Diario de Valladolid

El juzgado archiva la causa de las niñas de Aguilar por falta de pruebas contra los tres sospechos

"No tiene sentido repetir lo investigado judicialmente en 1992", afirma la jueza en el auto sobre un caso de hace 30 años que se reabrió hace uno

Imágen de las niñas de Aguilar, Virginia Guerrero y Manuela Torres, poco antes de desaparecer. E. M.

Imágen de las niñas de Aguilar, Virginia Guerrero y Manuela Torres, poco antes de desaparecer. E. M.

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Alicia Calvo
Valladolid

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"No tiene ningún sentido volver a llevar a cabo en el momento actual una instrucción que repita lo ya investigado judicialmente en el año 1992". Así de contundente se muestra el juzgado de Instrucción 2 de Cervera en el auto en el que decreta el archivo provisional del caso de la desaparición de las niñas de Aguilar hace 30 años, que se reabrió el verano pasado.

La jueza atiende a la petición del fiscal que pedía que se sobreseyera. Estima que no hay "ninguna prueba ni indicio o sospecha" contra los tres sospechosos de la desaparición de Manuela Torres y Virginia Guerrero la noche del 23 de abril de 1992, que fueron vistas por última vez subiendo en un Seat 127 blanco.

En el auto indica que "si bien se comprende por esta instructora el anhelo de las familias de M y V por esclarecer las circunstancias de su desaparición, también debe concluirse que la investigación que se ha realizado en estos meses, tras la reapertura de las actuaciones, colma las exigencias razonables de instrucción judicial de los hechos objeto de este procedimiento". Por ello acuerda " el sobreseimiento provisional de las actuaciones , ex artículo 641.2 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, no constando autor conocido en la perpetración de los hechos objeto de denuncia, decretando el archivo de las actuaciones".

Ante esta decisión, las partes "pueden interponer, ante este Juzgado, recurso de reforma en el plazo de tres días, y subsidiaria o directamente, de apelación en el plazo de cinco días".

El caso se reabrió hace un año tras la declaración de una mujer que relató unos hechos similares un año antes de que desaparecieran las niñas y el pasado mes de abril la familia pidió que se abrieran diligencias que ahora se desestiman. Entendían que se debían efectuar más averiguaciones sobre dos de los sospechosos. Sin embargo, la jueza lo desestima por "no existir indicios racionales de criminalidad contra una persona determinada".

El auto recoge que las tres líneas de investigación que se han estado llevando a cabo desde la apertura del procedimiento habían hecho que se investigara a tres personas: J.A. C. S., E. S. S.F.  y P. C. G.

Desgrana que con relación a uno de ellos, C.S., "investigado como consecuencia de las similitudes que presentaba la denuncia formulada" por una mujer en 2021, tras ver el caso en televisión, "ninguna de las gestiones policiales ni judiciales practicadas ha dado un resultado positivo que mínimamente conduzca o pueda indiciariamente conducir a pensar en la implicación del mismo en la desaparición de las dos menores". 

El verano pasado se reabrió el caso  gracias al testimonio de una mujer que, tras ver el repaso del misterio en televisión, aseveró haber sufrido un  intento de rapto  cuando era menor por un conductor con este modelo de coche  muy poco antes en la misma zona  en la que se perdió el rastro de las niñas. Su testimonio devolvió esta investigación a la actualidad e hizo que las familias recuperaran la esperanza de poder saber qué les ocurrió a Manuela y Virginia y averiguar dónde están. 

Los tres investigados, los tres con un Seat 127

Este investigado (J. A. C. S.) fue propietario de un Seat 127, y su vida laboral se ha desarrollado en Asturias. Tiene antecedentes policiales, pero en la actualidad "no tiene nada pendiente", refleja el escrito judicial, en el que se señala que "tras la escucha autorizada de su número de teléfono no ha habido comunicación alguna en la que se haya hecho referencia directa o indirecta al hecho investigado". "Ni hay ningún dato que establezca ningún tipo de relación" entre este hombre "con las localidades de Reinosa o Aguilar".

Así lo concluye también después de que declarara como investigado no detenido en febrero de este mismo año en la que negó conocer el caso de las dos niñas desaparecidas en 1992. Su coche, además, no era de color blanco, sino marrón tirando a oscuro". 

A la misma conclusión llega con otro de los investigados:  E. S. S.F., el "principal sospechoso en la fecha de la desaparición de las menores. "De las diligencias de investigación llevadas a cabo en el momento actual ningún indicio conduce a pensar que tuvo participación en los hechos".

También se le practicaron escuchas telefónicas que no dieron con ninguna pista. Solo hubo un par de referencias al caso. En una ocasión en la que habló con su abogado este le pidió que no hablara con los medios, a lo que contestó: "No. A la prensa ni pan ni agua". También charló con un amigo al que le relató que "por supuesto que no tiene nada que esconder y que no tiene problema en hablar con ellos, que hace ya 30 años habló con ellos, que lo pasó muy mal, que se vio envuelto en todo este asunto simplemente por tener un Seat 127".

De la entrevista personal con el investigado, la jueza extrae que relató "el sufrimiento que le causó en su día la observación y pesquisa a la que estuvo sometido". Y subraya que "tampoco las entrevistas policiales con personas del entorno han resultado exitosas".

Por todo esto, concluye que "no hay datos ni prueba sólida alguna, sin que el hecho de que hubiera sido sospechoso en su día permita pretender dirigir el procedimiento contra él mismo".

El tercero de los sospechosos, P. C. G., fue señalado a consecuencia del relato de otra mujer, que explicó que en 1979, cuando tenía 13 años, un vecino de Aguilar, con el pretexto de enseñarle a conducir la llevó a la localidad de Villallano , en Palencia, y que la intentó agredir sexualmente.  Algo que no comentó entonces. P.C.G. también tuvo un 127. El auto judicial expone que "el hecho de que transcurrieran trece años desde el episodio denunciado por esta señora hasta la desaparición" de Virginia y Manuela "conduce a pensar que ambos acontecimientos no se encuentran relacionados".

Este revés para la familia de Virginia y Manuela se produce cuando acaban de cumplirse tres décadas de aquella noche en la que se perdió el rastro de las menores, entonces 13 y 14 años, tras hacer autostop para volver a casa después de escaparse a las fiestas de  Reinosa . Y un año después de que la esperanza volviera a los allegados de ambas por la decisión de reabrir la causa que ahora se archiva. 

 

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