Diario de Valladolid

Sólo el 30% de los cultivos de regadío de León dispondrán de agua en septiembre

El embalse de Riaño es el único que abastecerá al campo cuando termine agosto y sólo para riego por aspersión / El pantano de Barrios de Luna cerrará sus compuertas esta semana

Aspecto del pantano de Barrios de Luna en la provincia de León, que se encuentra apenas al 15% de su capacidad.-ICAL

Aspecto del pantano de Barrios de Luna en la provincia de León, que se encuentra apenas al 15% de su capacidad.-ICAL

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Aitor Ferrero

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Avanza el verano, continúan el calor y los cielos despejados y, mientras, los embalses se secan y el campo agoniza. Sólo un 30% de los cultivos de regadío leoneses, aquellos que cuentan con sistemas de riego por aspersión, podrán disponer de agua una vez que termine agosto tras agotarse este mes las reservas disponibles para la agricultura de tres de los cuatro pantanos que existen en la provincia y que, en conjunto, almacenan sólo una cuarta parte de su capacidad total.

De las cerca de 83.000 hectáreas en las que están plantados los denominados cultivos de primavera –que incluyen el maíz, la remolacha y las alubias, entre otros– , sólo 25.000 –aquellas donde están instalados sistemas de riego mediante aspersión– podrán recibir agua de Riaño, el único de los depósitos de agua leoneses que cuenta con reservas suficientes para ofrecer la última irrigación de la campaña agrícola, correspondiente al mes de septiembre.

«El riego por inundación se termina en toda la provincia», explicó a este diario el secretario general del sindicato agrario UGAL-UPA, Matías Llorente, que definió la situación del campo leonés como «caótica» y «alarmante» ante la escasez de agua para los cultivos de regadío, lo que, de seguir sin llover, desembocaría en unas «pérdidas importantísimas» para el sector.

La situación obedece a que, ante la sequía, los embalses ya no dan más de sí. La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) estableció durante la pasada primavera restricciones de agua a las comunidades de regantes para que, al término de la campaña, quedase en cada pantano una cantidad básica que ahora está a punto de pasar de la teoría a la práctica.

El embalse de Barrios de Luna, que abastece a los campos del Páramo leonés y a la comarca del Órbigo y que, en la actualidad, almacena apenas el 15% de su capacidad, será el primero que cerrará el grifo. Según aseguró Llorente, esta semana alcanzará la cantidad mínima de agua embalsada que marcó la CHD, lo que, en la práctica, supondrá dejar huérfanas a cerca de 24.300 hectáreas de regadío que dependerán del tiempo que haga durante el próximo mes.

Si llueve, la cosecha estará salvada; si no, las pérdidas podrían afectar a más de la mitad de la producción, indicó el líder sindical, que manifestó que calcular cifras concretas es difícil al estar cada cultivo en diferente fase de maduración y necesitar distintas cantidades de agua para completarse, aunque «con toda certeza, habrá explotaciones que no sobrevivirán», expresó Llorente, que criticó la lentitud de las ayudas y los préstamos puestos en marcha por el Ministerio y la Consejería de Agricultura.

También estos días dejará de desembalsar el pantano de Villameca, aunque, debido a su pequeña capacidad en comparación con los otros –veinte hectómetros cúbicos–, supondrá un impacto menor en los cultivos. Al embalse de Porma le llegará su turno, con toda probabilidad, a finales de mes, cuando también cerrará sus compuertas Riaño menos para los cultivos por aspersión, que se alargarán durante todo septiembre por la zona de Payuelos, donde Llorente prevé conflictividad entre los agricultores que podrán disponer de agua al contar en sus fincas con este tipo de infraestructuras y los que irrigan sus tierras por inundación, un método todavía muy extendido en el campo leonés –el impulso institucional a la modernización de los canales de regadío en la provincia es una de las reivindicaciones más importantes de los agricultores de la zona–.

MIRANDO AL CIELO

Más preocupantes que la escasez de agua de este año resultan las expectativas para el siguiente. «Más nos vale tener un buen invierno y primavera donde no pare de llover», alertó Llorente, que sostuvo que, si este año se ha podido regar, aunque con restricciones, ha sido por las reservas de agua que quedaban del año pasado. De mantenerse la sequía durante los próximos meses, el año que viene será imposible sacar adelante las cosechas de regadío, ya que todos los depósitos se destinarán al abastecimiento humano.

El representante del sindicato agrario aseguró que «nunca se había registrado un año como éste» –en el que, a la sequía, se sumaron, a finales de mayo, las heladas por toda la Comunidad que arrasaron con una gran parte de los cultivos, sobre todo los frutales– y calificó la situación del campo de «lamentable».

Los cultivos de secano han sido los más afectados en el conjunto de la Comunidad, con provincias como Palencia, Salamanca y Ávila especialmente afectadas, con pérdidas de producción de un 64%, 68% y 71%, respectivamente. La disminución de la producción y los precios situarán el valor de la cosecha castellana y leonesa en 450 millones de euros, una reducción en torno al 60% respecto a los últimos cinco años.

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