«No puede haber un Renault en cada comarca pero el grave error es dejar provincias sin vida»
El secretario regional de UGT-FICA, Miguel Ángel Gutiérrez Fierro
Es la voz de UGT del sector agroalimentario, automovilístico, químico, energético, siderometalúrgico y de la construcción. En pocas palabras, de toda la industria de Castilla y León. Por segundo mandato consecutivo, Miguel Ángel Gutiérrez Fierro lidera la secretaría regional de UGT-FICA con un propósito fácil de pronunciar: reindustrializar la Comunidad y que sea en Castilla y León donde se tomen las decisiones. Y para ello exige un gran pacto industrial perdurable y consensuado.
Pregunta.- Ha sido reelegido como secretario regional de UGT-FICA e inicia su segundo mandato con el lema ‘Reindustrializar Castilla y León’. Se dice pronto, pero… ¿hay alguna receta mágica para que este lema sea una realidad?
Respuesta.- Está claro que no hemos tenido todavía mucho éxito en nuestra reclamación y Castilla no ha atraído industria. Sigue sin haber una apuesta clara y firme por una industria y desgraciadamente con la pandemia ha salido a la luz las debilidades. Los partidos políticos están obligados a apostar por un gran pacto industrial, consensuado por todos, y que perdure en el tiempo. Hay que lograr una industria castellano y leonesa donde las decisiones se tomen en Castilla y León. No podemos permitir que venga un Gobierno de otro país y amenace con repatriar la producción de esa industria, como hemos visto durante la pandemia. Teniendo en cuenta la gran dependencia que tenemos aquí del sector del automóvil, una deslocalización sería la debacle. El Grupo Antolín puede ser un ejemplo a seguir de cara al futuro de la instalación de iniciativas empresariales que partan de la Comunidad.
P.- Hablar de reindustrialización es dar por hecho que Castilla y León ha estado alguna ver industrializada.
R.- Hay mucha diversidad. El problema es que hay tres provincias que sí tienen una fuerte industrialización: Burgos, Valladolid y en menor medida Palencia, pero el resto de provincias y territorios pertenecen a esa España Vaciada donde el sector industrial pinta muy poquito. Yo siempre digo que en Segovia, por ejemplo, la mayor industria que tenemos es el Acueducto. No tenemos nada en León, desgraciadamente al cierre de las minas y de las térmicas se suma que la industria carece de contenido; tampoco en Salamanca o en Zamora.
P.- ¿Habría entonces que poner el foco en esas seis provincias?
R.- El foco hay que ponerlo allí donde no hay nada de industria. Buscar una uniformidad. El gran error es seguir llevándola a donde ya están los núcleos de industria. No podemos seguir permitiendo que haya provincias desangeladas, sin vida.
P.- Pero empresas llaman a empresas.
R.- No pretendemos que se cree una Renault en cada provincia, aunque esté en el ánimo de muchos castellanos y leonesas. Debemos acoplar la industria a las comarcas donde se puedan situar. Y para ello no se les debe poner trabas. Cualquier empresa pequeña o mediana que genere 20 puestos de trabajo es para esa zona una gran industria.
P.- ¿La Mesa por León podría ser una vía?
R.- Si la Mesa por León es para atraer industria y vida a León, bienvenida sea, pero por mi responsabilidad a nivel autonómico, también habrá que crear una mesa por Zamora, una mesa por Salamanca... Debemos hacer un plan de reindustrialización para Castilla y León.
P.- ¿Hace la Junta los deberes?
R.- Da pasitos hacia adelante y pasitos hacia atrás. Su apuesta debe ser más clara y determinante por el desarrollo industrial de la Comunidad que evite grandes polos industriales, dejando al resto de provincias solo sustentada por el sector agrario y alimentario. La Junta debe incidir más en la promoción de la Comunidad para que multinacionales se asienten aquí y no poner trabas, al igual que el Gobierno, a la implantación de industrias por el tema medioambiental. Sabemos que la industria contamina en menor o mayor grado, sí, pues exijamos a esas empresas que cumplan toda la normativa y dejémoslas que se instalen. Tenemos el ejemplo en la mina de extracción de uranio en Retortillo (Salamanca). Cumple las normas y lamentablemente todo son zancadillas.
