UN HOMBRE | UN FESTIVAL DE FOLK
«Nos aplauden por montar el pollo con un festival folk y, encima, defendemos nuestra identidad rural»
RODRIGO BARRIUSO
Ricardo es fundador, junto a Juan Carlos Peña y a Ricardo Obejero , de una iniciativa que ha logrado que su pueblo, Villangómez, iniciara hace una década un proyecto que ha situado a esta localidad burgalesa de apenas 120 habitantes en el punto de mira de la música folk. Todo surgió para promocionar las granjas avícolas que producen cada año más de cuatro millones de kilos de pollo.
Una fuente de inspiración que ha logrado movilizar a cerca de cuarenta mil personas que acuden en verano al festival de folk Pollogómez, que este año se ha suspendido. Por él han pasado decenas de músicos y grupos de prestigio y ha contado con personalidades de la talla de Joaquín Díaz como abanderado. El festival hoy cuenta con una asociación cultural con más de doscientos miembros que han conseguido, además, convertir al pueblo en una referencia de arte urbano, llenando de artísticos murales las calles y plazas. El reto gastronómico será la tercera pata del proyecto.
Pregunta .- ¿Cuál es su oficio?
Respuesta .- Soy informático en la Universidad de Burgos, donde imparto cursos de formación y trabajo en proyectos informáticos.
P.- ¿Es consciente del “pollo” que han preparado en su pueblo?
P.- Es verdad. Ha sido toda una revolución. Parece mentira que hayan pasado cerca de cuarenta mil personas por el festival Pollogómez.
P.- ¿Cómo surge la iniciativa del festival?
R.- Desde el ayuntamiento. El alcalde de entonces, Juan Carlos, Richard y yo nos lanzamos. Al principio solo con música, pero más tarde llegaron los talleres infantiles, o el GastroPollo, una propuesta gastronómica que consiste en degustar raciones de pollo durante el festival, aunque el sueño sería que surgieran iniciativas hosteleras que apuesten por ello.
P.- ¿A qué se dedican los habitantes de Villangómez?
R.- Agricultura, principalmente. También a la ganadería, que se ha reducido a cuatro familias que tienen granjas de aves. Desde que nací siempre hubo granjas de pollos en mi pueblo. Hoy los granjeros forman parte de la Cooperativa Avícola de Burgos COBUR, donde se cierra el círculo completo de la transformación.
P.- Cuando llega la iniciativa hace 10 años del festival folk Pollogómez, el propio nombre descolocó al personal, ¿o no?
R.- Sí. Nadie quiere cambiar el nombre. El primer año la gente estaba expectante y nos parecía simpático. El logo, además, era muy atractivo. Ahora la gente lo identifica perfectamente con el pueblo.
P.- Es curioso. Un pueblo donde se “monta el Pollo” y se pintan las paredes... y encima les aplauden.
R.- Por raro que parezca, así es. Por montar el pollo con un festival de folk y pintar las paredes con murales nos aplauden y, encima, defendemos con orgullo nuestra identidad rural, que nosotros llamamos OIR. Un festival para todos los públicos y para las familias. Hay muchas actividades para niños, catas, demostraciones, actuaciones, además de música.
P.- ¡Blanco y en botella! Se producen pollos, el alimento de mayor consumo. ¿Este pueblo es una mina para un restaurante rural?
R.- Eso es una baza pendiente que tenemos. Ya ha surgido con éxito una iniciativa liderada por dos jóvenes cocineros, Laura y Carlos. Se llama “Hasta la cocina” y elaboran platos para llevar a domicilio. No hay duda de que hay hueco para más. Esa será la tercera pata.
P.- ¿La segunda cuál es?
R.- Son los 33 murales. Otra iniciativa que nos ha colocado entre las referencias de arte urbano. Nos visitan, precisamente, por el valor y el colorido de estas enormes obras de arte que ocupan tapias y fachadas en calles y plazas del pueblo. No teníamos atractivo turístico natural y nos lo inventamos.
P.- ¿En algún momento se ha revuelto el gallinero?
R.- No. Al contrario. Todas estas iniciativas han sido muy bien acogidas. Los primeros años era un problema buscar espacios para poder pintar y ahora es, al contrario. Y en todo, en el festival y en las actividades culturales, el ayuntamiento está al lado de la asociación con Esther, su alcaldesa, al frente.
P.- Todo esto será una fuente de empleo y de fijar población para los jóvenes en tu pueblo.
R.- Sí, así lo creo. Es un efecto dominó en el que generar atractivos turísticos puede generar atractivos económicos, generar en el mundo de la gastronomía… Creo que todo suma para incentivar el desarrollo del medio rural. Queremos ponerlo en valor, crear atractivos turísticos y económicos y establecer sinergias con proyectos similares o afines desde Villangómez.
P.- ¿Cuál es el gentilicio? ¿Hay muchos Gómez?
R.- Creo que, curiosamente, no abunda ese apellido y últimamente nos llaman “pollitos” y “pollitas”, que no suena nada mal.