La «extrema violencia» amenaza la labor de los misioneros
El secuestro está «a la orden del día como moneda de cambio» en las zonas de conflicto / La Diócesis cuenta con 620 voluntarios repartidos en todos los continentes
El asesinato de la religiosa burgalesa, Inés Nieves Sancho, ha dejado huella en la comunidad de todo el país y, especialmente, en el territorio burgalés. Aun así la actividad de los voluntarios burgaleses no cesa en territorios como Níger, Burkina Faso o Nigeria. «Desde hace doce años están en guerra con catorce grupos armados que campan por el país haciendo justicia y decidiendo qué es la ley y nuestros misioneros son conscientes, lo ven cada día», explicó el delegado de misiones en Burgos, Ramón Delgado, en vísperas del inicio de la 72 edición de la Semana Española de Misionología, que tendrá lugar en Burgos entre los días 1 y 4 de julio, bajo el lema «Misión ad gentes, futuro de la Iglesia».
En esta cita destaca el testimonio del burgalés Jesús Ruiz Molina, obispo auxiliar de Bangassou, en la República Centroafricana, una diócesis a más de 1.000 kilómetros de donde fue asesinada la misionera burgalesa el pasado mayo y en la que «todavía hay tres parroquias que están bajo las armas», según explicó entonces.
De hecho, la extrema violencia amenaza su labor en estas zonas de conflicto. Nigeria, por ejemplo, «es noticia todos los días pero como no son blancos los que mueren parece que hay menos violencia». Sin embargo, a ojos de Delgado la realidad es otra pues «a diario mueren varias decenas de personas».
Es más, tal era la situación, que hace unos años, la embajada española sugirió a «su gente» que abandonara el territorio pues no había una seguridad plausible. A día de hoy, la escena se repite ya que el gobierno de Níger recomendó a los habitantes de la zona abandonar el territorio tras los secuestros que se produjeron.
Delgado explicó que «no es que la situación sea insostenible sino que el Gobierno, a nivel oficial, no quiere ser noticia por que un extranjero haya muerto violentamente» y se refleje que «sus fuerzas armadas no han podido hacer nada».
Sin ‘perder’ la cabeza, son conscientes de lo que sucede y «cuando es tu propia integridad la que está en juego, no puedes trabajar. Son grupos tan descerebrados que no entran a matar a algún político, sino a la población donde no hacen distinciones».
Para Delgado, uno de los mayores problemas que hay en la zona son los asesinatos a catequistas y sacerdotes que últimamente se están produciendo. «Entran a atacar a la gente que es capaz de estructurar socialmente para hacer más daño». A su vez señaló que «hasta ahora» existió un cierto respeto por la comunidad religiosa pero que a día de hoy se ha disipado debido a que «cualquier grupo armado es mucho más potente que un gobierno».
Moneda de cambio
«El secuestro está a la orden del día. Incluso a la hermana Nieves unos años antes la habían secuestrado». Los misioneros burgaleses «valemos dinero» y por ello, el secuestro es actualmente «la moneda de cambio» en las zonas de conflicto.
Delgado comentaba que «no hay ya esos valores tradicionales donde se respeta tu palabra», lo que provoca una mayor inseguridad. «Ahora lo que importa es el dinero y conseguirlo cuanto antes sin pensar en un trabajo o en un esfuerzo» al margen de que la persona a secuestrar «sea la que está ayudando a su familia a salir adelante».
En referencia a los ‘miedos’ de los más altos cargos, el delegado de misiones destacó el tuit de Pedro Sánchez en el que lamentaba la muerte de la hermana Sor Inés, pues tiene sus propias teorías. «Estoy seguro de que como presidente del Gobierno no le hizo ilusión que haya muerto violentamente sin poder haber hecho algo por ayudar». Por eso, situaciones de este tipo original que la norma «prioritaria» de las autoridades sea abandonar el terreno cuanto antes.
Sin embargo, ante tanta adversidad, la actitud de los burgaleses es «otra cosa» donde la «mayoría se quedan» a pesar de no ser el procedimiento habitual, pues cuando dialogan con varias organizaciones acerca del protocolo de actuación, lo más probable es que el resto de grupos «abandonen», explicó Delgado.
Lucha por la infancia
Que una gran cantidad de niños crecen y se desarrollan en un ambiente bélico en los países de conflicto es una realidad, donde «su forma de comportarse y adquirir las cosas es la violencia». El delgado de misiones en Burgos detalló que es un trabajo «posible» aunque «difícil» pues requiere mucho tiempo para sanar heridas y recuperar infancias.
«Recuperar todos los sentimientos, el tramado social, el respeto a la familia y a la sociedad suponen muchos interrogantes. Los misioneros ven que su labor es acompañar a los más pequeños en este tipo de situaciones y no desistir de abandonarlos a su propia suerte», explicó Delgado, quién recordó que estos retos suponen también para los misioneros burgaleses una fortaleza para quedarse, pues el tema de la droga es otra batalla a pelear con los más jóvenes.
Asimismo, Delgado destacó que mientras en España la infancia puede durar desde los quince y alargarse hasta los veinte años, en las zonas de mayor conflicto puede llegar a durar en un niña tan sólo tres meses, «el tiempo que pasa desde que se queda embarazada hasta que sabe que lo está», concluyó el delegado de misiones, Ramón Delgado.
En la diócesis de Burgos son 620 los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que han sido enviados a anunciar el evangelio por los cinco continentes. De ellos, 335 son hombres, entre los que encontramos siete obispos, 33 sacerdotes diocesanos, 148 religiosos, 13 laicos y 134 consagrados. En cuanto a las mujeres misioneras, son un total de 285, contando 270 consagradas y 15 laicas. En cuanto a los territorios de misión, América latina es la región que más misioneros burgaleses acoge, con 431. Le sigue Europa, con 93 mientras que África cuenta con 67 y Asia con 27. En Australia tan solo hay un misionero perteneciente a la diócesis.