Diario de Valladolid

PROYECTO INTERNACIONAL

El tranvía de Mostaganem nace en el Órbigo

El arquitecto Rafael Santamaría participa en el diseño de la primera línea de este medio en esta ciudad argelina / Es el encargado de trazar el proyecto de los tres edificios principales de la infraestructura ferroviaria

Proyección del diseño de uno de los edificios principales de la línea del tranvía de Mostaganem, diseñado por el arquitecto leonés Rafael Santamaría.-E. M.

Proyección del diseño de uno de los edificios principales de la línea del tranvía de Mostaganem, diseñado por el arquitecto leonés Rafael Santamaría.-E. M.

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Alicia Calvo
Valladolid

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Cuando su padre diseñaba en los 70 aquellos edificios con fines industriales, como el de la factoría de Antibióticos, en León, Rafael Santamaría quedó «cautivado por esos alardes estructurales». Supo entonces que estaba ante su vocación. Hoy dedica una parte de su oficio a lo que considera una disciplina «injustamente denostada», la arquitectura industrial. Sin salirse de ese terreno, participa en el ‘macroproyecto’ del diseño y construcción de la primera línea del tranvía de la ciudad argelina de Mostaganem.

El arquitecto leonés Rafael Santamaría redactó el proyecto de los tres edificios más relevantes de esa infraestructura ferroviaria, que se extenderá por 14 kilómetros, contará con 24 estaciones y atenderá la demanda de una ciudad de 150.000 habitantes.

Llevan su firma el edificio de administración, el puesto de control centralizado (ambos para uso administrativo) y el taller de mantenimiento. Juntos, tienen un presupuesto de quince millones de euros, dentro de los 300 millones globales de la obra total.

Santamaría, también arquitecto municipal de Hospital de Órbigo, ya contaba con cierta experiencia internacional, tras participar en una obra de gran magnitud en Colombia.

El consorcio adjudicatario del tranvía, formado por la española Isolux Corsán y la francesa Alston, le encargó el diseño de estos tres inmuebles, después de que la primera empresa de ingeniería a la que le encomendó el trabajo se retirara antes de comenzarlo.

Rafael recibió la llamada el 28 de diciembre de 2014 y, durante un año, se puso, junto a algunos colaboradores, manos a la obra. Diseñó a la par que conocía las peculiaridades y el estilo de esta ciudad, que es un puerto en el golfo mediterráneo de Arzew, gran exportador de productos agrícolas.

Para desempeñar su trabajo, su estudio de arquitectura (formado por nueve personas) estuvo acompañado por otras tres compañías que complementaron sus conocimientos, como especialistas en cálculo de estructuras, instalaciones eléctricas y electromecánicas. En él recayó la parte de arquitectura y obra civil.

Santamaría explica que su labor consistió en la redacción del diseño de los tres edificios, que se basó, tal y como indica la normativa, en el proyecto inicial confeccionado por una ingeniería pública de Argelia, a petición del Ministerio de Fomento del país.

En ese diseño inicial, ya se trazó sobre papel la línea, «los edificios relacionados con ella, los puentes y las zonas soterradas».

Con eso de base, Rafael Santamaría alzó sobre plano tres infraestructuras que «aúnan el toque de modernidad con la esencia de la tradición».

Esa combinación se obtiene por el diseño y por la elección de materiales. «Hay que hablar de un respeto a los acabados tradicionales de esta parte de África, en los que el ladrillo y los acabados con morteros de cemento son una forma tradicional de construir», apunta Santamaría.

El arquitecto añade que a esto se incorporan «pinceladas más modernas, donde las chapas de aluminio, en color o imitando a madera, rompen la sencillez».

Cita, como ejemplo más llamativo de este ‘mix’, la mezcla de «una fachada de ladrillo de doce metros de altura con vigas falseadas o un taller que acaba en una cubierta curva».

Este leonés, que ejerce la arquitectura desde hace 37 años, explica que el edificio no tiene demasiado que ver con el entorno, «que es muy disperso», pero avanza que prima una imagen de modernez que le agrada. «Va en consonancia con la arquitectura de la racionalidad, todo tiene un sentido, y se compone recopilando imágenes que dejan a la vista estructuras metálicas de grandes dimensiones y, como contraposición, el vidrio tiene también presencia», afirma.

Los trabajos en el terreno ya han comenzado con la cimentación de los edificios proyectados y el tiempo previsto para la ejecución de toda la obra era de 40 meses –desde mediados de 2013–, pero «la complejidad en la ejecución en los tramos urbanos» lo ha dilatado en el tiempo.

Rafael Santamaría relata que embarcarse en esta aventura le ha reportado «muchos beneficios», tanto a nivel personal como profesional, que se entremezclan. «Supone una experiencia fantástica y única. Nunca había estado en contacto con este tipo de obra y tiene muchas peculiaridades. Es una estructura, en apariencia, diáfana, pero conocer cómo funciona ha resultado difícil. Es un mundo muy interesante», señala.

Este leonés explica que un encargo de tanta envergadura le ha supuesto «responsabilidad» y, a la vez, «gratificación», y califica su aportación como «satisfactoria». «Aunque siempre puedes mejorarlo, creo que el trabajo hecho es bueno, por el rigor y la precisión», indica.

También destaca a los profesionales con los que ha coincidido. «Aprendí criterios y técnicas diferentes y eso enriquece», asegura Rafael, a quien sorprendió que el modo de trabajar en el país esté muy marcado por la supervisión. «Lo supervisan todo mucho. No te dan opción a cambios», relata.

Santamaría explica que confeccionar una línea de 14 kilómetros en una ciudad al borde del mar presenta cierta dificultad. «Hay algunos desniveles que hacen que haya que salvar cuestiones importantes sobre la pendiente. Es una línea en una ciudad compleja, poco ordenada en el trazado, con calles pequeñas y sitios de complicado acceso», apunta.

Esta obra se encuentra dentro de una estrategia mayor y tiene precedentes muy próximos. La española Isolux ya fue seleccionada por las autoridades argelinas para desarrollar el tranvía de Orán, la segunda ciudad del país, que está a 80 kilómetros de Mostaganem, y entró en funcionamiento en 2013.

Ambos proyectos se enmarcan dentro de un plan que inició Argelia en 2009, para la construcción de catorce líneas de tranvía en las principales ciudades del país, pero se ralentizó por la situación económica.

TRES EDIFICIOS EN ELCORAZÓN DE LA LÍNEA

Puesto de control. El diseño del edificio del puesto de control, «corazón de la intervención del tranvía en la ciudad», se extiende por tres plantas que suman casi 1.000 metros cuadrados. Desde él, se controla la marcha del tranvía. Además de los controles, contiene áreas de descanso para conductores, despachos para emisión de los billetes, sala para el control de incendios e, incluso, hasta un despacho para un gabinete de crisis.

Edificio de Administración. De los tres, es el edificio ‘estrella’. Consta de tres plantas que suman 4.280 metros cuadrados. La planta baja está dedicada a dependencias generales, como vestuarios, sala de rezo o comedores. En las otras dos se distribuyen despachos, archivos y también alguna terraza.

Talleres de mantenimiento. El tercero de los edificios trazados por Santamaría se compone de una planta de 4.286 metros cuadrados, con una altura que varía entre los siete y los once metros. Los tranvías entran y salen a través de puertas automáticas.

Equipo. El equipo con el que participó en este encargo está formado, además de por su estudio de arquitectura, por las empresas Sica, Onalia y Jesús Jiménez Cañas Asociados.

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