Diario de Valladolid

El Musac cobija 14 millones de euros en arte

El modelo ostentoso que guió sus primeros pasos, con piezas de 400.000Eyy desembolsos de 300.000 en obras que duermen en el almacén, se ha mostrado inviable y ahora reconstruye su discurso con un presupuesto cercano a los 70.000 euros

LA JOYA DEL MUSAC.
Es la ‘joya’ del MUSAC. La mayor inversión de su historia. En 2007 gastó 394.000 euros    en esta instalación de Pierre Huygue. Una instalación con forma de caja con luces suspendidas que se expuso cuatro meses formando parte de la muestra ‘A time score’.

LA JOYA DEL MUSAC. Es la ‘joya’ del MUSAC. La mayor inversión de su historia. En 2007 gastó 394.000 euros en esta instalación de Pierre Huygue. Una instalación con forma de caja con luces suspendidas que se expuso cuatro meses formando parte de la muestra ‘A time score’.

Publicado por
A. F.  VALLADOLID
Valladolid

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Comenzó pisando fuerte para adquirir los fondos de la colección.  A lo grande, con ostentación y a golpe de talonario, el Musac arrasaba con el objetivo de convertirse en un museo de referencia del arte contemporáneo español. Desde 2003 -dos años antes de que fuera inaugurado- hasta el momento actual,  crear la colección de arte integrada por 1.144 obras ha costado  cerca de catorce millones de euros  (13. 904.513,97). La inmensa mayoría, eso sí, provienen de los primeros años. Y es que el museo ubicado en León apostó muy fuerte por estar a la cabeza del arte contemporáneo.  No dudó en adquirir obras que le colocaran a la vanguardia de la vanguardia realizando importantes desembolsos económicos, aunque las cifras de visitantes no han acompañado todo lo deseado al fuerte gasto realizado y cada vez sea más complicado mantener llenas las amplias instalaciones. 

El Musac acumula cerca de un millón y medio de visitantes desde su fundación en 2005. Sin embargo, a partir de 2008 las cifras han ido decreciendo año tras año. De  los 152.237 y 162.067 visitantes contabilizados en 2007 y 2008, respectivamente,  las visitas han caído en 2019 hasta las 62.473. Además, desde 2009 las temporadas expositivas se redujeron de tres a dos anuales.

Y es que, el que fuera el museo con mayúsculas,  el MUSAC, se enfrenta ahora a una realidad completamente distinta cubriendo huecos y reconstruyendo su discurso con  las adquisiciones  que le permiten  las restricciones económicas impuestas.  El modelo diferencial y espectacular que guió sus primeros pasos se ha mostrado inviable y se ha ido resquebrajando con el paso del tiempo. Ahora todo es más precario y menos deslumbrante. Ha pasado de un presupuesto de compras cercano a tres millones de euros en 2007 -justo antes del estallido de la burbuja- a los 70.000 euros que maneja desde 2013. 

Fue precisamente en el año 2007 cuando el Musac realizó las mayores inversiones llegando a gastar 394.000 euros en una obra realizada en 2002 por Pierre Huygue: L’ExpeditionScintillanteActe 2. La más cara de su historia.  Una instalación con forma de caja sobre el suelo de la que emana una estructura similar que contiene luces suspendidas sobre ella.  A medida que el humo se eleva con lentitud, las luces cambian de matiz, coloreando el humo, que se ve mágicamente transformado.  A pesar del enorme desembolso realizado, la obra tan sólo estuvo expuesta cuatro meses (19/05/2007-02/09/ 2007) formando parte de la exposición A time score.  Después la  ‘joya’ del Musac viajó hasta Estambul  para participar veinte días en la exposición An interpersonal Journey (11/07/2007-30/07/2007); a Londres donde estuvo tres meses (26/09/2013-15/12/2013),  otros tres en Melbourne (29/08/2015-22/11-2015) y dos más en Brisbane (01/02/2016-01/04/2016). También ese mismo año el Musac desembolsó 234.000 en el Homo sapiens de Pipiloti.  Ambas duermen en el almacén. 

Eran años de bonanza, de alegría, de ostentación. Ese año el Musac invirtió 3.270.727 euros en obras de arte, una partida mayor incluso que la realizada  en 2003 ( 2.271.820 euros) cuando el museo empezó a comprar piezas con la pretensión de cubrir el déficit de obras contemporáneas en la Comunidad  partiendo de cero -no admitieron las cerca de 300 piezas que la Comunidad había ido adquiriendo durante las últimas décadas-.  Se compraba mucho, con mucha alegría y a lo grande.  Pero esta línea inversora era bastante complicada de mantener y se desplomó con la llegada de la crisis y la falta de recursos.   

La curva tocó fondo en 2010 y la institución no adquirió obra nueva hasta la llegada de Manuel Olveira. En una suerte de ‘segunda fase’ comienzan a ampliarse  y reactivarse tímidamente las adquisiciones bajo una nueva definición y un nuevo marco cronológico:  70.000 euros en 2015; 75.000 en 2016; 153.000 en 2017; 11.552 en 2018, 40.690 en 2019 y 46.880 en el ejercicio actual. Las últimas adquisiciones llevan la firma de artistas consagrados como Wolf Vostell, Diego Delas, Hessie o Teresa Gancedo.    

