Diario de Valladolid

UN HOMBRE / UN TORO, CARLOS ADEVA GARCÍA

«Ha llegado la hora de ponerle cara al Tío Babú»

Carlos Adeva, frente a uno de sus murales.-ARGICOMUNICACIÓN

Carlos Adeva, frente a uno de sus murales.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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A los siete años ya apuntaba maneras. En la escuela le mandaban hacer un dibujo y él hacía cinco. Estaba ya destinado a estudiar en Arte. Salamanca primero y luego Valladolid, sin dejar de mirar a Toro. Allí está su verdadera fuente de inspiración y su mayor compromiso como artista. Asegura que parte de la culpa de dedicarse a la pintura pudiera tenerla una toresana, la pintora Deli Tejero, de la que como muralista reconoce una deuda con ella. Algún día, asegura, deberá tener un mural en la ciudad de Toro dedicado a su memoria. Actualmente Carlos tiene un estudio en Valladolid y dos puntos de exposición y venta en Tordesillas y en Toro. Fue el alma mater de TAU, una iniciativa artística que revolucionó la ciudad toresana y que llenó sus paredes de color.

Pregunta.- ¿Cuándo se cruza el arte del muralismo en su vida?

Respuesta.- Con 13 años pinté en una tienda mi primer mural. Se llamaba decoraciones Inés. Era para una amiga, Oliva y lo hice con ceras madre. Bastantes establecimientos llevan mi nombre, aunque ahora menos porque por la era digital mola más poner pegatinas impersonales. Estamos como los dinosaurios: en extinción.

P.- ¿El arte urbano reclama a los muralistas?

R.- Sí, pero en el arte urbano hay intrusismo. Parece que cualquiera hace pintura mural y no es así. Hay que ser un poco serios y respetar la profesión. El arte urbano está cuajando pero tiene que ser un poco más medido a la hora de seleccionar proyectos que sean más profesionales.

P.- ¿Cómo surgió Toro Arte Urbano (TAU)?

R.- En 2016 propuse en el ayuntamiento hacer en Toro algo como lo que se hace en Tordesillas, donde este proyecto se llama AUT (Arte urbano Tordesillas). Empezamos ese año con un fin de semana intenso, trabajando las puertas y en el que los que venían a las Edades del Hombre nos conocían. Después hemos cambiado a formatos cada vez más grandes.

P.- ¿Cuáles son los murales que se esparcen en el casco urbano de Toro?

R.- En la primera tanda del 2016 intentamos hacer cosas relacionadas con Toro. A día de hoy creo que el más interesante es el de homenaje a Jesús López Cobos en la Escuela Municipal de Música.

P.- ¿Los niños y las niñas pintan hoy?

R.- Si vas a un cole y preguntas a los niños de cinco o seis años si les gusta pintar, todos levantan la mano. Cuando llegan a los ocho o diez años les gusta a la mitad de ellos, cuando cumplen los catorce y les preguntas, con suerte levantan la mano dos y después nadie pinta. Ahora mismo hay mucho friki que lo hacen con tutoriales de internet. Mucha de la pintura que hay es impersonal, sin alma, no cala.

P.- ¿Qué pintores contemporáneos destacaría en Castilla y León? ¿Y de las viejas glorias?

R.- Contemporáneos, dos grandes amigos, Isidoro Moreno y Daniel Yordanov. Isidoro es el mejor paisajista de Castilla y León. Y en su momento a mí me impresionó de pequeño Deli Tejero. La conocí con 10 años y a mí me atrajo mucho. Es un referente porque indagó e investigó mucho. Me gustaría que hubiera un mural sobre ella en Toro.

P.- ¿Y el Tío Babú? Está ahí, en el sentimiento de los toresanos, en su canto de bodas… pero nunca trasciende al lienzo, a la pintura, no conocemos su cara. ¿Qué le sugiere esta reflexión?

R.- Pues que es verdad, no abunda el personaje entre las obras de arte. Tal vez haya llegado la hora de ponerle cara al Tío Babú…

R.- Ha servido para despertar a la gente que tenía inquietud por pintar. Además, a otros les ha valido como escaparate, como un revulsivo.

P.- ¿Qué aporta el mural a la ciudad de Toro?

R.- Creo que aporta un embellecimiento, una forma de crear patrimonio nuevo para que tengan un aliciente más para poder pasear, ver y poder disfrutar de algo que alegra la vista.

P.- Cuándo apareció el mural del toro y el león, ¿se enteraron los de fuera y los de dentro del significado?

R.- Yo creo que sí. Lo pinté en un fin de semana en los soportales del ayuntamiento. Alguno preguntaba, pero sí, ha sido una forma nueva de ver el escudo y para los toresanos es muy reconocible.

P.- ¿Se puede vivir de la pintura?

R.- Se puede vivir, pero dependiendo de cómo quieras vivir y si te dejan con los impuestos que pagas. A este sector se le tenía que tratar un poco mejor porque está bastante dañado. Por eso, hay mucha gente que se dedica a otros trabajos y en los ratos libres pintan. Dedicarte en exclusiva es duro.

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