P.- ¿Vale cualquier industria?
R.- No, una tecnológica, con valor añadido, digitalizada y con futuro.
P.- ¿Es posible realmente reindustrializar Castilla y León en tiempos de pandemia? ¿Cómo?
R.- Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que no se arregla como se trató de solucionar la crisis de 2008, con restricciones, con el cierre del grifo por todos los lados, con falta de inversión. Yo creo que ahora las administraciones, empezando por la UE, están poniendo encima de la mesa fuertes capitalizaciones para tratar de salir de la crisis lo más pronto posible. A ver si somos capaces de hacer un uso debido del dinero que llegue de Europa y paliar esas carencias en la industria.
P.- Concluya la frase: si la pandemia se alarga, la economía…
R.- No vamos a caer otra vez en un cierre como el del 14 de marzo. De lo contrario, la economía no tendría la suficiente fuerza como para salir de la crisis. Debemos hacer compatible la salud de los ciudadanos y la actividad laboral.
P.- La pandemia va a marcar el inicio de su segundo mandato. ¿Cómo lo afronta y cuáles son sus reclamaciones y retos inmediatos?
R.- Hoy mejor que mañana exigimos la derogación de la reforma laboral que tanto daño hace a la recuperación económica. Desgraciadamente este Gobierno, del que muchos pensábamos que la derogaría, sigue dejándola en espera. Le pedimos que sea valiente, y si no lo es que al menos elimine los aspectos más lesivos, como puede ser la ultraactividad de los convenios, la prioridad del convenio de empresa sobre el sectorial, el despido o la subcontratación. Por otro lado nos da mucho miedo toda la destrucción de empleo que se va a generar cuando concluyan los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo. Los ERTEs se ha demostrado que es un instrumento muy válido para mantener vivas las empresas y, por ello, exigimos que sigan aplicándose para aminorar la pérdida de empleo. Nos preocupa porque cuando una empresa cierra es imposible que vuelva a abrir.
P.- ¿Hasta cuándo?
R.- Hasta que termine la crisis. No se deberían fijar fechas porque no tenemos la bolita de cristal para saber cuándo regresará la normalidad. Reconocemos el gasto que supone para el Gobierno hacer frente a los ERTEs, pero de alguna manera tenemos que hacer un buen uso de los fondos que vienen de Europa y prorrogarlos hasta que sea necesario.
P.- ¿En todos los sectores?
R.- En cualquier sector que desgraciadamente se vea inmerso en problemas productivos. Y todos los sectores están afectados. Ya nos están llegando expedientes de extinción de contratos de multinacionales, como Aciturri, donde trataremos de minimizar el impacto mediante ERTEs. Y en el sector agroalimentario, después del boom inicial durante la pandemia, llegó el bajón porque los ciudadanos ya tenían llenos sus frigoríficos.
P.- ¿De dónde va a salir todo el dinero para pagar los ERTEs si la situación se prolonga?
R.- Está claro que Europa no va a ser el ‘paganini’ de todo y que las arcas del Estado deben hacer frente a este problema. ¿Cómo? Está el reto de aprobar los Presupuestos Generales del Estado, que sí o sí tienen que salir adelante, y es vital que salgan por consenso. Los políticos no pueden mirarse el ombligo. No estamos en momento de guerra sino de salvar el país y a los ciudadanos.
P.- ¿Están los empresarios haciendo trampas con los ERTEs?
R.- (Risas). Hoy por hoy no nos llegan demasiadas denuncias de empresarios que estén abusando, pero alguno hay.
P.- ¿Los ciudadanos ya han cobrado la prestación?
