Investidura
Herrera abandera una profunda reforma política de Castilla y León
Asegura en el debate de investidura que no tiene «ningún otro compromiso político superior a Castilla y León» / Propone una decena de pactos, como la reforma del Estatuto para blindar «avances sociales»
La legislatura más plural comenzó ayer con el «compromiso, previo a todos los demás», de regenerar la política autonómica de Castilla y León. El todavía candidato Juan Vicente Herrera respondió a las «nuevas exigencias sociales» abanderando, durante su discurso de investidura, una profunda reforma política que sirva para recuperar la confianza perdida por los ciudadanos, blinde los servicios fundamentales, «consolide el proyecto de Castilla y León como comunidad» y garantice la calidad democrática a través de «la transparencia y el diálogo». Un término que empleó en una docena de ocasiones.
En una reflexión sobre lo que dictaron las urnas y la pérdida de su mayoría absoluta, Herrera reconoció que «el rechazo ciudadano sólo deja dos salidas» ante las que hay que actuar con urgencia: «La regeneración del sistema o su ruptura». El candidato optó ayer por la primera vía, la antepuso a cualquier otra línea maestra de su gestión al frente de la Junta y planteó a la Cámara un bloque de medidas concretas.
Para lograr esta transformación hacia «los nuevos tiempos» que obligan a llegar a acuerdos, tendió la mano al resto de grupos para alcanzar casi una decena de pactos con el «máximo consenso» en materia de financiación, ordenación, industria, regeneración y población y destacó como primordial la modificación del Estatuto de Autonomía.
Con los cambios propuestos en el Estatuto, el candidato persigue blindar «los avances sociales», incorporando el compromiso de un suelo de gasto social equivalente al 80% del gasto no financiero de la Junta; fortalecer el papel de las entidades locales, «como prestadoras de servicios de proximidad», e introducir cambios en materia de calidad democrática.
En este aspecto contempló la posibilidad de la limitación de mandatos y de los aforamientos o que se excluya de sus responsabilidades públicas a todo cargo político no en el momento de una imputación, sino cuando «se le abra juicio oral por un delito de corrupción».
Precisamente estas cuestiones sobre regeneración son las firmadas hace una semana por el propio Herrera con el líder autonómico de Ciudadanos para garantizar el apoyo de la formación naranja a su investidura en la votación de hoy.
Aunque abordó la reforma exprés a la que ya se comprometió hace días sobre el Reglamento de las Cortes, no concretó el polémico reparto de los nuevos asientos de la Mesa que, eso sí, aseguró, debe contar «con la presencia de todos los grupos».
Sí se extendió más en una reforma «más amplia y detenida» del reglamento que, entre otras medidas, incluiría aumentar la transparencia sobre la situación patrimonial de los procuradores o la creación de una comisión de peticiones y participación ciudadana.
A mayores desglosó la propuesta de nuevas normas con las que obtener un doble rédito: «Mayor cercanía y eficiencia de los responsables públicos y un mayor control de su actividad».
Entre esta decena de cambios normativos, Herrera, quien aboga por gobernar «desde la centralidad y la moderación», incluyó la reducción de directivos de empresas públicas; nuevas fórmulas para adjudicar contratos menores de la Administración que obliguen a una mayor consulta y justificación; mejoras en el portal de gobierno abierto y la apuesta por el Diálogo Social.
Tras una hora y cuarenta y cuatro minutos de intervención, cerró su discurso a la vez que la puerta a ocupar cualquier otro cargo político que no sea el de presidente de la Junta, tiempo después de las especulaciones sobre su futuro. Por si quedaban dudas, se salió de los papeles que llevaba escritos y pidió la confianza del Hemiciclo para un programa presentado por «alguien que no tiene ningún otro compromiso político superior a Castilla y León».