Y es que, aunque durante los primeros años de gestación de la colección, las obras que la integraban eran posteriores a 1989, en 2013 el marco temporal se amplió hasta los años 60 al datarse en aquella década el inicio de una serie de cambios políticos, sociales, culturales y tecnológicos que han determinado las bases del escenario global de nuestros días, también en lo artístico.

 Así, a lo largo de todos estos años, el Museo ha adquirido un total de 1.144 obras de 426 artistas internacionales y nacionales -entre ellas 140 trabajos de 41 creadores de Castilla y León-. En 2017 se formalizó, además, el depósito de 291 obras de 128 artistas de la Colección de Arte Contemporáneo de la Junta. 

Sin embargo, no todas pueden ser disfrutadas por los visitantes. A pesar del fuerte desembolso realizado, algunas piezas permanecen en el almacén del museo ya que, según apuntan sus responsables, la mayoría son instalaciones y sus montajes supondrían un importante gasto o no han encajado en los discursos temáticos de las exposiciones de la colección realizadas hasta la fecha. Algunas de ellas ni se han expuesto ni se han prestado para participar en otras exposiciones. Es el caso de creaciones con la firma de Ana Laura Aláez,  Jorge Perianes, Leandro Erlich, Artemio, Ramón Mateos, Francisco Ruiz de Infante,  Miriam Martínez, Rafael Panigua,  Jose Igés o Concha Jerez.  Por estas obras que duermen en el almacén se llegaron a pagar más de 300.000 euros. 83.300 euros, por ejemplo, costó en 2009 La vereda de Leandro Erlich,  83.612 Carlove en el Bosque Borrador de Carlos Pazos, adquirida en 2010 o 23.345 una instalación de Artemio.

Planteado por su primer director, Rafael Doctor, como un «museo del presente», dedicado al arte contemporáneo a partir de la caída del muro de Berlín, el Musac ha vivido tiempos muy complicados y  convulsos. Cuatro directores en quince años y tres dimisiones. Comenzó pilotando el proyecto Rafael Doctor. Dimitió. Su seguidor y estrecho colaborador,  Agustín Pérez Rubio, le sucedió en septiembre de 2009. Pero los recortes por la crisis y las continuas readaptaciones  del proyecto también provocaron su marcha en julio de 2012 alegando «agotamiento» por el rumbo que había tomado la institución. 

El Museo quedó nuevamente huérfano de dirección hasta que el cargo fue ocupado por Eva  González-Sancho en marzo de 2013.  Parecía que su elección iba a cerrar la crisis abierta. Sin embargo, dimitió sólo tres meses después al haberse sentido «engañada y maniatada por injerencias políticas». El cargo fue ocupado entonces por Manuel Olveira, quien dirige actualmente esta institución. Y bajo su mandato, el Musac festeja ahora  su décimo quinto aniversario.  A lo largo de todos estos años de luces y sombras ha presentado más de dos centenares de exposiciones temporales y ha soplado quince velas conCinco itinerarios con un punto de vista en la que han participado un centenar de artistas y que fue clausurada el pasado 11 de octubre.

Ahora comienza una nueva etapa marcada por la incertidumbre. A la situación actual del brusco recorte presupuestario se une también el hecho de que el contrato de Manuel Olveira finaliza el próximo mes de junio.  

El Musac lucha por recobrar el pulso perdido. Lo hace proyectando sus 15 años fuera de sus muros. Así, el pasado día 15 de octubre echó a andar en el DA2 de Salamanca Contra una respiración propia, una muestra retrospectiva con las producciones audiovisuales realizadas por el Laboratorio de Antropología Audiovisual Experimental (LAAV_), un espacio permanente para la investigación y la creación puesto en marcha en 2016 por el Departamento de Educación y Acción Cultural (DEAC) del Musac comisariada por  Chus Domínguez y Belén Sola. Contra una respiración propia es una exposición retrospectiva en la que podrán verse la totalidad de los proyectos realizados por el LAAV_ hasta la fecha:  Puta Mina  (2016-18);  Libertad (2018-2019);y Hostal España (2018-2019). Además, se ofrecerá un resumen del trabajo de ‘La rara troupe’, un grupo de creación audiovisual formado por personas afectadas por problemas de salud mental o interesadas en cuestiones obre el malestar psicosocial, que nace en 2012 y que inspira la creación del propio laboratorio.   Y desde el pasado 31 de octubre, las instalaciones del museo leonés acogen cuatro nuevas exposiciones de artistas y proyectos castellano y leoneses: El vuelo, de Paloma Navares;  Todo es otro de Ana Prada; Tráfico de Arte. Galería, ciudad y periferia e  Intervalo lúcido. Consciencias del espacio de Ana Frechilla.

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