El imperio del vino de Matarromera
La marca del vallisoletano Carlos Moro suma once bodegas en siete denominaciones de origen y 1.250 hectáreas de cultivo propio, para producir cinco millones de botellas al año
Hace 35 años llegaron a sus manos 200 hectáreas de tierras de labor, en las que solo quedaban dos de viñedo, y cinco antiguas bodegas, algunas en desuso, que había explotado su familia. «Fue bonito, porque una finca me la dio mi padre, y otra mi madre» , apunta el vallisoletano Carlos Moro, presidente y fundador de Bodegas Familiares Matarromera. Ahí comenzó su andadura, aunque a él le gusta dejar bien claro que quienes lo iniciaron todo fueron sus tatarabuelos, que lo transmitieron a sus bisabuelos y así hasta sus padres, con un oficio de siglos. Él aportó el resto del mérito: incrementar la superficie de cultivo hasta las 1.250 hectáreas actuales –836 de ellas de viñedo–, subir el número de bodegas a once, revolucionarlas en lo cualitativo, con una elaboración innovadora basada en la calidad, y disparar la producción desde aquellos primeros 50.000 litros a granel de 1988, a nada menos que cinco millones de botellas al año .
«Esto del imperio del vino me da un poco de pudor, en tal caso este es el imperio del trabajo» , señala Carlos Moro en respuesta a este periódico. «Yo tengo tres agendas al mismo tiempo y voy haciendo todo lo que puedo. Pero no solo es mi trabajo, es el de mucha gente que forma parte del equipo». Es la labor continuada, apunta, el verdadero secreto del éxito de Bodegas Familiares Matarromera: «También hay que tener mucha humildad para aprender de los demás y mucha tenacidad para continuar pese a las dificultades que haya. Y por supuesto, saber gestionar los pequeños fracasos, saber apartar un producto si no tiene la calidad esperada».
Valladolid
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Con esa filosofía funcionan ahora esas 11 bodegas a lo largo y ancho de siete Denominaciones de Origen diferentes. En Ribera del Duero el grupo empresarial cuenta con Bodega Matarromera, Bodega Emina Ribera y Bodega Renacimiento; en Rueda, con Bodega Emina Rueda y en Cigales, con Bodega Valdelosfrailes. En Toro tiene la Bodega Cyan; en Rioja, Bodega CM de Matarromera; en Ribeiro, Bodega Casar de Vide y Bodega Sanclodio y por último, en Rías Baixas, Bodega Viña Caeira, la última en incorporarse a la lista en 2022.
Por otro lado, en Valbuena de Duero elabora los vinos ‘Win’ sin alcohol, así como otros de finca en seis Denominaciones de Origen, vinos ‘de firma’ como el Oinoz –Rioja y Rueda–, diseñado por Carlos Moro junto al prestigioso enólogo francés Claude Gros, o referencias ecológicas como Granza. Una de las ‘guindas’ de toda esta variedad de referencias y productos está en la apuesta de Bodegas Familiares Matarromera por el aceite de la más alta calidad, con la almazara Oliduero en Medina del Campo, con 140 hectáreas de olivo en esa misma localidad vallisoletana y también en Toro (Zamora).
Por si fuera poco, completan la oferta los productos de Destilerías del Duero, otra apuesta, con la elaboración de las marcas ‘Aldor’ –aguardiente blanco y licor de hierbas– y ‘Esdor’, un selecto brandy de calidad, una marca con la que también comercializa productos cosméticos.
Desde la viña
Destaca en el grupo empresarial la vocación por elaborar sus vinos desde el principio, desde el inicio de todo el proceso. Así, cuenta con 836 hectáreas de viñedos propios en las mejores zonas de Castilla y León, Rioja Alta, Ribeiro y Rías Baixas. Pero no es el único cultivo del grupo. Otras 140 hectáreas las tiene de olivo, otras 45 plantadas de almendro, y también avanza en otros cultivos como el pistacho. En total, son 1.250 hectáreas las que gestiona la firma. «Estamos avanzando en la implantación de distintos cultivos, muchos experimentales, capaces de responder en un ambiente como el que tenemos, de escasez de agua» , explica Carlos Moro. «Utilizamos para ello sistemas de riego totalmente innovadores, digitalizados y sensorizados en toda su extensión, con una gran inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación».
Todo ello conforma una importante estructura capaz de facturar alrededor de 32 millones de euros anuales, y sostener una plantilla de 140 personas. A ellos se suman cerca de un centenar de nuevas incorporaciones en momentos puntuales, como es el caso de la vendimia. La actividad tiene una gran influencia en la creación de empleo en zonas rurales, donde se asientan las bodegas, así como en cultivos, casas rurales y la almazara, todos ellos con un porcentaje de empleo femenino cercano al 50%, según datos de la entidad.
