MAYORÍA DE EDAD DE 'EL RINCÓN DEL VAGO'
La madurez del vago
El portal fundado por dos alumnos de la Pontificia de Salamanca El Rincón del Vago cumple 18 años con un millón de visitas cada día desde varios puntos del planeta. Defiende su vertiente de fuente de consulta, pero aún se emplea para ‘fusilar’ textos, pese a las herramientas antiplagio
La noche antes de una operación, un cirujano mexicano envió un correo electrónico que recaló en Salamanca. Quería consultar a los responsables de El Rincón del Vago una técnica quirúrgica que aparecía en los fondos documentales de ese portal web, fundado por dos estudiantes de la Pontificia de Salamanca en una época en la que internet todavía era incipiente.
«No sabemos si llegó a utilizarla con el paciente», comenta perplejo el salmantino Ángel Benito, editor jefe y asesor legal de la página desde sus inicios. Con esta anécdota ilustra hasta dónde llega la repercusión de esta web de apuntes y trabajos académicos, que infinidad de alumnos consultan y algunos profesores temen.
El Rincón del Vago entra en la madurez; acaba de soplar 18 velas. Cumplió años un 20 de febrero como aquel día en el que dos alumnos de Informática –Miguel Ángel Rodero y Javier Castellanos– ‘colgaron’ en una modesta página los seis trabajos que tenían en sus ordenadores para compartirlos «con el mundo entero». La idea nació después de que un profesor les encomendara redactar un trabajo de religión y se toparan con un vacío vertiginoso en la red que estaban dispuestos a cubrir.
Los dos amigos, ya desvinculados del proyecto, descubrieron lo útil que resultaría para muchos estudiantes disponer de trabajos que les sirvieran para efectuar los suyos propios.
El portal fue vendido, en 2001, a Eresmas y en la actualidad pertenece a Orange y casi dos décadas después del nacimiento de aquel proyecto surgido en los pasillos de la facultad, las cifras certifican un éxito rotundo: diariamente un millón de usuarios visita la web, que contiene ya aproximadamente 120.000 trabajos.
El secreto para que, tanto tiempo después, continúe engordando el arsenal documental (comentarios de texto, resúmenes, deberes...) reside en dos conceptos: «Generosidad y vanidad». Ángel Benito sitúa en el primero la motivación mayoritaria para las aportaciones de los internautas. «Responde al deseo de compartir algo que les ha servido. Hay gente muy altruista. También existe una parte que sabe que si comparte su trabajo en una página famosa se le trasmite cierta parte de esa fama. Hay un componente de vanidad», reconoce.
En sus inicios, «el boca a boca» se extendió con una velocidad propia de las redes de ahora. En los últimos años, algunos sonoros escándalos asociados al nombre de El Rincón del Vago lo colocaron en los titulares de periódicos y telediarios de distintos puntos del mapa mundi. Algunos políticos –de esta tierra y de alguna más lejana– emplearon el ‘corta y pega’ tratando de hacer pasar el contenido como propio y, finalmente, fueron ‘cazados’ y expuestos.
En la hemeroteca autonómica destaca aquel informe de impacto ambiental de la Consejería de Fomento sobre la urbanización de la estación de esquí leonesa de San Glorio. «Fue muy famoso y tuvo mucha repercusión», recuerda jocoso Benito, que cita a otros políticos latinoamericanos –de Colombia o Perú, pero no sólo de allí– a los que los sacaron los colores por utilizar como suyos párrafos calcados de su portal.
No todo han sido ‘corta y pega’ mal atribuidos. Un juez de Argentina fundamentó parte de una sentencia sobre la voladura de una fábrica militar en una definición de la dinamita extraída de esta página web, ante el asombro y las críticas de las partes del caso y de los medios de comunicación.
La repercusión mediática contribuyó a su promoción entre perfiles que estaban alejados de este rincón virtual, pero la expansión real se produjo entre el alumnado, alimentado por una oferta y una nomenclatura llamativas. «El nombre pícaro de El rincón del vago –cuenta Benito– ayudó mucho a la promoción inicial entre los universitarios y estar mal visto por los profesores nos ha hizo crecer entre los alumnos».
La sugerente denominación le sirvió para granjearse cierta fama y disponer, en sólo unos meses, de cientos de documentos subidos a su plataforma web. «Vimos que el nombre tenía tal éxito que fue imposible desprenderse de él».
Ante la connotación negativa de holgazanes que buscan escaquearse de sus tareas, ‘El Rincón’ reivindica su vertiente como fuente de consulta. «La diferencia entre Google, Wikipedia y El Rincón del Vago es el nombre», sostiene Ángel Benito. «La forma del alumnado de operar con el contenido es el mismo, sobre todo se fusila, pero depende de cada uno. Si lo copia sin más y lo presenta tal cual irá en perjuicio del alumno. En cambio, si se utiliza como fuente de información, siempre que el estudiante aporte cosas propias, e incluso lo cite, puede venir muy bien».