R.- Últimamente sí está regularizada. Donde tenemos problemas es con la percepción de las ayudas adicionales que en su día se acordó en el Diálogo Social de Castilla y León. No solo no van a llegar al total del personal afectado, porque quedó muy descafeinada con el ‘atropello’ que luego cometió la Junta, sino que además hay problemas de cobro.
P.- ¿Se sigue fiando de la Junta después de ese ‘atropello’?
R.- Nos da miedo el Diálogo Social en Castilla y León. Desgraciadamente con la entrada en la Junta de Ciudadanos vemos que una parte, por mucho que predica, no cree en el Diálogo Social; ese que ha sido modelo exportable a todo el país e incluso fuera de España. Pese al incumplimiento de la Junta de los acuerdos firmados en mesa, UGT no debe romper el Diálogo Social sino presionar para que se cumpla escrupulosamente lo pactado.
P.- ¿A quién se refiere?
R.- No doy nombres.
P.- Si no hay un repunte de la economía y del consumo habrá muchas empresas que transformen los ERTEs en EREs. ¿Qué porcentaje de destrucción de empleo vaticina?
R.- Ya se está empezando a dar ese fenómeno. No tenemos una previsión porque la economía es muy cambiante. Fíjese que vaticinamos un problema grandísimo en el sector del automóvil y, tras el verano, vemos que la industria está tirando, poniendo algún turno extra y aumentando la producción. Pero ¿hasta cuándo durará ese boom? Hay que crear un mercado de trabajo nuevo, donde no se abuse de los contratos temporales y donde se genere ilusión en el trabajador, mediante contratos fijos, con derechos y autoregulados. Si no lo hacemos, Castilla y León no va a tirar hacia adelante.
P.- ¿Saldrá airoso el sector del automóvil?
R.- Es vital. Si se nos va el auto, sería la ruina para Castilla León.
P.- ¿Y la construcción?
R.- A corto plazo se va a resentir, pero debe ser una locomotora para otros sectores. Es momento de que las administraciones apuesten por fomentar la obra pública y la iniciativa privada por la rehabilitación de edificios, de barrios...
P.- ¿El sector agroalimentario?
R.- Con altibajos, pero puede asentarse con más fuerza.
P.- Han cerrado las minas, las centrales térmicas. ¿De la energía nos olvidamos?
R.- No, aunque paliar eso con la industria aerogeneradora o fotovoltaica va a ser difícil porque no tiene la misma carga de trabajo. Hay un nicho que se debe explorar, como es la fabricación de baterías y su reciclaje.
P.- ¿Hasta qué punto la pandemia puede ser el certificado de defunción de la negociación colectiva, de los derechos de los trabajadores y un paso para la devaluación de los salarios?
R.- Aunque durante la pandemia la inmensa mayoría de las negociaciones de convenios se paralizaron, ya estamos retomándolas. El problema al que nos enfrentamos es que los empresarios utilicen el argumento de que el IPC puede ser negativo para negarse a subidas salariales. Pero seguimos apostando por ellas porque es el momento de favorecer el consumo y de mover la economía.
P.- ¿Cómo le explica eso a un empresario que ve peligrar la supervivencia de su empresa?
R.- No somos tan derrotistas. La economía de esta Comunidad, de alguna forma, debe salir adelante y hacerlo fortalecida.
P.- ¿Se aventura un otoño caliente?
R.- Siempre habrá algo, pero si nos dedicamos a hacer guerras, paros o huelgas, la economía de Castilla y León se va a resentir en exceso.
P.- Cómo leonés que es, ¿qué opina de la unión de ayuntamientos reclamando una autonomía para León?
R.- Soy leonés de cepa, me siento muy arraigado a mi tierra –de hecho hago todos los días 300 kilómetros hasta Valladolid–, pero no leonesista. Debemos ser ciudadanos del mundo y no cerrarnos a localismos. Mantener nuestra historia, nuestras costumbres, nuestras raíces, pero hay que ser mucho más abierto de miras.