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ENTREVISTA A SILVIA CLEMENTE, PRESIDENTA DE LAS CORTES DE CASTILLA Y LEÓN

«A PP y PSOE les ha costado aceptar que la situación ha cambiado»

Ha pasado del Ejecutivo a presidir un Parlamento más fragmentado que nunca y que en un año ha aprobado 224 iniciativas, frente a las 84 de la legislatura anterior

-MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Publicado por
PABLO R. LAGO / FÉLIX VILLALBA
Valladolid

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Lleva una año al frente de las Cortes en la legislatura más complicada parlamentariamente de los últimos tiempos, con un aumento de la pluralidad a la que, dice, quienes más han tenido que adaptarse son los dos grandes partidos, PP y PSOE. Los procuradores tienen sobre la mesa la reforma del Estatuto de Autonomía y ella cree que solo puede hacerse con consenso. A la espera de ese diálogo, ella cree que sería conveniente algún cambio para introducir la regeneración democrática en la norma principal de Castilla y León. La segoviana Silvia Clemente echa de menos la gestión –ha sido consejera de Cultura, Medio Ambiente y Agricultura–, que la acerca al ciudadano, quizá por ello se ha empeñado en abrir el Parlamento a la sociedad.

Pregunta.– ¿Qué diferencia hay entre ser consejera y presidenta de las Cortes?

Respuesta.– La diferencia es total. Estar en el Ejecutivo es estar en la gestión diaria y en contacto directo con los ciudadanos prestando servicios y resolviendo problemas y abordando necesidades. Y en el Parlamento es garantizar la tranquilidad, garantizar el orden político. Mi conocimiento de la gestión me ha permitido tener aquí una relación, desde el punto de vista político, creo que muy rodada, y he podido acercarme a los grupos políticos desde el conocimiento directo de lo que significa gestionar. Para mí esto ha sido un trabajo también nuevo, pero la legislatura también era nueva y había cuestiones que había que abordar con carácter novedoso.

P.– ¿Están alejadas las Cortes de los ciudadanos?

R.– Están más alejadas que el Ejecutivo. Lo que yo he pretendido y lo que estoy trabajando es en conseguir este acercamiento de las Cortes a través de numerosas iniciativas de las que venimos desarrollando.

P.– ¿Echa de menos la gestión?

R.– Sí, la echo de menos porque me gusta tomar decisiones que ves que llegan a los ciudadanos, eso es muy bonito.

P.– . O sea, que sigue echando de menos la Consejería de Agricultura.

R.– Bueno, y echo de menos Cultura, Medio Ambiente. La verdad es que yo echo de menos la gestión, porque la gestión me gusta, pero no la de un departamento, me gusta la gestión.

P.– ¿Ha sido necesaria una labor didáctica con los grupos nuevos, una especie de alfabetización parlamentaria?

P.– Sí. Esta legislatura es nueva también en sus características por la pluralidad política que tiene ahora mismo el Parlamento y eso ha ido determinando que parecieran circunstancias que no están en el reglamento, porque no se pensó para una situación de pluralidad política tan amplia, y que las hemos tenido que resolver. Todos hemos aprendido, sinceramente. Los partidos nuevos han tenido que aprender lo ordinario y lo extraordinario, pero también los que llevaban aquí más tiempo han tenido que aprender de la mano de lo extraordinario y eso ha hecho que muchas cosas hayan tenido que ir evolucionando durante este año.

P.– Arrancó el mandato con una necesidad de reformar el Estatuto por aquello de hacer hueco a los nuevos. Un estatuto nuevo, sin desarrollar, y que haya que renovarlo, ¿usted lo ve necesario?

R.– Yo creo que lo más importante para reformar el estatuto es que haya consenso para hacerlo. Un estatuto de autonomía, que es la norma marco sobre la que se desarrolla toda la actividad legislativa y todo lo que significa la Comunidad Autónoma necesita consenso, porque siempre lo ha tenido y porque ya tenemos un estatuto de Autonomía que nos permite desarrollar todo lo que necesita Castilla y León. Si se modifica, si se reforma, habrá que hacerlo con este consenso necesario. Siempre se pueden mejorar cuestiones que han evolucionado. Socialmente sí hay una demanda, sobre la regeneración democrática. Creo que ese es un asunto que sí permite la reforma.

P.– ¿Se necesita una reforma del Estatuto para la regeneración?

R.– Sí, porque el marco legal en el que tiene que hacerse es en el del Estatuto. El Estatuto de Autonomía es el top de nuestras normas y hay determinadas cuestiones que tienen que estar en la norma fundamental de Castilla y León. Hay cuestiones de regeneración democrática que sí necesitan el Estatuto de Autonomía, porque no se pueden regular a través de una simple ley, y digo simple ley desde el punto de vista de la altura de lo que se modifica, que necesitan una mayoría de la Cámara. Estoy hablando de consenso, estoy hablando de la norma fundamental y estoy hablando de algo tan importante para los ciudadanos como la regeneración democrática. Eso es algo que sí debería de encontrar el consenso de los grupos.

