Educación impone el bilingüismo con el único apoyo de la concertada y fractura el consenso
La orden será aprobada con el rechazo frontal de sindicatos, familias y alumnos de la pública, que representan a dos tercios de los estudiantes / El Consejo Escolar recomienda a la Consejería «sensibilidad» con toda la comunidad educativa
El bilingüismo saldrá adelante en Castilla y León sin un amplio consenso y dejando fracturado el campo de batalla a un mes escaso para que se celebren las elecciones autonómicas y a dos de que concluya el actual curso escolar. En la ‘contienda’ hay dos frentes claramente definidos.
De un bando, el sí de las patronales de la enseñanza concertada y de la privada, que ayer emitieron su voto a favor del dictamen del Consejo Escolar por el que respaldan el modelo impuesto por la Consejería de Educación.
En el bando opuesto: el no de sindicatos, padres y alumnos de la escuela pública, que anunciaron un voto particular (deberán presentarlo en menos de 24 horas), mostrando su rechazo frontal a la orden y reclamando la retirada de lo que consideran un «modelo de bilingüismo low cost».
La ‘batalla’ se decantó ayer por el sí en la Comisión Permanente del Consejo Escolar por siete votos a favor –los emitidos por la administración, el presidente del Consejo Escolar, el director de centro, FSIE y la Federación Española de Religiosos de Enseñanza (Fere)–, por cinco en contra, los lanzados por CSIF, Stecyl, CCOO, Confapacal y Fadae en nombre de los alumnos–.
Queda ya nulo margen para suturar la cicatriz. Aunque aún resta «el trámite» del pleno del Consejo Escolar, los sindicatos de la red pública consideran ya «imposible» que la Consejería de Educación eche marcha atrás en su deseo de aprobar la orden antes de que concluya la legislatura.
Ante esa falta de consenso, la secretaria de Educación de CCOO, Elena Calderón, reclama a la Consejería «que deje el bilingüismo para los que vengan», en referencia a la cercanía del proceso electoral.
«El consejero, Fernando Rey, va a dejar el cargo sin escuchar a la mayoría de la comunidad educativa», denuncia la portavoz de Stecyl, Christina Fulconis. Y es que, tal y como lamenta, el borrador de la orden solo cuenta con el beneplácito de la red concertada y privada, cuando esta exclusivamente representa a un tercio de los alumnos matriculados en Infantil, Primaria, ESO y Bachillerato (etapas a las que les afecta la orden), frente a los dos tercios de estudiantes que acuden a centros públicos.
Dentro de la amarga ‘derrota’ a años de negociación, los sindicatos enarbolan algunos ‘triunfos’. Según explica la presidenta del Sector Autonómico de Educación de CSIF, Isabel Madruga, el Consejo Escolar, en su dictamen aprobado ayer, invita a la Consejería a buscar el consenso y a «ser más sensible con la comunidad educativa» en un tema de tanto alcance como el bilingüismo. Junto a esto, propone que «se compense al profesorado», que aporten «recursos suficientes» para implantar el modelo y que se tenga especial atención a la diversidad.
Poca fe tienen los sindicatos en que estas recomendaciones prosperen, máxime cuando, como apunta Fulconis, la orden, en su artículo 6, señala que «la autorización de programas bilingües no conllevará el incremento de las ratios, ni obligación de financiación adicional para la Administración educativa».
La única esperanza que tiene es que los centros, que deberán sumergirse en diciembre en el papeleo de sumarse al nuevo modelo de bilingüismo, «se bajen», apunta la responsable de Stecyl, quien insiste en que tal y como lo ha concebido Educación «no redundará en una mejora de la enseñanza de idiomas en los centros.
En su lugar, reclama que se ponga en marcha «una verdadera negociación» para «acordar un Plan Integral para la Mejora de las Lenguas Extranjeras en todas las etapas y enseñanzas educativas entre los tres y los 18 años en todos los centros públicos».
Este plan debería apostar, a su juicio, por duplicar el actual horario de la primera lengua extranjera en el currículo del segundo ciclo de Infantil, por incorporarla a los ciclos formativos de FP, por extender una segunda lengua en todos los colegios, por facilitar desdobles en aquellas clases con elevadas ratios y en mejorar la formación permanente del profesorado en metodología y competencia lingüística y reduciendo el horario para que se formen.
En paralelo, reclaman que se incrementen las estancias e intercambios formativos en el extranjero para los profesores y alumnos de los centros públicos, y que se incorpore de forma «real» la figura del auxiliar de conversación (hay 200 para toda la Comunidad actualmente).
CONTENIDO DE LA ORDEN
Sus planteamientos están lejos del borrador de la orden de la Consejería que dictamina que los profesores tendrán «un plazo de cuatro cursos» que acreditar el nivel C1. No obstante, aquellos que ocupen una plaza bilingüe con carácter definitivo en un centro público «podrán permanecer con carácter excepcional e indefinido» con el nivel 2, siempre y cuando no cambie de centro.
El programa llegará a los dos últimos cursos de Infantil. Los alumnos de 4 años recibirán contenidos relacionados con conocimiento del entorno o autonomía personal durante 60 minutos semanales y 90 los de 5 años. Ya desde los 3 años tendrán 90 minutos a la semana en un idioma extranjero.
En Primaria, además de tener una sesión de 45 minutos en inglés, francés, alemán... se impartirán dos o tres materias en otro idioma. Tendrán, para ello, entre 60 y 90 minutos semanales de una asignatura bilingüe en los tres primeros cursos de la etapa, y de entre 90 y 120 semanales de cuarto a sexto. Incorpora la posibilidad de que los centros tendrán dos secciones bilingües, por ejemplo en inglés y en alemán.
En la ESO será obligatoria la impartición en cada curso de dos o tres asignatura en otro idioma, preferentemente biología y geología en primer y tercer curso, y geografía o historia o matemáticas en todos los cursos. Los centros tanto de Primaria como de la ESO podrán ampliar su horario lectivo semanal en dos horas.
Por primera vez, incluye el bilingüismo en Bachillerato. En esta etapa, el centro bilingüe deberá ofertar, como mínimo, una asignatura en otro idioma en cada curso, a excepción de matemáticas e historia de España. Esta decisión supondrá, a ojos de Fulconis, «una locura y un handicap para los alumnos que al llegar a la EBAU se deberán examinar en español de asignaturas cursadas en inglés».