Una vez que el usuario entra en la página, sus gestores pierden el rastro de en qué se emplea el material obtenido, pero los indicios que aportan las redes sociales apuntan a que aún se emplea principalmente para lo mismo de siempre: copiar. Una práctica que cada vez resulta más complicada por las herramientas antiplagio que utilizan algunas instituciones académicas. «Dificultan su tarea».
Por ello, otros servicios como el de técnicas de estudio o métodos para conseguir mayor productividad ganan adeptos y se cuelan dentro de las secciones más vistas.
El perfil del internauta que accede a sus contenidos refrenda la tesis de que ya no todo es plagiar. En ese millón diario de su tráfico de visitas sobresalen primero los jóvenes de 16 a 23 años, «adicto a las nuevas tecnologías y las redes sociales» –según el último estudio del portal web–, pero la segunda franja de edad más asidua a este espacio virtual son las personas de 55 a 65 años. «Con nuestra trayectoria histórica y la cantidad de trabajos, estamos muy bien posicionados en Google y al teclear lo que buscan les aparece El Rincón del Vago. Mucha gente está interesada en profundizar sobre distintos temas y El Rincón cubre esa demanda».
Parte del profesorado recela del uso de esta web y, precisamente, son los docentes quienes, sin ser conscientes del todo, lo alimentan. «La falta de innovación y de originalidad» que perpetúa los mismos métodos educativos provoca, según explica Ángel Benito, que siga resultando útil. «Somos partidarios de que cambie la forma en la que el profesor solicita la información al alumno. De ir a modelos donde la creatividad se imponga; no a resúmenes de 20 líneas. Entonces El Rincón dejaría de ser una herramienta de plagio, pero serviría como material de apoyo en su labor interpretativa».
Una percepción alejada de la realidad educativa actual, donde los trabajos de hace 18 años continúan vigentes. «Piden idénticas tareas un año tras otro».
Quizá por ello, los trabajos más consultados se repiten en aulas de promociones a las que separan varios años. Lo más demandado son los trabajos o resúmenes de clásicos literarios de lectura obligada. Encabezan las demandas El Quijote, La Celestina o El Lazarillo de Tormes.
Los apuntes de Derecho son la estrella en su apartado, seguidos de los de Medicina, y un trabajo de Química sobre instrumentos de laboratorio se ha consultado en más ocasiones que el resto de propuestas.
Para clásicas, algunas secciones que sobreviven a la renovación de la página, simplemente por el cariño mostrado por los usuarios. Aquí sobresalen la de amor y la de consejos para realizar chuletas. Ambas son históricas.
La que ofrece misivas, piropos y hasta hechizos amorosos recibe cada día aproximadamente 25.000 visitas, pese a «tener poco que ver con el contenido académico de la web». «La donación de cartas de amor es abrumadora y decidimos no quitarla por tener tantísima audiencia y por ser de las de siempre», explica Benito.
El apartado de chuletas goza de un toque cómico. Enseña cómo colocarlas en estuches, faldas, zapatos, relojes, sillas y hasta con un imán en el pupitre. «Son ideas que casi ni funcionan porque los tiempos han cambiado mucho. Ya se copia por el móvil o con tecnología, no se hacen artesanalmente, enrollando un papel en un boli, porque los profesores se lo saben todo».
Del cumplimiento de las normas también saben en esta web. En las casi dos décadas de vida no han tenido ningún juicio –salvo uno en el que concurrió como demandante porque le robaron del dominio– y miran con lupa no infringir la Ley de Propiedad Intelectual. «Al recibir los documentos comprobamos si ya están publicados en otro lugar y si corresponden a ese autor». Si, incluso así, alguien reclama la autoría, una vez comprobado que está en lo cierto, ofrecen rebautizar la propiedad o retirarlo de internet. Aunque aquí la picaresca también aparece. «Algún alumno ha solicitado que retiren un trabajo de la web, fingiendo que es suyo, para que el profesor no descubriera que lo había copiado».
También han recibido otro tipo de comunicaciones, más amables. Un correo electrónico les informó de que uno de los trabajos de la web sobre primeros auxilios en caso de mordedura de serpiente venenosa había librado a una persona de un problema grave. «Bien utilizado es muy útil», remarca Ángel Benito, que reconoce que «el sambenito de que el que entra es un vago» es muy difícil de eliminar: «No se nos quitará nunca, salvo en sucesivas generaciones».
Puede que este cambio de percepción ya esté en marcha porque existen segundas generaciones de ‘vagos’. «Hay profesores más cercanos a las nuevas tecnología, que en su etapa de estudiantes utilizaron la web, y nos ven como un agente más en el mundo educativo y para otros, en cambio, somos como el demonio».
También hay padres que recomiendan El Rincón a sus hijos. Una vez recibieron una carta de un niño de nueve años, de California, que les pedía un resumen que no encontrada. La posdata de este joven usuario les conmovió y les hizo compartir la anécdota en su blog: «Este correo electrónico es el de mi mamá, que usó esta página cuando fue estudiante y me la recomendó. Por favor, mandad la respuesta aquí». Contestaron, además de facilitándole el enlace, con un consejo: «Dile a tu mamá que aguanten los vagos».