P.– El Gobierno ha empezado a aplicar esas medidas, de limitación de mandatos, incompatibilidad de procuradores y alcaldes..., mediante ley, en vista que no se han puesto de acuerdo sobre la reforma del estatuto. ¿El consenso no debería empezar por saber si es necesaria la reforma?

R.– Mi opinión es que podría modificarse para un asunto tan importante como este, que no quiere decir que no se pueda modificar en otros asuntos, que también, y con el consenso de los grupos políticos. Son ellos los que lo tienen que adoptar. La pregunta ya no es para mí. ¿Por qué no lo han hecho, por qué no han avanzado, por qué no han decidido? Esa pregunta se la tiene que formular a los grupos políticos.

P.– ¿Vislumbra que no se va a reformar?

R.– No lo sé. No tengo una respuesta acerca de lo que puede suceder. También llevamos un año en el que ha habido dos citas electorales y los grupos políticos también han estado ocupados con elecciones, no han estado dedicados todo el tiempo a la actividad parlamentaria, eso también influye.

P.– Pero si había un consenso y no se ha movido nada…

R.– Quedan tres años de legislatura, no hay por qué hacerlo el primer año, no es un tema que tenga caducidad.

P.– ¿El reglamento de las Cortes es tan arcaico, obsoleto y poco democrático como dice algún grupo de la oposición?

P.– No son los calificativos. Lo que le pasa al reglamento es que hay una situación política nueva y cuando se hizo no existía esta posibilidad de fragmentación. Ahora mismo hay seis grupos políticos en la Cámara. Ese cambio es muy importante para muchas cosas de las regulaciones que tiene el reglamento. Se puede haber quedado obsoleto en algunas cuestiones, por ejemplo, la regulación del carácter público de las comisiones de investigación. En eso está obsoleto, pero en otros asuntos lo que ha pasado es que se ha quedado paralizado en el tiempo. Lo ocurrido con los nuevos grupos políticos ha dejado el reglamento estancado en el tiempo porque esta evolución no se podía prever. Eso necesita ahora modificación, pero es plenamente democrático porque se ha aprobado por la cámara.

P.– ¿Habría que hacer alguna modificación respecto a los empates a votos?

R.– Eso está regulado igual en todos los parlamentos. Los empates determinan rechazo de una iniciativa y la repetición de la votación de los empates es porque los reglamentos preveían esta situación como algo extraordinario y por eso se pensaba que podía haberse producido un error. Cuando la situación es de empate estable como la que tenemos aquí, esa situación extraordinaria se convierte en ordinaria, pero le hemos dado una solución también a cómo resolver las votaciones.

P.– No se reformó hace tanto este Estatuto un hubo un consenso enorme y nadie cayó en la cuenta del número par. ¿Es algo que habría que resolver?

R.– Por supuesto. Fue una situación sobrevenida, pasamos a ser 84 procuradores porque se incrementó uno en la provincia de Segovia en 2011 y se había ya modificado el Estatuto, pero efectivamente eso es algo que se tenía que haber previsto para que en caso de empate sea el grupo mayoritario quien tenga la posición preeminente. Eso solo puede regularlo el Estatuto de Autonomía.

P.– Algunos han tenido la sensación de que usted ha sido más condescendiente con la oposición, especialmente con los nuevos partidos que con su propio grupo. ¿Hay ahí una necesidad de justificarse porque usted proceda del PP en un Parlamento tan fragmentado como este?

P.– No creo que eso sea así. Yo he tenido la misma actitud con todos los grupos políticos, porque entiendo que tengo que ser absolutamente imparcial y velar por la buena marcha del Parlamento y por el cumplimiento de las normas. Me he comportado igual, y además hago siempre un esfuerzo de imparcialidad total con todos los grupos políticos y no he sido más benevolente con unos que con otros, se lo aseguro.

P.– También ha dado la sensación de que precisamente ha sido su propio grupo el que le ha puesto más dificultades para desarrollar su trabajo como presidenta en un Parlamento tan fraccionado.

R.– Eso son percepciones, porque realmente dificultades ha habido en cada momento con cada grupo político. No percibo más dificultades de un grupo político que de otro, porque entiendo que cada grupo quiere que prospere su interés, quiere defender su posición y mi obligación es equilibrar las posiciones. Me lo tomo de una forma muy profesional.

P.– Fue significativa la tensión que se suscitó en el Pleno con el consejero de la Presidencia. ¿Eso fue una cuestión puntual y está superado?

