El chef Miguel Ángel de la Cruz impulsa la ‘cocina natural’ de Monasterio de Valbuena
Castilla Termal redobla su compromiso con la alimentación sostenible con el asesoramiento del conocido estrella Michelin y la puesta en marcha de una huerta ‘bio’ a cargo de Luis San José
Más allá de la nueva cocina, más allá de las más trabajadas elaboraciones, Castilla Termal Monasterio de Valbuena ha decidido avanzar hacia la sinceridad de las materias primas. Y ha decidido hacerlo de la mano de Miguel Ángel de la Cruz, uno de los mejores cocineros del país, estrella Michelin desde 2013 y estrella verde Michelin desde 2020 . Cuenta también con dos soles Repsol desde 2012 y entre sus reconocimientos está el de ‘Mejor Cocinero de Castilla y León’.
Se trata de algo muy simple: volver a la tierra, a lo natural, a los productos recién sacados de la huerta. «Nuestro plato más demandado es la ensalada de tomate» , asegura el presidente de Castilla Termal, Roberto García. Es la sencillez de un tomate recién cortado de su tomatera y, eso sí, acompañado de uno de los mejores aceites de oliva virgen.
El magnífico hotel balneario de cinco estrellas, enclavado en el emblemático Monasterio de Valbuena, ha incluido en el equipo, además, al hortelano Luis San José, célebre por su marca de espárragos con Denominación de Origen Tudela de Duero . San José y De la Cruz comparten la misma pasión por sus respectivos ámbitos de trabajo.
Para Roberto García la incorporación tanto de Miguel Ángel de la Cruz como de Luis San José supone «un gran paso adelante en el camino que nos hemos marcado. Nos van a ayudar a contribuir al medio ambiente incrementando, además, la calidad de los servicios que damos a nuestros huéspedes y clientes» , explica. «Queremos hacer grandes cosas con grandes maestros; queremos ser diferentes y buenos y por eso necesitamos a personas que nos aporten».
Miguel Ángel de la Cruz, copropietario del restaurante La Botica, en Matapozuelos, cuenta con una dilatada trayectoria de más de 20 años . Ahora ha elaborado el menú de Castilla Termal Monasterio de Valbuena pensando en potenciar los productos que San José cultiva en la huerta, ubicada a escasos metros de la cocina.
El equilibro de la carta, ante tanta variedad y el apego a la temporalidad de los propios productos, viene dado por la combinación de platos que permanecen siempre con otros que van cambiando en función de las estaciones. Pero el mayor ingrediente para conseguir ese equilibrio no es otro que el gusto: «Siempre prima el gusto ante cualquier otra cosa. Si una elaboración nos gusta, la incorporamos a la carta. Siempre hay algunos platos fijos a los que se añaden otras propuestas, que acaban encajando perfectamente. Me gusta cocinar vegetales en general; pero si son del huerto del Monasterio, mucho mejor. Los productos que salen de él no se pueden disfrutar en ningún otro lugar del mundo», señala el chef . Los valores y principios del nuevo concepto ‘de la huerta a la mesa’ se transmiten a los comensales de Castilla Termal Monasterio de Valbuena, ya que pueden disfrutar de unos platos excelentes que, además, están elaborados a base de productos exclusivos y de cercanía .
«Es un proyecto que me ilusiona especialmente porque la cocina vegetal siempre ha tenido mucha presencia en nuestro restaurante, La Botica», explica De la Cruz en respuesta a este periódico. «Lo que tratamos de hacer aquí es una cosa que siempre me ha generado mucho interés: trabajar con productos recién recolectados y ponerlos en la mesa. Y además hacer un recetario natural, un recetario sencillo , un recetario que la gente entienda».
El chef habla de un recetario «natural y sencillo», sí, pero puesto en el plato configura un menú con las más exquisitas combinaciones y las elaboraciones más profesionales . Todo ello combinado con los grandes vinos de la zona –entre los que ocupa un lugar destacado el ‘Converso’ elaborado por Castilla Termal– da como resultado infalible la satisfacción del cliente.
Esta nueva forma de hacer las cosas, con la vista puesta en la alimentación más natural y sostenible, es, además, «divertida» a juicio del chef . Pero él ya tiene mucho terreno andado: «Desde hace 20 años estamos ahí y hacemos una cocina muy local, muy de producto de la zona» , afirma, en referencia a su restaurante, La Botica de Matapozuelos, instalado en «una casa de labranza del pueblo».
Su amistad con Roberto García, que le sugirió «venir a echar una mano», les llevó a empezar esa línea de trabajo, una cocina distinta a todas, también a la que él elabora en su restaurante . «Esta es una cocina en la que se va a dar mucha importancia a lo vegetal», dice.
Piparra con polvo de remolacha; calabacines y mozzarella de albahaca; chirivía lacada y leche de oveja con flores y hierbas; zanahoria y amanita; berenjena ahumada con salsa de miel y sésamo o higos y salsa de vino tinto son algunos de los platos exquisitos que podrá degustar quien vaya buscando este nuevo y sostenible placer para el paladar.