Fiebre por las ‘macrogranjas’ porcinas: 156 abiertas en cinco años y 85 proyectos en estudio
La causa de este ‘boom’ en Castilla y León está en el creciente negocio de exportación con China y otros países emergentes
La ‘fiebre’ por las mal llamadas macrogranjas de porcino se ha instalado en el medio rural de Castilla y León. Y, a medida que el sector se ha ido incorporando a la carrera por ganar peso y presencia, la ‘guerra’ se ha agudizado entre quienes consideran que «no se puede perder el tren» de este negocio « rentable », ante una creciente demanda del mercado internacional, y quienes creen que es «el fin de las comarcas» donde se instalan y la «estocada» para el pequeño productor. Sus posturas parecen irreconciliables: actividad económica o protección del medio ambiente de los pueblos.
En mitad de esa batalla, los datos apuntan a un claro boom de grandes granjas en España y en especial en Castilla y León. Solo en los últimos cinco años se han concedido autorizaciones ambientales –el mismo requisito que para una cementera o una fabrica de coches– para la instalación de 156 explotaciones ganaderas de porcino en la Comunidad, aquellas que cuentan con un censo de más de 2.000 cerdos y 750 reproductoras.
En lo que va de año, exclusivamente han sido siete, lo que contrasta con las 43 del pasado año , si bien la causa de este escaso número se debe a la paralización provocada por la irrupción del coronavirus.
«El porcino solo ocupa el 30% del terreno que podría en la Comunidad»
Según los datos facilitados por la Consejería de Agricultura, es Salamanca la provincia castellana y leonesa con un mayor volumen de concesiones, 37 en total; seguida por las 28 de Soria, las 23 de Segovia y las 21 de Burgos. 15 se han concedido en Valladolid y Zamora, frente a las nueve de Ävila y las seis de León. En Palencia, en cambio, únicamente se autorizó dos explotaciones desde 2016.
No serán, sin embargo, las únicas que abran sus pocilgas . La Consejería de Medio Ambiente tiene sobre su mesa los expedientes para conceder o no la apertura de 85 nuevas explotaciones de cerdos repartidas en las nueve provincias de la Comunidad. El mayor número de asuntos que estaban en tramitación a principios de julio de este año se concentraban en la provincia de Segovia, con 28. A continuación se sitúa Zamora, con 15, o Palencia, con 12.
De esta forma, Palencia entra en una competición de la que hasta el momento se había mantenido casi al margen. La información sobre explotaciones ganaderas de porcino que figuran en datos abiertos de la Junta señala que solo cinco municipios palentinos cuentan con un significativo censo de cebos (53.043) y madres (10.523).
Se unirán, a buen seguro, a las 522 grandes explotaciones de porcino que existen en la Comunidad y que representan el 12,2% de las 4.276 explotaciones de porcino que figuran en su conjunto en el registro general (el 40% corresponden a explotaciones de razas ibéricas o sus cruces). En total, la Comunidad cuenta con un censo de 2,6 millones de cebos y más de 356.000 madres –solo superada por Cataluña–, repartidos entre 1.033 municipios castellanos y leoneses.
Una cuarta parte de esas ‘ macrogranjas ’ se encuentran ubicadas en la provincia de Segovia y un 18% en la de Salamanca. Palencia y León son donde menos presencia tiene este sector.
Pero ¿por qué proliferan este tipo de explotaciones tan contestadas por muchos vecinos? «Es el mercado el que lo está demandando», sostiene el secretario general de Asaja, José Antonio Turrado, quien añade que «nadie invertiría seis millones de euros para construir una granja con la máxima capacidad legal de madres o 400.000 euros si se trata de una granja de 1.600 cerdos, y sin recibir un euro de subvención, si no hubiera demanda».
«No es una moda. Es un negocio» , argumenta el número dos de Asaja en Castilla y León, quien apunta a que la causa de esta expansión de las ‘macrogranjas’ de ganadería intensiva de cerdos en la Comunidad se encuentra a 8.700 kilómetros de distancia. Exactamente en China. El gigante asiático, con sus más de 1.300 millones de potenciales consumidores, es el principal cliente y hacia allí se dirige la gran mayoría de las exportaciones de porcino que sale de la Comunidad.
No solo es un país en expansión demográfica, sino que sus familias cada vez en mayor medida se están «incorporando a la clase media». A esto se une que China se está viendo afectada por la peste porcina africana que está diezmando su cabaña y a la amenaza detectada recientemente de una nueva cepa de gripe, emparentada con la gripe A, presente en los cerdos allí.
A China, pero también los cerdos castellanos y leoneses viajan a Vietnam, Corea, Japón, América Latina... Francia, Reino Unido. «El sector del porcino se ha diversificado y especializado tanto y es tan pujante que ya exportamos a 150 países», afirma el presidente de la Federación de Asociaciones de Productores de Ganado Porcino de Castilla y León (Feporcyl), Miguel Ángel Ortiz.
De hecho, el 50% de los 1.100 millones de euros de carne de cerdo que produce Castilla y León anualmente se exporta, según datos aportados por la Consejería de Agricultura.
«Si produjésemos más carne de cerdo, más exportaríamos», apostilla el representante de productores castellanos y leoneses, para quien «hay un déficit de exportación».
Ante esta realidad, Turrado garantiza que si la ‘burbuja’ de ventas a China estallara en algún momento por cualquier causa «no sería una hecatombe». «No se cerrarían granjas en Castilla y León; simplemente se recolocarían los productos».