R.– Es la misma situación que se plantea cuando hay cualquier procurador que no respeta el orden, el reglamento es muy claro y a mí me confiere la responsabilidad de llamar al orden a los procuradores que por cualquier circunstancia no lo respetan, y eso lo hago. Intento hacerlo siempre con el mayor respeto también, porque creo que si uno pide respeto debe apelar a ello con la educación necesaria. Intento hacerlo siempre igual para todos los procuradores, porque creo que el respeto y la educación son fundamentales en la convivencia y esto es lo que hago con cualquiera de los procuradores de la cámara.

P.– ¿Tal vez lo que ha ocurrido es que el PP, acostumbrado a muchos años de una enorme mayoría absoluta, todavía no ha digerido que llegaba a un Parlamento donde ya no tiene ese gran poder de maniobra?

P.– Sí, pero esto le ha ocurrido a los dos grupos mayoritarios, le ha ocurrido al Grupo Popular y le ha ocurrido al Grupo Socialista. Les ha costado trabajo aceptar que la situación había cambiado, porque ambos han tenido que compartir también decisiones con otros grupos políticos que antes no estaban y entre dos podían decidir qué es lo que se hacía.

P.– ¿Cree que, especialmente los jefes parlamentarios del PP, ya lo han entendido?

R.– Lo van entendiendo. Van entendiendo que la situación política es distinta y que tenemos que hablar más y que tenemos que consensuar todo lo que se hace más. Tengo el dato y es bastante revelador. En esta legislatura se han aprobado más iniciativas que las que se aprobaron en el primer año de la legislatura anterior. 224 en lo que va de legislatura por 84 de la anterior. Se han rechazado solo 99 y en la anterior se rechazaron 238. Eso te da la medida de cuánto ha habido que hablar.

P.– ¿Considera que 84 procuradores es un número adecuado en Castilla y León?

R.– Este es un asunto complejo para Castilla y León. Nuestra amplitud, la extensión de la Comunidad y las nueve provincias, requiere tener una representación que sea proporcional y que no perjudique a las provincias más pequeñas con respecto a las más grandes. ¿Si es mucho o es poco? Sobre todo yo creo que está ligado a esta circunstancia, a valorar muy bien la representación que deben de tener las nueve provincias, porque realmente el número no es, desde el punto de vista del coste, algo que tenga que determinar cuántos procuradores hay. En Castilla y León los procuradors no tienen un coste para que la cuestión se tenga que evaluar en términos económicos.

P.– ¿Lo ideal no sería una circunscripción única y que las formaciones tuvieran una representación equilibrada con sus votos y los partidos se encargaran de equilibrar sus listas?

R.– En sistemas electorales hay infinidad de posibilidades. Todos tienen pros y contras. Sinceramente, creo que tenemos un sistema que tendrá defectos, que tendrá ventajas, pero al final el resultado es el que determinan los votos de los que eligen y tiene que ser proporcional. ¿Con una circunscripción única, qué ventilamos, qué resolvemos en Castilla y León? A mí no me parece que sea una varita mágica la circunscripción única.

P.– Resolvemos fundamentalmente el agravio que se produce con los partidos mayoritarios. Claro, ni usted ni el PSOE quieren hablar de circunscripción única. Y esto va a venir con el apoyo de Ciudadanos a su partido en Madrid.

R.– Pues no me parece mal que se reforme el sistema electoral si se hace de una manera concienzuda y estudiada y razonada. Pero creo que no hay ningún sistema electoral que sea magnífico, porque si lo hubiera sería el que tendríamos todos.

P.– Una circunscripción única haría desaparecer esos agravios y esas tensiones entre unas provincias y otras.

R.– No estoy de acuerdo, porque yo creo que a los segovianos eligen a sus representantes y quieren que los representantes que eligen en Segovia sean proporcionales y guarden una simetría con los que eligen los leoneses y los que eligen los sorianos, y tiene que haber una simetría que no debe ser exclusivamente poblacional, porque Castilla y León tiene un territorio que es muy importante también y no podemos medir solo en términos de población.

P.– ¿Eso tiene más que ver con el reparto de los aparatos de partido provincial que con el espíritu de los segovianos, los leoneses o los zamoranos...?

R.– Le aseguro que no es el criterio que rige mi pensamiento en este momento.

P.– ¿Pero sí el de los partidos?

R.– No lo sé, porque no he preguntado a los partidos cuál es su criterio sobre esto, pero yo le aseguro que mi criterio es de conocimiento del territorio en Castilla y León y del valor que tiene que tener el territorio en relación con la población, que me parece fundamental. No todo se debe de medir en términos cuantitativos de población porque eso haría que algunas provincias no tuvieran prácticamente representación. Eso a mí no me parece justo.

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