El año de la pandemia castiga con dureza a los jóvenes y a las mujeres

Todos, hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, han sufrido los rigores de la pandemia económica a la que ha llevado el coronavirus, pero los datos son tozudos y evidencian que los menores de 25 años y las mujeres han sido castigados con mayor dureza.

El número de jóvenes en paro menores de 25 años subió el pasado año en 600. La cifra absoluta puede parecer menor, pero el incremento del desempleo interanual entre ellos (3,64%) triplica al sufrido por los mayores de esa edad (1,09%). Además, porcentualmente la destrucción de empleo se cebó con los jóvenes. Cayó la ocupación un 17,5%, mientras que la de los mayores lo hizo solo un 2%.

Con todo ello, la tasa de desempleo juvenil subió 4,7 puntos en relación a 2019 , hasta situarla al finalizar el año en un 31,9%, por el 10,6% de los mayores. El dato es negativo, si bien mucho menos que el observado a nivel nacional, donde esta tasa se disparó hasta el 40% –casi diez puntos más que un año antes–.

El otoño dio un respiro. El paro entre los nacidos con posterioridad a 1995 decreció en un 28%, por solo un 2,88% entre los mayores de esa edad. Esa mejoría no permitió, sin embargo, que creciera el número de ocupados en la franja de edad más baja, todo lo contrario. Estos vieron como se destruía el 13,37% de sus empleos (5.600 en concreto). 

Y de los jóvenes a las mujeres. Su tasa de desempleo no hace más que crecer y distanciarse negativamente de la de los hombres. En Castilla y León esa tasa se situó en el 14,33%, más de cinco puntos por encima de la de los hombres. 

Esta situación se dio porque el aumento del desempleo interanual tuvo nombre de mujer. Mientras se apuntaban al Ecyl 5.800 mujeres, se desapuntaban 4.100 hombres. En porcentaje, el paro femenino creció en el año un 8,63%, mientras que el masculino se reducía en un 6,9%. 

No es de extrañar si se analiza el comportamiento de la ocupación. Mientras ellas veían como se esfumaban un 63% de sus empleos, ellos asistían a la destrucción de un 2,35% de puestos de trabajo.

De esta forma, al finalizar diciembre el volumen global de parados era de 540.000 hombres por 436.700 mujeres en Castilla y León. 

La Junta dice que se ha recuperado empleo perdido en el confinamiento

El viceconsejero de Empleo, David Martín, aseguró ayer que Castilla y León recuperó en el segundo semestre del año 55.000 de los 77.000 empleos perdidos durante el primer estado de alarma. Afirmó que el comportamiento del mercado laboral durante el último trimestre de 2020 «no fue malo», según los datos de la EPA, pero pidió «prudencia» porque debe interpretarse en un contexto con un «elevado número de trabajadores en expedientes de regulación temporal de empleo y «con la incertidumbre de su fururo».

Martín explicó que esperan que todos esos empleados en situación de inactividad temporal, aunque se contabilizan como ocupados, «puedan volver a su actividad y recuperen sus empleos», pero eso dependerá del control de la pandemia y que las empresas resistan hasta que se solvente la situación.

CCOO. apuntó que los ERTEs y las ayudas a autónomos «siguen sujetando, en gran medida, el mercado de trabajo» y señaló que la Junta «debe comprender y tomar nota para apoyar con presupuestos los programas que mantienen el empleo. Puso el acento en la «altísima temporalidad del poco trabajo que se ha creado que, además, es mayoritariamente parcial».

UGT. El secretario de Política Sindical, Industrial y Empleo de UGT Castilla y León, Raúl Santa Eufemia, advirtió de que «los datos de la EPA del último trimestre de 2020 reflejan el comienzo de la hecatombe que se avecina». Hizo hincapié en que «la pérdida de población activa, ocupados más desempleados, es el mayor riesgo para el sistema productivo» de la Comunidad.  

CEOE. CEOE Castilla y León recalcó que la salida de la crisis se atisba «prácticamente imposible» y no se recuperará el mercado laboral «mientras las empresas no reciban ayudas directas, y se adopten medidas orientadas a salvaguardar la competitividad».