El porcino sigue siendo el primer sector ganadero en importancia en Castilla y León. El valor de su producción –1.100 millones de euros al año– alcanza el 32% de la producción ganadera y representa el 15% de toda la producción agraria. Es un sector en crecimiento. Desde 2010 su valor ha crecido un 40% y la Comunidad concentra el 13% del total del censo nacional de cabezas.
Y subiendo porque, tal y como coinciden Turrado y Ortiz, «Castilla León tiene sobrada capacidad para albergar mayor número de granjas de cerdos en su territorio». «Castilla y León es una Comunidad excepcional para poner granjas», asegura Ortiz, en referencia a la «gran base de tierra que tiene para poder gestionar los purines». «Gozamos de mucho territorio y de tierra de cereal que necesita nutrientes y eso casa perfectamente con una granja de cerdos para cerrar una economía circular».
Además, como señala el número dos de Asaja, «los pueblos están muy alejados entre sí, muchos de ellos despoblados, y hay mucho sitio donde construir una granja que pase inadvertida en el terreno» .
«Tenemos el territorio que otras autonomías no tienen», defiende. Ortiz añade un dato que demuestra, a ojos de los productores, que Castilla y León tiene «capacidad suficiente para seguir creciendo». «El porcino solo ocupa actualmente el 30% del territorio que podría ocupar de la Comunidad».
Para Ortiz, «sería estúpido no aprovechar esta oportunidad» . Para Turrado, «Castilla y León no puede perder el tren del porcino, como ya hizo Francia, al aferrarse a un modo que se había demostrado que no funcionaba». Sin embargo, ambos son muy conscientes de que no son pocos los pueblos y vecinos que han emprendido una auténtica rebelión contra las llamadas ‘macrogranjas’.
Lo primero que tratan de desmontar Ortiz y Turrado del argumentario de los detractores es lo que cada uno considera ‘macrogranja’. Aunque, como recuerdan fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, «el término no existe en ningún tratado de zootecnia», los contrarios a estas instalaciones «llaman así a cualquier cosa cuando una granja con 2.000 cebos es pequeña y no permite ingresos suficientes ni para que viva una familia, salvo que la tenga como complemento de una actividad agrícola», esgrime el representante del sindicato agrario, quien lamenta que se utilice ese término de «forma peyorativa» como sinónimo de rico o como sinónimo de que en estas instalaciones se produce maltrato animal o una carne de mala calidad.
Incide, además, en que el modelo desarrollado en Castilla y León no incluye ya un «ciclo cerrado». Es decir, actualmente los cerdos se separan de las madres en pocos días, finalizada la lactancia, y se ceban en naves integradas de una dimensión media de unas 2.000 plazas (2.000 metros cuadrados). De ahí que sentencie que «2.000 madres no deben asustar a nadie».
Para Turrado, este sistema productivo en España es «más sostenible, da más participación a la explotación familiar, es menos agresivo desde el punto de vista de sanidad animal y hacia el medio ambiente», y ha ayudado a situar al país como el tercer productor y exportador del continente.
Rebaten también que estas granjas acaben con el pequeño productor. «No son ellas, sino el propio mercado el que las va arrinconando y la prueba es que ya estaban desapareciendo», dictamina el presidente de los productores. A lo que Turrado añade: «El modelo de economía circular no lo elegimos cuatro amiguetes aquí».
Junto a esto señalan que la normativa española sobre el porcino es «la más restrictiva y garantista de toda Europa». Hay un tope que una granja no puede superar: 720 unidades de ganado mayor por explotación, y «pasan por 50.000 filtros de una Administración, la autonómica, que se presupone que es totalmente imparcial», apostilla Turrado.
De hecho, según Medio Ambiente , «el proceso desde que una empresa presenta el proyecto para abrir una granja hasta que logra la autorización ambiental tarda como mínimo diez meses, quizás dos años». Y lo que es más, afirman que «contaminan más 20 instalaciones de 100 cerdos que una explotación de 2.000 cebos porque son más difíciles de controlar» .
En su defensa, hablan de que las granjas «fijan población» y generan empleo –entre 12 y 14 puestos de trabajo para una granja con reproductoras y unos dos para una de cebo– y eso llama a otras empresas auxiliares.
«Hay que hacer compatible la actividad económica con la vida tranquila de los pueblos», pero Turrado lanza una crítica hacia todos esos que «cogen una pancarta contra las granjas como lo harían de la misma forma contra una fábrica de coches».
«Hay gente en los pueblos que no quiere nada en sus pueblos. Podríamos volver a arar la tierra con el arado y el burro»», lamenta el responsable sindical, mientras confía en que «las autoridades no se dejen llevar por esa corriente de opinión».
Ortiz lanza una reflexión: «para que haya un cerdo en un lineal, tiene que haber obligatoriamente una granja donde se produzca. Qué nos digan cómo se hace si no».
DATOS SOBRE EXPLOTACIONES DE PORCINO
Número de granjas de porcino y censo de animales. Castilla y León cuenta con 4.276 explotaciones de porcino, de las que el 12% son instalaciones consideradas grandes, al tener más de 2,000 cerdos y/o 750 madres. Es decir, 522 en total. Englobal disponen de un censo de 2,6 millones de cebos y más de 350.000 madres.
Exportación. La Comunidad exporta la mitad de los 1,100 millones de euros de carne de cerdo que produce al año,