuestra economía circular, que hace posible la sostenibilidad del estado del bienestar»

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