Una víctima de Ramos Gordón denuncia al cura pederasta y a los encubridores ante la Policía
Francisco Javier lleva, pese a estar prescritos, a la justicia ordinaria los abusos sufridos cuando era niño en el Seminario Menor de La Bañeza
El tiempo ha lanzado tierra sobre decenas de delitos de abusos sexuales sufridos dentro del seno de la Iglesia Católica. Bajo la etiqueta de la prescripción, muchas víctimas han limitado durante años sus denuncias al marco de la justicia canónica, donde gente como Francisco Javier no han encontrado una respuesta que calme el dolor que sufrió todos los años en los que fue víctima de abusos sexuales por parte de José Manuel Ramos Gordón en el Seminario Menor de La Bañeza.
La condena de un año apartado del ejercicio por abusar de él y de su hermano y la falta de información recibida del proceso invitan a Francisco Javier a mover fichas más allá de la Iglesia, aunque sepa esos esfuerzos están destinados a morir estériles. A pesar de ello presentó en la comisaría de Miranda de Ebro una denuncia hace un mes contra Ramos Gordón y todos los encubridores de sus abusos.
Esta denuncia ha llegado al Juzgado de León, donde el final de la misma está escrito. “No espero nada, porque los crímenes están prescritos, pero aparece en la denuncia información suficiente para que un juez no tenga que investigar”, explica Francisco Javier.
Sabiendo que la denuncia presentada será archivada, la víctima de Ramos Gordón explica los motivos que le han llevado a dar este paso. “Lo que espero es que conste que soy una víctima. Sé que denuncio tarde, como el 99% de las víctimas de la Iglesia. Ahora me queda una vía prescrita, pero es mi derecho”, declara a este medio Francisco Javier que apunta momentos que han llenado su vaso hasta el desborde: “Mi hermano y yo denunciamos siendo menores, luego, el vicario judicial me dijo que si la denuncia la hubiéramos realizado en los 90 no hubiera tenido recorrido…. El obispado se ha reído de mí con este proceso”, denuncia.