Bodegas Familiares Matarromera elabora en todos sus centros de producción 56 referencias de vino, 4 referencias de aceite, 12 referencias de vino sin alcohol o bajo en alcohol y tres referencias de destilados. En el pasado ejercicio, 2022, comercializó cuatro millones de botellas, de las cuales un 30% fueron de vino blanco aproximadamente, y un 70% de tinto y rosado.
No solo destaca la cantidad de botellas comercializadas, sino los mercados a los que llega. «Para nosotros el mercado es global, el mercado llega a todo el mundo», destaca Carlos Moro. Por otro lado, para la marca «el mercado no es tanto cuantitativo, como cualitativo», precisa. Muestra de ello es que las referencias del grupo están presentes en más de 80 países de todos los continentes.
Precisamente es el mercado lo que más preocupa a Carlos Moro, siempre pensando en nuevos proyectos y soluciones –«Siempre un paso por delante», destacan sus colaboradores–. «Producimos lo que demanda el mercado, no intentamos adaptar el mercado a lo que producimos», apunta el bodeguero. Por ello, «ahora cobra especial importancia la almazara Oliduero, porque es un aceite de una calidad extraordinaria. Hace unos años a lo mejor el precio comparativo era mucho mayor, pero ahora, con la subida de los aceites normales, incluso tiene muy buen precio. Es el mejor aceite y con un precio equivalente a los demás, y además es de Castilla y León, de Valladolid», explica.
En cuanto a la producción de Oliduero, aún hay mucho recorrido para incrementarla. «Hemos ido plantando, pero estos árboles tardan en producir tres, cuatro, o cinco años. Y aquí en Castilla y León te vas a los seis o siete años, tienes que ir plantando, y han venido dos años de una sequía muy fuerte, que se ha traducido en una menor producción», detalla. «Tenemos distintas variedades, arbequina, picual, arbosana, frantoio, que es italiana y se da aquí muy bien, y alhóndiga». Muchas veces la producción está condicionada por el clima, incluso más que el viñedo.
En cuanto a la uva, Carlos Moro destaca la «calidad extraordinaria», de la cosecha de este año, que seguramente dará unos vinos excelentes. «Aquí en Ribera ha terminado bien, totalmente sana, unas uvas perfectas. Y lo que tenemos en Ribeiro también fue muy bien, en Toro, Cigales... Cualitativamente muy bien, cuantitativamente un poquito menos que el año pasado, por la sequía».
Innovación
Estas explicaciones de Carlos Moro llegaban un día después de recibir de manos del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, el Premio Alimentos de España a la Innovación, por «el carácter pionero de la compañía en el desarrollo del vino sin alcohol», según destacó el jurado. Se cuentan por decenas los premios que ha recibido Empresas Familiares Matarrromera. De hecho, no es el único Premio Alimentos de España con que cuenta, ya que ya recibió otro en 2011 en la categoría de Industria Alimentaria.
El Premio Alimentos de España a la Innovación le ha llegado también, según detalló el jurado, por «su labor en digitalización, sus iniciativas en medio ambiente por el desarrollo e implantación de sistemas de energías alternativas, o la instalación del primer sistema de recarga de coche eléctrico en el área rural». El galardón reconoce «sus 35 años de trayectoria y su liderazgo en la creación de vinos de excelencia en siete Denominaciones de Origen, así como su aportación a la I+D+i, la creación de los vinos Win Sin Alcohol, y la sostenibilidad en el sector vitivinícola».
El jurado ha resaltado además «su apuesta por la innovación y por ser pioneros en las nuevas técnicas de desalcoholización del vino, para dar respuesta así a nuevas tendencias de consumo, así como su compromiso social, su plan de igualdad y su contribución al reto demográfico por la localización de sus bodegas en el medio rural de Castilla y León, La Rioja y Galicia, y sus iniciativas en enoturismo».
Pero por muchos premios que sume, él asegura que no se olvida de ninguno de ellos. «Todos los tengo aquí», subraya mientras se señala la cabeza. Son numerosos los galardones concedidos a los distintos vinos que comercializa, pero también los de carácter personal a su figura. Entre ellos están el de Empresario Agroalimentario del Año de la Facultad de Empresariales y Premio Cecale de Oro en 2004; el Premio de Honor al Mejor Empresario del Año UVA en 2014; la Medalla al Mérito Turístico en Sostenibilidad y Calidad del Ministerio de Industria, Energía y Turismo en 2015; el Premio Nacional de Innovación , otorgado por el Gobierno de España y entregado por Sus Majestades los Reyes en 2016; la Espiga de Honor en Cine&Vino de la Seminci en 2018; el Premio al Mérito Enoturístico de Acevin en 2020; el Premio Mapfre a la Mejor Iniciativa Agropecuaria , entregado por la Reina Doña Sofía en 2022, así como Alcaide de Honor 2021 del Museo Provincial del Vino de Valladolid, otorgado por la Diputación el mismo año.
