DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA COMUNIDAD / PODEMOS
Fernández da por seguro que «por desgracia» gobernará el PP
El portavoz de Podemos augura que con el Ejecutivo central la Comunidad «será de segunda» y Herrera replica que tratará de que «haga cosas positivas»
Da igual cómo discurran las negociaciones y los pactos. El secretario autonómico de Podemos, Pablo Fernández, no necesita esperar a ver cómo evoluciona el panorama político nacional tras las elecciones porque ya augura un desenlace que no consiste, precisamente, en repetirlas. Es el primer líder de la formación morada que públicamente da por seguro que el Partido Popular gobernará los próximos cuatro años. Aunque lo hará para su «desgracia».
Lo repitió ayer hasta en tres ocasiones, durante el Debate sobre el estado de la Comunidad, y se refirió a Mariano Rajoy como «el presidente del Gobierno, que lo seguirá siendo».
Eso sí, Fernández advirtió de que la continuidad de los populares al frente del Ejecutivo central perpetuará los efectos «catastróficos» que sus políticas tienen en las familias de Castilla y León, que llevan años «sufriendo» al Partido Popular. «Vamos a tener que soportar otros cuatro años un Gobierno del PP, condenándonos a ser una Comunidad de segunda», lamentó, en una primera intervención en la que confrontó su programa político con el ejecutado por la Junta en este primer año de legislatura y trazó una radiografía poco halagüeña de la Comunidad, a través de sus cifras económicas principales.
El presidente autonómico, Juan Vicente Herrera, en un tono, a ratos cortés y a ratos jocoso, que contrastó con el debate más bronco que protagonizó con el líder socialista, replicó a Fernández que desde aquí tratará de que no sea «una desgracia» que los populares permanezcan al frente del Ejecutivo. Para trabajar en ese camino, le tendió la mano. «Procuraremos que haga cosas positivas por Castilla y León y ahí necesito el apoyo de todos».
Esta colaboración la dio Herrera por sentada, aludiendo al pacto de Comunidad firmado por todos los portavoces en julio del año pasado, donde, a juicio del jefe del Ejecutivo, Fernández demostró con su firma «su comprensión de que juntos» pueden trabajar por Castilla y León «en las cuatro cuestiones fundamentales, pese a la diferencia de modelos».
Al margen de las continuas referencias del presidente –en sus dos intervenciones– a un entendimiento, Pablo Fernández rechazó de plano las medidas adoptadas en los últimos años en nombre de la crisis y fijó en cuatro conceptos –«paro, pobreza, precariedad y despoblación»– el resultado de aplicar «la política económica y laboral de una ideología neoliberal del PP», que aseguró que «sólo acarrea recortes y austeridad».
El portavoz de la formación morada se mostró crítico con lo que considera la pasividad de Herrera ante situaciones «vergonzosas» que, en su opinión, «deben sonrojarle», y resumió todo su discurso en que «Castilla y León es tierra de precariedad».
A partir de esta premisa, Fernández comenzó una enumeración, que alternó cifras estadísticas preocupantes con situaciones de exclusión más concretas, que desembocan en «menos salario, menos consumo y menos empleo».
Los datos oficiales aportados por uno no coincidían con los defendidos por el otro. Un desfase que el jefe del Ejecutivo regional atribuyó a una «diferencia de criterio y de interpretación, nunca de manipulación», que les llevó a diagnósticos radicalmente opuestos. «Algo haremos bien», apostilló Herrera. «La economía está creciendo».
Fernández le reconoció la disminución del paro en los últimos meses y el presidente le agradeció esta concesión, pero el portavoz de Podemos añadió que los números del desempleo esconden «temporalidad y precariedad», y destacó una batería de aspectos que urge atajar.
Se acordó de los cuatro mineros de la Hullera encerrados en el Pozo Aurelio, en León, que iniciaron una huelga de hambre; citó a los autónomos y a las pymes, que «se ahogan, mientras la Junta no hace nada y Herrera permanece impávido»; habló de las 150.000 personas que no han podido mantener este invierno su vivienda caliente; de las familias cada vez más pobres «con enormes dificultades para llegar sin números rojos a final de mes»; calificó de «fracaso» la Ordenación del Territoro; clamó por la brecha salarial entre hombres y mujeres, que tildó de «lacra e infamia que aboca al empobrecimiento», y resaltó que las mujeres «trabajan gratis 57 días al año».
Precisamente, que pusiera sobre el debate parlamentario esta cuestión fue alabado por Juan Vicente Herrera. «Le agradezco mucho cómo se ha preparado el debate», le comentó, y prosiguió con los elogios: «Hace preguntas interesantes y contrastadas que no me habían planteado nunca en estos años».
De nuevo, aquí, lo resolvió aludiendo a un criterio diferente y aseguró que «según hora por efectivo», la brecha no era tan grande.
Ambos se enzarzaron a cuenta de lo público. Fernández tomó el controvertido Hospital de Burgos (HUBU) como ejemplo de la falta de apuesta por la sanidad universal y pública, y después hizo lo mismo con la educación, aportando datos que favorecían a la enseñanza privada. «No se haga trampas al solitario y no engañe a la gente», le soltó al presidente, antes de aconsejarle «salir de aquí y ver la realidad, porque vive mucho entre ayuntamientos y parlamentos».
Ante estas acusaciones, Herrera sostuvo que la atención que se presta en el HUBU es pública, igual que la apuesta de la Junta, y le invitó a «no demonizar la aportación de la iniciativa privada».
Pablo Fernández aprovechó su turno de palabra para retomar un asunto del que el Gobierno autonómico presume, el Diálogo Social. Pese a reconocer su importancia, echó en cara al presidente que «haga un uso torticero» de la concertación social.
Esta afirmación le «escoció», según reconoció el propio jefe del Gobierno regional, que negó tal extremo y aseguró que ni sindicatos ni patronal se dejarían utilizar.
Otro de los reproches de Podemos a la Junta fue el incumplimiento del déficit, pese a «ser la excusa» para los recortes. La respuesta del presidente autonómico llegó entre murmullos y risas en la bancada popular. A Herrera le pareció «romántico y hasta tierno» que el líder de Podemos se preocupara por el déficit o el endeudamiento y, medio en broma, medio en serio, le espetó que si no recordaba «la posición de su partido» ante estas cuestiones.
Fernández recogió el guante y se ofreció a dejarle su «programa de Ikea, como lo llaman», para que conozca sus argumentos frente a esta y otras cuestiones. «Estamos del lado de la gente. Las personas nos importan más que los intereses de la deuda, de los bancos o de las élites empresariales», remarcó el portavoz de Podemos, que insistió en que en este aspecto es en el que más se diferencian ambos modelos. «Ustedes ven a las personas como meros recursos», le recriminó.
Herrera retomó la comparación y, además de negar tal extremo, le recomendó no aferrarse a lo negativo: «Tiene, con catalogo o sin catalogo, la cabeza muy bien amueblada, pero no pierda el equilibrio».