11-S | VEINTE AÑOS DEL ATENTADO QUE CAMBIÓ EL MUNDO
«Estaba en la ONU y me enteré porque me llamó mi madre que decía que había mucho humo»
Una llamada de su madre al ver la imagen del humo en las torres gemelas. Así es como Cris Gabarrarón sabía ese día 11 de septiembre del ataque a las torres gemelas de Nueva York. Gabarrón no estaba muy lejos, en la sede la ONU en la capital neoyorkina, pero fue su madre quien le alertaba de lo que estaba sucediendo.
Hoy, veinte años después de ese dantesco atentado que cambió el mundo, Cris Gabarrón recuerda perfectamente lo que estaba haciendo. «Lo recuerdo perfectamente, porque justamente el día antes hubo un acto de la Fundación que estaba Kofi Annan entregando un premio a Klauss Schwab, el presidente del foro de Davos; eso fue el lunes 10 a las seis de la tarde. Al día siguiente habíamos quedado el chairman de la Fundación Gabarrón americana, Ted Kheel, con Thérèse Gastaut, el secretario general de comunicación, porque el día 20 de septiembre se inauguraba la Capilla del Milenio en Medina del Campo. Y cinco minutos antes del atentando estaba tomando café en la planta 30 del edificio de Naciones Unidas con Thérèse Gastaut», explica Gabarrón.
«Nos enteramos –continúa– porque me llamó mi madre a mi móvil desde España, que había visto en la televisión la humareda. Decía que había habido un ataque, que no se sabía bien lo que había pasado, pero que algo pasaba. Eso fue a las nueve menos cuarto de la mañana».
Lo siguiente que recuerda es que se acercaron a la ventana y vieron un poco de humo, «porque está bastante lejos», puntualiza Cris Gabarron, quien señala que poco después empezaron a desalojar del edificio del cuartel general de Naciones Unidas. «Aún así tardaron una hora y pico en desalojarnos, por el tema del protocolo y las fórmulas de salir; así que se tardó mucho tiempo», aclara. El motivo del desalojo era claro, y así señala Cris Gabarrón que se lo explicaron: «El edificio de las Naciones Unidas era objetivo terrorista también».
De ahí, Gabarrón no se iba a su casa en Nueva York, decidía que quería ver lo que pasaba exactamente. «Bajé al downtown caminando. Las comunicaciones en Manhattan, toda la comunicación de teléfono se cortó.
Se paralizó todo, pero yo quería ver qué era lo que había pasado», señala Cris Gabarrón, para quien lo más sorprendente e increíble era que no sabían bien qué es lo que había pasado, hasta que se vio chocar el segundo avión. Segundo avión contra la torre sur que Cris Gabarrón tampoco vivía en la calle porque aún estaba en pleno desalojo de las Naciones Unidads. «Es que se tardó en desalojarnos muchísimo tiempo», insiste.
En su caminar por el centro de Nueva York para saber de primera mano qué estaba sucediendo, Cris Gabarrón se encontraba en Broadway con Abraham Lubelski, el editor de New York Arts Magazine. «Vivía en el 4/23 de Broadway, es decir en el downtown, y fui con él a su casa. Como él es residente allí, atravesamos el cordón de seguridad para ir a su casa y desde su piso que era la octava planta saqué unas fotografías de todo. Ahí vimos el desplome de las torres, fue tremendo», relata.
El primer día que pudo, que fue el 13, salía para España porque tenía la inauguración de la Capilla del Milenio en Medina del Campo. «Iba a venir Kofi Annan y evidentemente no vino. No vino nadie», resalta. Gabarrón explica que, en ese momento, «tenía una necesidad espiritual o humana de ver a la familia». «Estaba yo solo –aclara–. Mi padre justo salió dos días antes, el domingo, para Madrid. Es decir, a él no le pilló de milagro».
Lo que más le sobrecogía era «la humanidad increíble; una hermandad que se notaba en la isla como nunca antes había sentido». Pese a todo lo vivido, Cris Gabarrón deja claro que nunca tuvo sensación de temor aunque todo el mundo hablaba de que ya no se estaba seguro. «La sensación que tenía era de bastante hermandad entre la gente.
La amabilidad de todo el mundo, la sorpresa, el impacto... no tenía un sentimiento de temor. Tenía un sentimiento más bien de decepción, de injusticia, de la estupidez de lo que significa el terrorismo. De cómo el hombre hace al hombre esta barbaridad. Esa fue la sensación que me invadió a mí y que estaba contagiado con todos los seres que estábamos ahí. Amigos, personas que estábamos allí impactados. Si bien es cierto que el día ese no se sabía qué iba a pasar, incluso cuando nos desalojaron del edificio de Naciones Unidas, y eso que estábamos en medio del ataque, yo no sentía miedo. Sentía simplemente desconcierto, de que no sabíamos qué pasaba», destaca un Cris Gabarrón para quien resulta difícil de explicar emociones 20 años después.
Eso sí, pasado este tiempo le queda «el vacío este del sentimiento de lo que es capaz el ser humano de hacer». «Ese es el impacto que todavía, 20 años después, no entiendo. Cómo es posible que seamos tan locos de poder cometer salvajadas de este tipo», finaliza.