Hijo, nieto, biznieto y tataranieto de viticultores y bodegueros, Carlos Moro nació en Valladolid en 1953, creció rodeado de viñedos «y con un contacto y apego permanente a la tierra», detalla su biografía. En Madrid estudió Ingeniería Agrónoma, así como Economía de la Empresa y de la Pyme, un Máster en Tecnología de la Información y de las Comunicaciones y los cursos de Doctorado de Enología y Viticultura. Así, tradición familiar, formación académica y sobre todo, su vocación y trabajo, fueron capaces de transformar aquella primera herencia familiar en algo mucho más grande.
Fundación
Se trata de un grupo empresarial que no solo reinvierte sus ganancias en mejorar la calidad y los procesos productivos, sino que también los revierte a la sociedad por medio de la Fundación Carlos Moro de Matarromera, con una labor centrada en tres ejes de actuación prioritarios: «Mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas, proteger nuestro planeta a través de prácticas sostenibles y promover el emprendimiento y desarrollo en las zonas rurales para hacer frente a la despoblación», detallan fuentes de la empresa. Dentro de ese último punto, cabe destacar los Premios Emprendes, promovidos por la Fundación con el objetivo de reconocer y premiar a los trabajadores autónomos que a través de su proyecto empresarial contribuyan al desarrollo económico en las zonas rurales de España.
La Fundación Carlos Moro de Matarromera se constituyó en el año 2011 como la institución sin ánimo de lucro que integra y recoge las inquietudes de Carlos Moro junto a su familia y de Bodegas Familiares Matarromera como compañía «con el objetivo de hacer de este mundo un lugar más justo, saludable, equilibrado y sostenible» . La Fundación tiene lazos estrechos con otras entidades sin ánimo de lucro como la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), Banco de Alimentos, Cruz Roja, Cáritas Diocesana, Fundación Sandra Ibarra o Fundación Grupo Sifu, entre otras.
Ahora, Carlos Moro emprende otro de los retos más importantes para una empresa familiar: transmitir todo el saber hacer a las nuevas generaciones. Para ello se preparan sus dos hijas, Paloma y Beatriz, con currículums académicos y profesionales, ambas, dignos del cometido que las espera. La primera está a los mandos ya, desde hace pocas semanas, de las bodegas Emina. La segunda se encargará pronto de los pormenores de la producción de ‘Win’, el vino sin alcohol en cuyo diseño ya ha participado.
Paloma Moro asumió el pasado mes de septiembre la presidencia de Bodega Emina, tomando el relevo de su padre, que se mantiene como presidente de Bodegas Familiares Matarromera. Tanto Paloma Moro como su hermana Beatriz forman parte del consejo de administración de la compañía desde 2021, asegurando así el futuro familiar y «potenciando la apuesta por la máxima calidad y excelencia de sus vinos y compromiso con la internacionalización que ha llevado a cabo el grupo desde sus inicios», apuntan desde la empresa.
Con el nombramiento de Paloma Moro como presidenta, «la compañía potenciará aún más su presencia en los mercados globales y consolidará su liderazgo en la elaboración y comercialización de vinos de alta calidad», aseguran. Paloma y Beatriz Moro darán continuidad a un legado construido generación tras generación e impulsado por su padre desde 1988.
Referencias
Tintos. Los elabora en cuatro Denominaciones de Origen: DO Ribera del Duero; DO Rioja; DO Toro y DO Cigales. Blancos. En tres DO: DO Rueda; DO Ribeiro y DO Rías Baixas. Rosados. En la DO Cigales. Otros vinos. Vinos espumosos; vino ecológico y el innovador vino sin alcohol ‘Win’. Marcas de vino. Matarromera; Melior; Emina; CM; Rento; Valdelosfrailes; Cyan; Sanclodio; Casar de Vide; Oinoz; Garu; Granza; Win; Viña Caeira y Heredad de Valdelosfrailes. Otros productos. Esdor (productos cosméticos y brandy); Heredad de Aldor (destilados, orujo); Oliduero (aceite de oliva ecológico); Enoturismo (con visita a las bodegas y catas de sus principales vinos).